Los Reinos De Gaia

Capitulo 2: "Ellos Vendrán A Matarte"

—No puede ser, tengo que estar soñando —exclamo sin poder creer lo que está diciéndome la joven desconocida. Me siento en la cama sin saber cómo reaccionar.

—Emily, mi nombre es Lucile. Soy una yakin de fuego, aún en etapa de aprendiz, por eso vivo en el santuario —dice presentándose delante de mí. ¿Una yakin de fuego? Dios, ¿qué es eso? ¿De verdad esto es la vida real?— Aquí nos enseñan a usar el elemento para luchar contra el rey Erebo.

Me quedo estupefacta ante tanta información.

—¿Quién es el rey Erebo? ¿Qué es Gaia? —pregunto, intentando no volverme loca—. Tienes que explicarme porque estoy muy confundida, mi cabeza está a punto de estallar.

—Tienes que estar tranquila, Emily. Debes descansar. Fuiste atacada por las fuerzas malignas de Erebo, por eso estás en este estado de confusión, pero, a medida que pasen las horas, irás recordando —confiesa Lucile, mostrándome una compasión que muy pocos me han demostrado en mi vida.

—No podré estar tranquila hasta no saber dónde estoy. Necesito saberlo —añado, desesperada.

—Está bien, escucha con atención —dice Lucile—. Mi mundo se llama Gaia. Está habitado por seres mágicos llamados yakins. Este se divide en cuatro reinos: el reino del fuego, donde estamos ahora, el reino del agua, el del aire y el de la tierra. Los yakins pasamos toda la vida aprendiendo a manejar el elemento de nuestro reino, y le debemos lealtad al rey supremo que gobierna cada uno de ellos.

—Sigo sin entender por qué estoy aquí… Parece que estoy dentro de una de las novelas de fantasía que me gusta leer. No entiendo nada… pero sigue. ¿Quién es Erebo? ¿Es el rey de alguno de los reinos? —pregunto, intentando escuchar con atención.

—Sí, Emily. Es el rey supremo de la oscuridad, el quinto reino de Gaia. Un reino lleno de maldad, gobernado por el rey Erebo, quien desea tomar el poder de los cinco reinos. Por eso reclutó a los yakins más poderosos de los demás reinos para enseñarles a manejar la oscuridad e invocar demonios, y así destruir lo que es Gaia para que exista un solo reino: el de la oscuridad —añade con tristeza en su voz. Sin dudas, estos seres están sufriendo mucho en manos de ese malvado rey.

—Dios mío, no puedo creer que esto sea cierto —digo sorprendida.

—Lo es, Emily, y quizá tú estés aquí por una razón —confiesa, confundiéndome aún más.

—Tienes que decirme por qué estoy aquí. Quiero regresar a mi mundo… aunque no me espera nadie allí —digo un poco triste.

—¿Acaso no tienes padres? ¿Familia? —pregunta al verme tan angustiada.

—Soy hija única, no tengo hermanos. Mis padres trabajan todo el día, apenas los veo por la noche… solo se preocupan por ellos y nada más —no puedo creer que estoy abriéndole mi corazón a una desconocida.

—Lo siento mucho, Emily, pero aún no puedo decirte nada. Debo hablar con mis superiores. Enseguida regreso.

—Está bien —respondo resignada. Sé que no podré sacarle información a la fuerza.

Cuando Lucile se retira, me pongo de pie y noto que estoy sin mis anteojos. Comienzo a buscarlos por todos lados, ya que sin ellos no puedo ver nada, pero no hay rastros. Sin embargo, lo extraño es que… a pesar de no tenerlos, estoy viendo perfectamente.

De repente descubro un espejo colgado en la pared. Camino hacia él y termino de sorprenderme aún más: mis dientes están perfectamente alineados, como si nunca hubiera llevado esos malditos brackets.

Vuelvo a mirarme y la imagen me devuelve una persona completamente diferente. Mis ojos verdes lucen maravillosos. Mi dentadura perfecta resalta aún más, y mi cabello rojizo y ondulado está suelto y libre, sin ataduras.

No puedo creer lo bonita que me veo. Definitivamente esa persona no soy yo.
Si esto no es un sueño, me estoy volviendo completamente loca.

Pov Yamil

—Mi querido y fiel Yamil, espero que entiendas que esta es una gran oportunidad para ti —exclama el rey Erebo, mirándome a los ojos.

—Así es, mi señor. Usted sabe que le seré fiel hasta el fin de mis días. Le prometo que esa humana morirá en mis manos —confieso, cegado por la maldad y la oscuridad en la que vivo desde hace años, desde que dejé mi reino.

—Yamil, esa humana no puede despertar. Sería el fin de nuestro mundo —añade el rey—. Aún no estoy seguro de que sea la reina suprema, pero si lo es, debe morir antes de que sea demasiado tarde. Si despierta, el reino de la luz resurgirá y acabará con nosotros. Y si eso pasa, el reino de la oscuridad no podrá reinar Gaia. Tienes que ayudarme, mi fiel sirviente.

—Señor, no me diga que esa humana es… —exclamo sorprendido.

—No lo sé, Yamil. Pero es humana, es de otro mundo, así que podría ser la de la profecía… No podemos dejar que despierte sus poderes —gruñe—. De lo contrario, todo terminará.

—Así será, mi rey. Esa humana morirá muy pronto. Déjelo en mis manos.

Soy Yamil, uno de los yakins más poderosos del reino de la oscuridad y uno de los más leales al rey Erebo.

Mi infancia en el reino del agua fue catastrófica.

Mi padre, gran sirviente del rey Njord, fue asesinado junto a mi madre y mi hermano bajo un cargo de traición que jamás se comprobó.

Gracias a que el rey Erebo me cobijó, pude escapar de las garras del rey Njord, convirtiéndome en su sirviente más fiel. Él me enseñó a usar los poderes de la oscuridad e invocar a los demonios más poderosos del infierno.

Por eso tengo un solo propósito en esta vida: asesinar al rey Njord y acabar con el reino del agua.
Para eso, el rey Erebo me dio esta misión tan importante: acabar con la vida de esa humana que apareció en Gaia… aunque sea lo último que haga.

Pov Emily

Estoy sentada en la cama observando la nada cuando escucho que la puerta se abre nuevamente. Entra Lucile, esta vez acompañada de una mujer anciana, que seguro debe ser su abuela. Tiene un rostro sonriente y una ternura que, a pesar de todo lo que estoy viviendo, me trae paz. Eso deben sentir quienes tienen abuelas, pienso. Yo jamás tuve una: los padres de mi papá murieron cuando él era niño y los de mi madre nunca quisieron conocerme.




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