Capítulo 2: Los "asaltantes"
—¿Aly? —me llama Jade sacándome de mi ensimismamiento.
No le respondo e ingreso al salón evitando la mirada de ojos azules, tomo asiento en uno de los puestos que se encuentran al final y Jade me observa desde la entrada como si estuviese loca.
Mi amiga toma asiento junto a ojos azules ya que ese es su puesto, comienza a hablar con él como si fueran amigos de toda la vida y de pronto ambos me miran.
¿Por qué estoy tan nerviosa?
Cuando menos lo espero, el susodicho se levanta y camina hacia mí, no sé hacia donde mirar, ni como ponerme. Hasta que se posa frente a mí, sonriendo amablemente.
—Tu amiga me ha dicho que ese es tu puesto usualmente y que se va a morir si no te sientas junto a ella, así que ve —me explica.
Me levanto en cámara lenta, exigiéndole a mi boca que diga algo pero parece que mi cerebro se ha tomado unas vacaciones.
Vamos, di algo Alya.
—Gracias —respondo seria. Él suelta una risita encantadora.
—Creí que eras muda —no me molesto en responderle y camino hacia el puesto que me ha devuelto.
En cuanto me siento, observo de soslayo como Jade tiene una sonrisa macabra en su rostro. Va a molestarme, lo sé.
—Uyyy, parece que a alguien le gusta el chico de intercambio, ¿viste como te pusiste? Usualmente tienes cara de culo, pero parecía que te ibas a desmayar frente a él y... —la interrumpo.
—Cállate, no quiero hablar más del tema.
No me refuta pues el maestro ingresa y yo paso de sentir nervios, a sentir coraje.
¿Por qué me puse tan nerviosa?
Nunca me había afectado la presencia de una persona en mi vida, pero este chico no sé... es muy amable, demasiado para mi gusto y sus ojos tienen algo. Es imposible que una persona que ni siquiera he visto en mi vida me haga sentir... rara. De seguro no es nada, hoy he tenido una mañana intensa, lo más probable es que este un poco estresada.
Las horas de clase avanzan, Jade me sigue hablando de la dichosa fiesta que quiere hacer y se sigue burlando por lo que pasó hace rato, aun me siento un poco tensa por como me sentí. Tenemos nuestra hora de descanso y Jade se cuelga de mi brazo para ir a la cafetería.
—Tu hermano cada día está más bueno —suspira mi amiga y yo ruedo los ojos.
—¿Cuál de los dos?
—Deneb, obviamente —nos vamos acercando hacia la mesa en la que se encuentran los gemelos.
—Pero si son lo mismo.
—¿Qué son lo mismo? —pregunta el mencionado en cuanto tomamos asiento junto a ellos.
—Nada —respondo sin darle mucha importancia. Saco mi teléfono para distraerme un poco.
—Jade, pero si estas muy guapa —la alaga Deneb y esta se sonroja.
Mujeres.
Se tiene que ser muy estúpida para caer en los encantos de Deneb, las chicas se enamoran sin saber que él lo único que quiere es follarlas y desaparecer del mapa.
—¿Me ayudan a secuestrar a Aly este fin de semana? —pregunta Jade. Ambos se interesan en lo que mi amiga tiene para decir.
—Con gusto —responde Deimos y sé a lo que se refiere.
—Que gracioso —espeto.
—Y ¿Por qué se supone que debemos secuestrar a nuestra hermana? —pregunta Deneb con curiosidad.
—Porque le organizaré la fiesta del siglo —mi hermano sonríe satisfecho y quiero borrarle esa expresión de la cara de un buen puñetazo. Él sabe que no podemos exponernos a eventos sociales, porque nos están buscando, aunque a él esa regla le importa un pepino.
Parece que entiende la mirada que le dedico y trata de hacer desistir a mi amiga.
—No creo que a nuestros padres... les guste la idea, sabes que no son de fiestas y... —Jade lo interrumpe.
—Oh no, tu tampoco me vas a dañar mis planes, aunque tú y tu hermana me digan que no, hablaré con el señor y la señora S, mi rubia nunca ha tenido una fiesta memorable, así que yo se la voy a dar —impone ella y nos quedamos un tanto sorprendidos por la seguridad con la que lo dice.
>> Miren, ahí va el novio de Aly, también lo voy a invitar.
Mis hermanos giran la cabeza como el Exorcista, Deneb suelta una carcajada mientras Deimos esboza una pequeña sonrisa.
—No me digas que al bonito le gustan las mudas —se burla mi hermano y Jade no entiende.
—Antes de... lo que pasó en el salón, nos lo topamos en la entrada porque estaba recogiendo unas firmas y no pude... hablar —le explico a mi mejor amiga, esta forma una "o" con su boca.
—¡Por eso te pusiste pálida cuando se te acercó! Ahora todo tiene sentido.
—¿Cómo que se le acercó? —pregunta Deneb. Me encantaría tener el superpoder de hacerlo callar.
—Si, también está estudiando derecho, es un muchacho de intercambio —le cuenta Jade como si yo no estuviese presente.
—¿Y cómo se llama?
—Jonathan.
Jonathan.
Ojos azules se llama Jonathan.
—Quién lo diría, a Aly le gusta el de intercambio.
—No si lo mato primero —murmuro más para mí misma.
—No dejes que vea lo que en realidad eres, Aly —comenta Deimos adaptando ese aura sombría que lo caracteriza.
Sé a lo que se refiere, pero yo no soy él y el error que cometió es algo que no puede volver a repetirse.
—¿A qué se refiere? —pregunta Jade un tanto desconcertada.
—Nada, es mejor que nos vallamos —la tomo del brazo levantándola junto a mí. La conversación estaba tomando rumbos que no debía.
—Oye, yo quería seguir conversando con ellos —se queja Jade, pero yo sigo caminando.
Tomamos asiento en uno de los banquitos y nos quedamos allí hasta que empiece nuestra próxima clase, compartimos la mayoría de ellas, unas tres son en las que no coincidimos.
Termina nuestra hora de descanso y la jornada transcurre de lo más normal, me gusta mi carrera, aunque es un poco irónico que una asesina serial quiera ser abogada, pero como dice Barbie: Puedes ser lo que quieras ser.