Elena
Habían pasado unos días desde que hablamos sobre la llegada de Gabriela y está todo bien, estos días estuvimos más juntos que antes, dormimos juntos, desayunamos juntos y estaba conforme por cómo iban a las cosas.
Los pasillos de la universidad se veían desolados, todos están en sus clases y yo por quedarme dormida pensando en la dichosa fiesta que se organizará en la mansión Hamilton no pude despertar temprano, además que los chicos habían salido sin avisarme y cuando los llame dijeron que pensaron que yo ya había venido a la universidad, si claro yo viniendo a la universidad más temprano, al llegar suspiré para tocar la puerta, un adelante se escuchó del otro lado, ingrese lentamente disculpándome con el profesor por la tardanza.
Al apartar la mirada del profesor, dirigí mi vista a madison, pero antes de poder llegar a ella en mi camino me encontré con una chica, una pelirroja que me miraba de pies a cabeza con una sonrisa en el rostro, ladeé la cabeza confundida, no sabía que se admitían alumnos en estas épocas del año.
—Tomé asiento señorita Stone—me acerqué a Madison saludándola en un susurro, no quería que me sacarme de la clase por interrumpir de nuevo
Horas después estaba en la cafetería almorzando sola, Madison me había dicho que tenia cosas que hacer en la biblioteca y los chicos tuvieron un compromiso y no asistieron a clases, estaba pensando cuando una mano se posó en mi hombro gire asustada pero al ver de quien se trataba me sorprendí era la misma chica pelirroja de la clase.
—Sí ¿que necesitas? — pregunte amable, quizás quería una amiga, era nueva y por que verd…..
—Debes ser Elena, un gusto soy Gabriela Jones—mi sonrisa se borró tan rápido como aparte su mano de mi hombro, asique ella era Gabriela, la observe de pies a cabeza era hermosa para mi mala suerte, aunque yo lo era más, bueno eso creía yo, cada quien con sus justos.
—¿Y qué quieres? — pregunte mientras dirigía mi mirada de nuevo al plato de comida que estaba en la mesa.
—Solo quería conocerte, los chicos han hablado tanto de ti que tenía curiosidad— respondió mientras tomaba asiento.
—¿Enserio? —Pregunté dejando pasar el hecho de que estaba diciendo que había hablado con ellos, porque sabía de qué se refería a los hermanos Hamilton.
—Si—suspiro—quería saber quién está ocupando mi lugar y por lo que veo los buenos gustos se deterioran con el tiempo— me miraba burlona.
—Escucha bien, ellos están conmigo ahora, así que no temas con nosotros— dije, una carcajada salió de sus labios y mi enojo aumentó.
—Nosotros dices, claro al parecer los quieres mucho y sigues con ellos a pesar de los que hacen y de lo que su familia hace—mi rostro mostró confusión a sus palabras y al parecer lo noto pues soltó uno carcajada.
—No me digas, no lo sabes y dices quererlos y piensas que te quieren cuando ni siquiera sabes que hacen—mencionó sonriendo mientras se levantan, la tome de los brazos.
—¿De qué hablas? —pregunte confundida.
—Averígualo por ti misma Elena—dijo para alejarse de la mesa. Madison llegó junto a mí y al ver mi rostro se acercó preocupada.
—¿Qué paso Elena, que tienes?
—Nada nos vemos después Madison tengo algunas cosas que resolver— mencione para tomar mis cosas y alejarme.
Al llegar a la mansión ahí estaban ellos, me acerque lentamente y los mire en silencio, ellos me miraron confundidos ante mi hecho lo normal era que saltara encima de ellos y los llenara de besos pero ahora de lo único que quería llenarlos eran de golpes.
—Quiero la verdad, ¿la han visto no es así?
—¿De qué hablas Elena?—Ethan estaba confundido ante mí tono y más ante la pregunta.
—De Gabriela, me ha dicho que se vieron, ¿Es verdad? —explique mi pregunté esperando que un no rotundo fuese la respuesta.
—Sí, pero fue para aclarar que entre nosotros ya no podría haber nada—dijo Elliot seguro, pero en sus ojos había algo que no logre identificar.
—¿Que más te dijo? — Erick preguntó un poco nervioso, y esa actitud me alerto.
—¿Qué cosa hacen? ¿Qué hace su familia? ¿A qué se dedica? —los llené de preguntas ,ellos me observaron confundido primero quizás analizando todas las preguntas que hice y cuando al parecer lo comprendieron sus rostros pasaron de confusión a …..nada, sus rostros no expresaban nada y odiaba cuando ocurría eso.
Se observaron entre sí por unos minutos en silencio y ya me estaba hartando tanto misterio y cuando iba a repetir mi pregunta, lo que salió de sus labios me dejo sin habla
—Al narcotráfico—respondieron al unísono.
Y lo único que pude pensar en mi cabeza era MIERDA EN QUE ME METI