Los Sallow [sangre Oscura #1]

Capítulo 28

Capítulo 28: Primera jugada.

Londres, Reino Unido.

Sede de la FDIS.

[2 de Marzo del 2016, miércoles]

*Louis Smith*

Bajo de la avioneta junto al capitán Sánchez, la fría ciudad de Londres nos recibe con una leve nevada. Los soldados corren de aquí para allá, movilizando el armamento y los implementos que necesitaremos para nuestra corta estadía.

Nuestro próximo destino: Abalee.

Avanzamos hacia las enormes puertas de hormigón que nos dan paso al interior del búnker, caminamos varios metros por el angosto pasillo de paredes rocosas que desemboca en la sala de controles.

Varios de los ingenieros se encuentran tecleando a velocidad frente a sus computadoras, ante nosotros se cierne la enorme pantalla que nos da la imagen nítida del edificio Powell.

La guarida de Daniel Sallow.

Tardamos semanas en dar con ella, pero lo conseguimos. Además, el rehén nos ha brindado información muy valiosa.

—Mi capitán, el hombre despertó —me informa el soldado al mando de la sala de controles.

Asiento y hago un ademán con la mano para que Sánchez me siga. Vamos hacia una de las puertas laterales que dan a las salas de interrogación, cruzamos el largo pasillo hasta dar con la puerta correspondiente.

Al abrirla, lo primero que veo es al hombre de tez morena encadenado de pies y manos a una silla. No deja de mover la cabeza frenéticamente analizando su entorno, lo que es entendible ya que antes no estaba en esta habitación.

—Por favor ya no me hagan daño —lloriquea mientras empieza a forcejear. El moretón en su ojo derecho es alarmante y la herida en su pómulo no deja de sangrar.

—Nadie te hará daño si colaboras —agarro una de las sillas ubicándola frente a él y tomo asiento. El capitán Sanchez se mantiene cerca de la puerta—. Vamos Jaime, sé que puedes decirnos más.

—Pero ya les dije todo lo que sé —me volteo hacia Sánchez y asiento con la cabeza. Sale de la habitación sin que se lo explique, sabe lo que debe hacer.

—No lo creo y por eso, te voy a ayudar a recordar —varios soldados ingresan, trayendo consigo el generador eléctrico junto al galón de agua.

El hombre empieza a gritar desgarradoramente porque sabe lo que sigue. Con ayuda de uno de los soldados, empinamos el galón sobre el rehén, mojándolo por completo. Los otros no tardan en encender la máquina y alistar las pinzas.

—¡No por favor! ¡Les juro que no sé nada más! —berrea sin dejar de moverse, me apresuro a ubicar las pinzas en las patas de la silla metálica y doy la orden para que suelten la primera descarga.

Jaime se retuerce de dolor gracias a la electricidad que lo recorre de pies a cabeza, suelta alaridos agudos mientras se orina encima debido a la potencia de la descarga. Pido que paren y esta vez voy por la carpeta que está sobre la mesa.

Llevamos días torturandolo, ha soltado cosas bastante relevantes acerca de la familia Sallow. Las extrañas salidas en la madrugada, el que parezca que siempre vienen de la guerra y la cantidad absurda de dinero que se manejan con trabajos comunes.

Saco la foto de Darcy Sallow para que la vea, el pobre respira con dificultad y no deja de llorar, pero seguiré haciendo esto hasta que no me diga lo que necesito escuchar.

—Este hombre, ¿Lo has visto? —asiente frenéticamente—. ¿Cuándo?

—Hace… mese-ses —tartamudea.

—Fecha exacta.

—No lo re-recuerdo —pido que activen la máquina nuevamente, esta vez en la máxima potencia.

Suelta gritos ensordecedores, ya empieza a oler a carne quemada.

—¡En octubre! ¡Octubre! —alcanzo a escuchar en medio de los gritos. Ordeno que paren.

—¿Y no han vuelto? —niega—. ¿Seguro?

—Se lo juro, por favor ya no más —chilla y procedo a mostrarle las fotos de los hijos.

—¿Iba acompañado de ellos? —asiente débilmente—. ¿Y ella?

Le muestro la foto de la menor de los Sallow y se la queda viendo por varios segundos.

—No, ella no es-estaba —confiesa confirmando que la información del infiltrado es verídica.

Nos divertiremos mucho con la pequeña Adhara.

Pero primero los vamos a desestabilizar.

—Señor, la familia ha abandonado el edificio —el soldado al mando de la sala de controles ingresa, informando lo que tanto ansiaba escuchar.

Dejo a Jaime de lado y enfoco mi vista en el hombre que mantiene la postura militar.

—¿Ubicaron los explosivos?

—Sí señor.

—Listo, vuelen el edificio —la cara del soldado de contrae en una mueca de consternación.

—Señor, hay civiles dentro… —levanto la mano para que se calle.

—¿Eres sordo?, vuelen el edificio, ¡Ahora!

—Sí mi capitán —desaparece por la puerta y regreso mi atención a los soldados dentro de la habitación.

—Llevenlo a la enfermería —demando antes de abandonar la estancia.

Avanzo por el pasillo iluminado por la débil luz que desprende el único foco, paso varias puertas hasta dar con mi despacho temporal. Luego de tomar asiento detrás del escritorio, por el intercomunicador, pido que el comandante Cooper y el capitán Sánchez se hagan presentes en mi oficina de inmediato.

No tardan en llegar, dedicándome el debido saludo militar y les pido que ocupen los asientos vacíos del otro lado del escritorio.

—Bien, llegó la hora de poner el plan en marcha —saco la carpeta que tengo en uno de los cajones y la mantengo bajo mis manos—. Los Sallow Ishida no tardarán en ponerse en contacto con la familia de Abalee y lo más seguro es que uno de ellos viaje hacia acá —tomo la foto del eslabón principal de la familia—, Darcy, para ser más exactos.

—Y ahí es cuando viajaremos a Abalee —concluye el comandante Cooper. Asiento.

Mientras Darcy auxilie a su hermano, descuidará a su familia y tendremos la oportunidad de cobrarnos una de las tantas que nos han hecho.



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En el texto hay: romance, accion, accion drama

Editado: 12.06.2021

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