CAPITULO 7
02-03-2018
Otra vez la alarma, y esta vez me levante apagarla de inmediato, amanecí con un aura tranquilo, aprendí la lección ¡no decir mentiras!, por lo que todo estaba bien con mi papa, el cómo alpha es muy serio, su personalidad y carácter es mucho más dominante, pero cuando se trata de estar con sus hijos es todo un padre cariñoso y ejemplar, quiero ser como él cuando me toque mi turno de se alpha en la manada. Cuando se trata de genes reales, el alpha asciende su mandato al primogénito, si llegase a tener un segundo hijo, entonces el primogénito pasa su ascenso de mandato a su hermano una vez que haya cumplido sus años como alpha y así sucesivamente. Lo encantador de ser un lobo es que puedes cumplir muchos años y verte joven, nuestra apariencia cambia después de cierto tiempo, pero para eso tiene que pasar años.
Me levante y fui en dirección al baño, era más o menos amplio, tenía una tina junto con la regadera, el retrete estaba a la derecha y le seguía el lavamanos con un gran espejo a la vista, el piso era de mármol beige, las paredes se tornaban de una pintura que reflejaba una loba solitaria aullando a la luna, de manera que pudiera apreciar la bella imagen desde la tina o del espejo cuando me visualizaba.
Me aliste y me puse el uniforme, la camisa es blanca de mangas cortas un poco mas abajo de los hombros y al final tiene rayas azul marino oscuro, en el centro un lazo pequeño color rojo, la falda era corta, pero no dejaba ver más allá, azul marino oscuro y unas medias pantys negras y gruesa que van ajustadas un poco más arriba de las rodillas, y unos súper tacones blancos y se amarraba alrededor de mi tobillo, me dejaba a una estatura que me encantaba.
¡Estoy lista!
Baje a la cocina y todos estaban desayunando en el comedor, nuestra cocina era amplia, con muchos estantes en la pared donde estaban colocados las cosas de cocina, su mesón era color blanco que por cierto era largo, en su centro una pequeña isla que servía para colocar las frutas, algún dulce, o comer ya que a los alrededores se encontraban unos banquetes color negro. Y un poco mas allá se hallaba el comedor, una mesa larga y amplia con 6 sillas a los lados y dos al frente.
-Que bella mi niñita- me recibió un padre muy feliz y me dio un besito en la mejilla en forma de saludo.
-Gracias papa- dije sentándome, quedando frente a mis hermanos que estaban uno al lado del otro.