Mi padre aparto a alexter y ahora quien me tenía en sus brazos era él. Alex ayudaba a vendarme la mano, ni siquiera sentía el ardor del alcohol.
--Mi niña, háblame ¿Qué paso?— me preguntaba mi papa preocupado, podía sentirlo.
-- No sé que me pasa, o porque veo cosas dolorosas— empecé apenas hablar. Estaba solo la familia Real en la habitación, Lorena se acercaba, pude abrir los ojos, pero ahora quien veo es la mujer que es gemela de ella, y con un movimiento de su mano, cierra la puerta de golpe. Todos observaron la puerta y alexter fue abrir, y Lorena entra sorprendida observándome.
Se acerca a mí de manera veloz, se me agita la respiración, --Nadie puede saber lo que ves, ella no— y desaparece de la nada.
--Aranza, hija por favor dime- abrazo fuerte a mi papa.
--No recuerdo nada papa— es lo único que digo.
--¿Pero me acabas de decir que…? – lo interrumpí.
--No recuerdo nada papa, lo siento—y entro en llanto, si esa mujer dijo que Lorena no podía escuchar es porque algo hay en ella que no debe saber de mi.
Me vendaron mi mano, no fue mucho la cortada pero para que no se infectara me la curaron, me acosté y después de esa visión no podía agarrar el sueño, tenía miedo de volver a soñarlo o sentirlo, estaba acostada de lado con mi cabeza apoyada en la almohada, triste, mis lágrimas no dejaban de salir.
--Voy hacer una llamada hijita y ahora vuelvo—mi papa se fue, mi nana me fue a preparar un tesito para relajarme y así agarrar el sueño.
--Quédate conmigo— le digo a alexter, extendiéndole la mano hacia a mí, no me importo si se vio como algo más que hermanos, quería su presencia.
Stef observa y entiende perfectamente la atracción que tenemos, pues como dije antes, entre los tres no hay secretos. La única que desconocía mi atracción por él, era Lorena.
--Ven Lorena, dejémosla descansar—Levanta a Lorena del borde de mi cama en dirección a la salida.
--Descansa Lorena, me quedare aquí—se despidió de ella de un besito en la frente.