Si la termino, aquella melodía
que se cuela en las
corrientes del viento...
En dos tornados envueltos
en ternura e inocencia.
Si termino de cantarte las
cerdas de tus sedas se caerán
sobre el cielo como
un manto de sueño.
Seré la cigüeña que volará
sobre tu cuna y
custodiará tus ilusiones.
Mientras tus respiraciones
se hacen calmadas como el
ronroneo de un gato, ahí en
el crepúsculo que se hace
efímero a medida que vas
pasando por mi presente.
Tus pequeñas manos se
acurracaran sobre mi pecho
buscando el calor de un sol,
para sentirte seguro en mi abrazo;
que tu despertar sea
acompañado por la sonrisa de
tu guardiana. Por ser la más
pequeña de las semillas, tu
crecimiento tan delicado.
Debe ser sano, y debo
custodiarte para que en las
tardes no olvides que se te
quiere, que se te arropa
entre pétalos de amapolas.
La sonrillisa de tu juventud
es causante de mis instantes
de calma, la ternura que habita
en tu ser es el instinto de
protección, de búsqueda,
de tus largas horas de curiosidad,
juegos al borde del acantilado,
pero seguro porque mis brazos
te sujetan firmemente.
Si la melodía se apaga
en mi voz dejarás de escucharme,
y dormido te dejaré.
Una vez más la he finalizado,
hoy sólo la anhelo.
Porque hoy te convertiste
en un recuerdo, ahora soy
quien te extraña, ahora soy
yo quien te cuida en la
distancia y no de cerca.