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ARANZA
Mi papa me hizo sentir feliz al decirme que íbamos hacer pastel, por lo que decidí que hiciéramos una torta de limón, y tenía en mente sorprenderlo con mis decoraciones y el uso de mis mangas.
--¡Papa! Bate bien la mezcla—empezamos a reír, mi padre era pésimo en la cocina.
-- ¡Ay! Hija sabes que lo mío no es la cocina— me dio un besito en la frente.
Probé un poquito de la mezcla con mi dedo, y vaya que ha quedado bien. –Ahora si papa, a hornear—dije agarrando la bandeja y colocarla en el horno, puse la temperatura adecuada y solo quedaba esperar, ya tenía todo listo para decorar.
Mientras esperábamos, mi papa lavaba todo los corotos sucios y mi nana se unió a la reunión pastelera y ella era la que colocaba todo en su lugar mientras yo secaba. Quería comentarle acerca de lo que me estaba pasando pero dada la situación no quería que se arruinara, mi papa siempre estaba en su despacho y merecía un ambiente fuera de trabajo, y bueno también fuera de preocupaciones.
--Salió el pastel—lo saque del horno y camine hacia el mesón donde todo estaba listo para decorar.
--Este pastel aparte de sabroso, quedara bello.. bello —dijo un padre feliz, me ayudaba con los últimos retoques, entre risas disfrutábamos del ambiente. Mi nana tenia la cena lista por lo que mi pastel era el postre, se que a mis hermanos les va a encantar lo que hicimos.
Ayudaba a mi nana a poner la comida en el comedor para cuando mis hermanos llegaran, sentarnos a comer en familia, entre risas mi nana y yo colocando todo en su lugar, nos decíamos chistes malos.
--Y listo, el ultimo acá en su lugar—dije colocando el ultimo plato en la mesa –Nanita bella aun no saques el pastel, es una sorpresa para los gruñones— rio por lo que dije. Se fue a la cocina y yo quede acomodando los últimos retoques en la mesa.