Parejas tomadas de la mano mientras recorren la orilla del mar, niños sonriendo mientras construyen castillos de arena, adolescentes compartiendo momentos inolvidables con personas importantes, momentos que tal vez quedaran con ellos siempre. Me pregunto...
¿Algún día llegare a compartir momentos lindos con alguien?
***
Soy Dániel Grey una joven que, a lo largo de mi corta vida, cambie mi manera de ser y de ver las cosas, pero todo esto fue por las experiencias que llegue a tener en algún momento.
Cuando tenía 5 años mis padres se divorciaron por razones que totalmente desconozco. Desde esa edad creo que empezó mi soledad.
Mi madre Loren una mujer muy pura y hermosa, de ojos color avellana y cabello castaño hasta los hombros, tenía una sonrisa que hacía que todo el dolor que llegara a sentir se fuera completamente.
Por otro lado, mi padre Adrien un hombre muy apuesto de ojos y cabello color negro muy oscuro, era una persona muy fría, reservada, tenía una mirada que intimidaba a cualquiera sin importar si era hombre o mujer.
Un año después del divorcio de mis padres, mi madre falleció por cáncer, fue algo muy doloroso que tuve que enfrentar sola, ellos 2 eran la única familia que tenía, nunca conocí familia por parte de ninguno de los 2
Mi padre solo se encargó de pagar por los gastos funerarios. El en ese tiempo ya vivía con una mujer llamada Antonieta, una mujer muy delgada y rubia de ojos azules, una mujer que llamaba mucho la atención.
A pesar de la edad que tenía, ya comprendía que mamá ya no volvería a sonreír nunca más.
Me mude a la casa de mi padre y Antonieta, a ella no le agradaba la idea que llegara a invadir su privacidad, pero en ese entonces solo quería estar cerca de mi padre lo único que me quedaba y a la única persona a la que consideraba familia.
Durante mis años de escuela fui una niña muy centrada en mis estudios mientras niños a mi alrededor solo reían, discutían, y socializaban entre ellos, siempre me vieron como la niña rara, y para ser sincera nunca me importo su opinión.
En segundo año de preparatoria cuando tenía 16 años, conocí a Tomas, era un chico de último año, alto, delgado de ojos verdes, rubio, popular, muy apuesto y llamativo, era exactamente el tipo de persona con la que evitaba relacionarme.
Yo estaba sentada en una de las ultimas bancas, alejada de los ruidos escolares.
Lo mire de reojo por encima del libro que estudiaba.
Pasaron los días y Tomas me saludaba cada que nos encontrábamos por los pasillos de la escuela, saludos que yo solo ignoraba.
Una mañana durante el almuerzo, me encontraba en la misma banca en la que estudiaba, solo recordando unos cuantos momentos lindos con mi madre, momentos que apenas llegaban incompletos, cuando llego Tomas y dijo:
Aquello que dijo me dejo pasmada por un momento ¿Por qué quería saber más de mí? ¿Por qué intentaría hablar con alguien como yo? ¿Por qué? Siempre intenté mantener mi presencia lo más oculto posible, para evitar que personas como Tomas intentaran molestarme ¿Qué fue lo que hice mal?
Lo único que pude contestar fue:
En ese momento mi respiración colapso, ¿Cómo podría gustarle yo a él? Habiendo tantas chicas tras su sombra ¿Por qué yo?
Como pude me puse de pie y le contesté fríamente:
Cuando estaba a punto de irme me tomo del brazo y me acerco hacia él y nuestras miradas se encontraron, el corazón me palpitaba demasiado rápido, era la primera vez que alguien me decía cosas como esa, la primera vez que un chico me acercaba hacia él.
Como pude logre zafarme de él y camine rápidamente hacia los baños, necesitaba irme a casa asimilar todo lo que había dicho y pensar las cosas con la cabeza fría.
Fui a la dirección a pedir un permiso para ir a casa, el cual me lo otorgaron muy rápido, por la conducta y el comportamiento que tenía en la escuela.
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Editado: 29.11.2021