los peores

pollita

Desea el silencio de de mi garganta; porque ya he regresado.

Con mucho gusto mi Pollita, te saluda este fiel enamorado. Ese que tanto odias, al que despediste hace tiempo, con un cariñoso saco de sal. E regresado de viajes largos, como un caprichoso acobardado, me fue sencillo levantarme de la tristeza que sentí al haberme abandonado.

Hace ya tiempo, me acuerdo bien, la mirada descarada de la señorita amada. Fue fiel el querer, de aquel que se cruzo en tu camino, chocando la mirada. Esa señorita que por tres bellos años, me saludo, dando un besó en la mejilla, cuando no se lo pedía. Ella, tu Pollita; fuiste necia siempre deseando verme, mientras este tonto, solo savia despreciarte.

“No soy una buena persona”, bien dije desde el primer día. Ya antes de conocerte, mi alma se nombraba rota, fácil fue tener a cualquier mujer que me gustara. Aun con tal machista habilidad, el pasado de este tonto, me mantenía antipático, a todos los problemas, en odio extendido ante todo humano. Bien te conté el abuso agresivo que desde niño sufrí; bien te conté, como mi inocencia se desvanecía en estudio para defenderme.

Bien recuerdas, esos primeros días Pollita. De conocerme, me buscabas en las fiestas, encontrabas a un tonto que coqueteaba mientras te acercabas. Una vez de esas, fuiste tú la persona que asusto a mi pretendiente. Es de esa, hasta hora, la señal que me libro de mis corajes, para estar con esta señorita. Bien me acuerdo la primera vez que te nombre Pollita, porque así fue como me seguías. Una vez me moleste con lo tonto que soy, vi lo antipática que eres, casi tanto como lo soy yo; eso me asusto, de lastimarte. Ese mismo día me fui a mi casa en rabietas de ira. Mientras me seguías, sin importar cuánto insiera para correrte. Una vez me peleé con alguien más, cercas de ti; con ver tu rostro note tu interés. Fue en cada momento de estrés, adornando tus días, que respondías en rabietas peores que las mías. Rabietas que comprendía. En esos días, Te abrasaba hasta que te quedabas dormida.

Ódiame toda tu vida, no contestes nunca mis llamadas. Yo estaré bien. Porque Pollita, fue en ese momento, en que me lanzaste la bolsa de sal, que mi vida fue nueva mente mía. Sin complacerte, aventuras fueron las que me mataron de ganas, deseando correr a tu ventana, suplicarte de nuevo volver. Esperando que me sometas, me transformes en esa mentira.

Fue hasta pocos años de apartarme, que otra señorita se volvió la pollita. Una joven de mi edad, quien salude en un evento del montón, tenía ella, todo lo hermoso que tu desprecias de ti; tiene esos ojos de enamorada y esa mente repleta de sorpresas. Mas un detalle la vuelve diferente a ti; ella nunca me pidió cambiar. Es claro, a un me amas, mi pollita necia. Pero hoy vengo para dar un sierre a este romance. Solo deseando que te cuides y esperando un día perdones a este tonto, por ser casi tan necio como tú.



#28864 en Otros
#9040 en Relatos cortos
#12137 en Thriller
#6835 en Misterio

En el texto hay: romanse juveni, fantasia, cronologia

Editado: 21.02.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.