Mi madrastra Antonieta, al pasar los años mejoro su actitud hacia mí, ya no me veía como una molestia, ya no era la señorita caprichosa de veintitantos años, si no la compañera de vida de mi padre pues también se había convertido en alguien que me apoyaba con lo necesario, pues no quería que fuera la sustituta de mi madre y ella tampoco.
Cuando llegue a casa solo estaba Antonieta en la cocina preparando la cena para cuando llegara mi padre.
Ella me vio sorprendida en cuanto entre por la puerta y me pregunto:
Entre a mi habitación deje la mochila a un lado de la puerta, y entre al baño a darme una ducha, después de la ducha me acosté en mi cama y me quede dormida.
Cuando desperté vi que estaba oscureciendo ¿Cuánto tiempo llevaba dormida?
Me asomé al pasillo a ver si mi padre ya había llegado, pero la casa estaba demasiado silenciosa así que supuse que aún no.
Tome mis libretas para hacer mis tareas, pero no podía concentrarme lo suficiente, así que deje de hacerlas, trate de comprender todo aquello que Tomas me había dicho por la mañana.
¿Qué fue todo eso que sentí? Fue la primera vez que el corazón me palpitó de esa forma, ¿acaso siento algo por él?
Me puse enfrente el espejo (cosa que rara vez hacia) y me observé de pies a cabeza, era una chica de 16 años con la tez clara, cabello largo y negro, ojos oscuros, altura media y cuerpo con muy pocas curvas ¿Qué tenia de especial como para que alguien se fijara en mí? No puedo negar que es muy apuesto y conmigo ha sido muy amable y trata por hablar conmigo.
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Editado: 29.11.2021