Erick
—¿Qué es esto Elena? ¿Qué está pasando aquí? —las palabras apenas salían de mi boca, No comprendía lo que estaba pasando, y mis hermanos estaban igual de confundidos que yo, todos estábamos confundidos.
—Claro que tonto, no lo saben verdad, no crees que ya es momento Isabela, además ni siquiera te salvaron a ti, no hay motivo para ocultarlo más— dijo Williams hacia Elena, ella suspiro y luego asistió, que estaba pasando.
—Al parecer no me aman lo suficiente, sabes Williams que es lo mejor de todo esto que hace unas horas ellos me rogaban para que los perdonará y ahora dejaron que muriera, sí que son unos mentirosos —mencionó Elena observándonos con rencor
—Elena—susurro Ethan
—No digas nada Ethan—lo hizo callar, ladeo la cabeza y observó a los hombres a su alrededor
—Que esperan Suéltenme— cuando las palabras salieron de los labios de Elena ellos la desataron,
—¿Qué está pasando Elena? — preguntó Elliot confundido. ella se levantó de aquel asiento, ignorando a Elliot, para tomar un arma, ¿porque lo hacía?, ¿porque Williams no hacía nada? ¿porque no la detenían?, pero mi cerebro me gritaba la respuesta, y mi corazón se negaba a aceptarla, que ella… ella estaba con él.
—Les contaré una historia, y así entenderán todo, así que pónganse cómodos—dijo mientras caminaba hacia nosotros.
—QUE MIERDA SUCEDE AQUÍ MALDITA PERRA— el grito de Adán hizo detener el andar de Elena y todo sucedió en unos segundos un arma fue disparada, Elena había herido a Adán en el hombro y Gabriela dio un grito, observe a Elena su rostro no mostraba ningún ápice de arrepentimiento.
Narra Ethan
Elena había disparo contra Adán no lo podía creer, mi Elena la chica dulce había disparado contra alguien, realmente no entendía nada porque Williams la llamo Isabela, porque parecía que estaban juntos en esto, Gabriela sollozaba viendo a Adán desangrarse, observe a mis padres, mi madre se encontraba perdida, sus ojos puestos en Elena y mi padre estaba desconcertado.
—Ya me estas cansando Adán, mejor cállate—dijo molesta.
—Bien como decía antes de ser interrumpida, les contaré una historia—dijo mientras le daba el arma a Williams, dio unos pasos hasta quedar en el centro de la sala.
—Hace algunos años había una familia que vivía en paz y tranquilidad en un pequeño pueblo de Italia en una casa hermosa con un jardín trasero lleno de flores, eran muy felices el hombre tenía algunos negocios ilícitos, su familia se había dedicado a ello por generaciones, eran muy poderoso y respetados en todo Europa y el mundo, pero por amor a su esposa y a su familia dejó esos trabajos y se dedicó a otros trabajos más seguros tanto para el como para la familia que quería formar—un suspiro salió de sus labios— renunció a todo el poder que tenía para vivir una vida tranquila y mejor con su amada.
Y lo hizo, se casaron y un tiempo después nació una niña, su pequeño ángel como les decía sus padres— la observe, una pequeña sonrisa nostálgica se formó en su rostro— Aquella niña nació en un hogar lleno de amor y estaba feliz tenía a sus padres con ella no podía pedir nada más, años después la mujer quedó embarazada de nuevo esperando a su segunda hija, si era una niña.
La familia no podía estar más que feliz. Pero la felicidad de ellos era un problema para otros que deseaban el poder que tenían, porque, aunque habían dejado ese mundo el poder jamás se iría.
Y meses después el día tan esperado llegó la niña nacería y luego de horas de incertidumbre una pequeña beba nació, era perfecta, la familia la había esperado por mucho tiempo y al fin la tenían junto a ellos
La primera noche, la beba se quedaría con su mama, y el papá llevaría a su primera hija a la casa y regresarían a la mañana siguiente, la noche transcurría con normalidad hasta que el llanto de la bebé la despertó y los vio, unos hombres ingresaron al cuarto y ejecutaron a aquella mujer con el bebé entre brazos, la mataron.
Años después esos mismos hombres que habían mandado a matar a su esposa llegaron por ellos, por él y por sus hijas haber escapado y huido de su pasado no funcionó.
Y aquel hombre lucho con todas sus fuerzas, pero todo fue en vano herido y muriendo lentamente fue testigo de cómo golpeaban y violaban a sus pequeñas hijas.
Al final habían ejecutado a aquel hombre frente a sus hijas, para luego hacer lo mismo con aquellas niñas tiradas, golpeadas y violadas que se encontraba en el suelo—Elena terminó de contar aquella historia observando a los ojos a mi padre.
—¿Porque estas contando todo esto Elena? No lo entiendo —pregunte.
—Quiero que digas sus nombres, ¿conoces la historia no es así? — ella me ignoro completamente acercándose a mi padre con furia, ella lo tomó del rostro enterrando sus uñas en sus mejillas haciéndolo sangrar.
—No…, no lo sé— un golpe fue directo a su rostro, la sangre salpicaba su camisa
—DILO—grito Elena furiosa, mientras enteraba aún más sus uñas.
—La familia Lombardo—grito mi padre preso del dolor que le proporcionaba Elena, los Lombardo pero que tenía que ver Elena en esto.
“Isabela” me recordó una vocecita en mi cabeza.
—Así es Arturo Lombardo, Inés Lombardo y sus hijas Ana e Isabela Lombardo—nombro Elena—Pero cometiste un error Elías. Una de las niñas no murió.
—¡QUE! —mi padre exclamó con nerviosismo.
—Así es— mencionó Elena para alegarse de el.
—Y es momento de que me presente adecuadamente— dijo para observarnos con un brillo extraño en sus ojos.
—Isabela Lombardo es un placer—mencionó sonriendo, con aquellas sonrisas que siempre nos daba.