CAPITULO I
01/01/1996
Era año nuevo y en la aldea sujiyana todos celebraban, había comida de diferentes clases, los hombres se encargaban de la recolecta de frutas, verduras y la caza, y las mujeres de mantener el orden y preparar la comida. Pero había una joven, la más hermosa de la aldea, tenía el sueño de encontrar al amor de su vida, ella se llamaba Amaral, su cuerpo era de piel morena, con unas semi curvas pronunciadas, no tanto pero se podían apreciar de tal manera, un cabello largo color marrón oscuro y unos ojos marrones intenso, todas las aldeanas querían ser como ella, ya que llamaba la atención de muchos en el pueblo sujiyano.
Amaral te he dicho que no me dejes sola, sabes que tu papa me mando a cuidarte- dijo su mejor amiga Kira.
Ay no seas tan dramática, apenas me moví unos pasos de ti-. Bufe un poco molesta. Pues Kira a veces exageraba mucho, pero aun así la quería como una hermana, ha estado para mí en muchas ocasiones difíciles.
--¿Ves aquel joven que está cerca del banquete Ki?--. he estado observando a todos los aldeanos y solo uno me llamo la atención, pues por su físico no pertenecía a nuestra aldea.
--¿No me digas que te ha llamado la atención ami?--. me dijo ella, y solo ella me llamaba ami me puso ese sobrenombre de cariño ya que le gustaba nombres cortos, como pueden ver el de ella es kira.
--Si me ha llamado la atención, iré acercarme y por favor no te pongas dramática, estamos en el mismo banquete y no pasara nada--. Dije yo, pues ya sabía que iba armarme un drama si me alejaba mucho.
Antes de que dijera algo, salí rápido de su vista, pues no quería que me detuviera con sus palabras. Y me fui acercando lentamente al joven, no quería que notara que estaba observándolo, se encontraba hablando con dos personas más pero sé que ellos no pertenecían aquí, de eso si estaba segura.
¡Y como rayos me acerco a él! Pensé yo, no puedo parecer una anormal queriendo conocer al chico más bello de todos, pues no definitivamente no puedo parecer una tonta. Piensa Amaral, piensa.
¡De repente chocamos! Por la Diosa luna, me has salvado.
--Hola, disculpa no te vi--. Me dijo él, y quede contemplando sus ojitos por un segundo, eran de un verde guama con algunos tonos pequeños grises, y si eran los ojos más hermosos que había visto.