Al cumplir los seis meses de embarazo, Shin y yo estábamos más y más apegados ya que él ha estado cuidando de mí en todo este tiempo a pesar que en la mayoría del tiempo me siento cansada y con demasiado sueño, reúno las fuerzas necesarias para poder cocinar para él y para él bebe, aunque no negare que disfruto más de la cocina de Shin y al parecer él bebe también prefiere esta ya que se me antoja demasiado comer lo que el prepara. Al parecer lo estamos consintiendo demasiado o eso es lo que nos han dicho, pero vamos, que no solo somos nosotros Sara se la pasa la mayoría del tiempo en nuestra casa y para ser más específicos se la pasa pegada a mi vientre, vamos que si sigue así el pobre bebe quedara traumado de tanto que habla esta chica, aunque creo que Shin y yo estamos igual, compramos un montón de libros infantiles, así que nos turnamos cada noche para leerle alguno, no negare que los hemos estado disfrutando mucho, sé que son para él bebe, pero en ocasiones terminamos adentrándonos demasiado a la historia que no hay quien nos pare, además, él bebe se queda tranquilo cuando lo hacemos así que creo que él también lo disfruta.
En nuestro cuarto aniversario de bodas ya tenía seis meses de embarazo, mi vientre estaba demasiado grande, al principio Shin se negó a que fuéramos a la playa, pero yo quería recorrer los lugares los cuales nos hacían felices, además, también quería disfrutarlos con él bebe, quería que los tres estuviéramos en esos maravillosos lugares, después de todo ya sabía que no podría ir a ellos más. Ayude a Shin con la preparación de la comida, pero después de una hora me comencé a sentir cansada así que este me envió a la cama, aunque la verdad me estaba negando a ello ya que quería seguir allí con él, pero este no lo permitió, así que mejor me fui a la habitación y comencé a leer más historias infantiles, las cuales eran muy interesantes, dejaban grandes enseñanzas a los niños, así que comencé a seleccionar algunas para dejarle de regalo al bebe para que este leyera cuando ya tuviera la edad de hacerlo.
Al llegar a la playa Shin coloco nuestra manta, cuando la vi ahí tendida en la arena no pude evitar sonreír, ya que me recordaba todas las cosas que nos pasó cuando la veía, Shin hizo que me sentara a descansar en ella, lo cual hice por un momento, pero quería caminar en la orilla del mar junto a él, así que se lo pedí y el acepto. Comencé a recitarle un poema al bebe y Shin me acompaño segundos después, al seguir caminando por la orilla del mar pudimos observar un barco, no pude evitar emocionarme así que dije –subámonos- Shin también tuvo la misma idea y terminamos diciéndolo al unísono, ambos solo nos sonreímos y nos acercamos al dueño a preguntarle si nos dejaría dar un paseo en su barco. El dueño acepto, lógicamente él navegaría el barco ya que imagínense si no podemos nadar ahora será poder manejar algo como esto.
Nos subimos al yate y me sorprendió como podía cambiar el paisaje que veíamos en la orilla del mar y ahora estando en medio de él se veía muy diferente, no negare que se veía más precioso aun, gracias a ello en ese momento se sentía que solo éramos nosotros tres en tan maravilloso lugar, lo estábamos disfrutando demasiado que simplemente nos quedamos en silencio, después de todo, no había palabras que pudieran expresar lo maravilloso del lugar y de lo que sentíamos en ese momento. Después de bajar del yate comencé a caminar nuevamente en la orilla del mar, sentí algo que golpeo mi pie, cuando lo vi no pude evitar sonreír e incrédula lo recogí, si era una de las botellas que habíamos lanzado el mar hace tres años, aunque no sabía si era la de Shin o la mía, cruzaba los dedos para que fuera la de Shin, cuando vi que él se estaba acercando a mi decidí esconderla. Vamos, que nunca dije que teníamos que dar a conocer si estas regresaban a nosotros, así que puede quedar como un secreto. Después de ello comenzamos a guardar las cosas y decidimos regresar a casa. Para ser sincera el viaje hizo que me cansara más de lo normal, pero quería pasar más tiempo con Shin después de todo quería seguir disfrutando más y más de él.
Cuando cumplí los siete meses de embarazo decidí decirle a Shin lo que realmente está pasando con mi salud, estaba demasiado nerviosa porque no sabía cómo lo iba tomar, sé que el guardar esta información durante todo este tiempo no fue lo correcto, pero simplemente quería pasar estos meses junto a él sin que tuviera alguna preocupación o que pensara en esto a cada momento, así que tomé todo el valor que pude reunir y se lo dije:
-Shin, para ser sincera no te he dicho algo importante durante este tiempo, sé que soy egoísta, sé que solo pienso en mí en este momento y no sé si podrás perdonarme por esto (para ser sincera no sabía ni como decírselo) pero sabes, hace un mes Matt me convenció de realizar una cita médica, así que después de tanto insistir acepte ir. Para serte sincera no quería saber, por alguna razón yo ya presentía que algo andaba mal conmigo y no lo quería confirmar, pero era mejor salir de dudas de una buena vez-
Shin tomo mi mano suavemente y me sonrió, gracias a ello me armé de valor nuevamente y le dije:
-Según los estudios y bueno, la condición en la que me encuentro también lo confirma, mi cuerpo no podrá resistir el parto, así que prácticamente tenía que elegir si salvar mi vida o la de nuestro bebe, sé que debía de consultarlo contigo pero sabes, no importa que, yo ya había tomado una decisión incluso desde antes de saber los resultados, me dije que fuera lo que fuera él bebe era lo más importante, después de todo sé que ambos no íbamos a poder vivir con nuestra conciencia tranquila si no teníamos al bebe, así que tome la decisión por ambos-
Shin me abrazo fuertemente y pude sentir sus lágrimas cayendo en mi cuello, yo no sabía que más decir, así que lo abrace también fuertemente y mis lágrimas también comenzaron a caer, después de todo sabía que no lo volvería a ver más y eso me hacía que mi pecho doliera, Shin me alejo de sus brazos, me sonrió y comenzó a limpiar mis lágrimas diciéndome: