II:
El brindis con el demonio.
Agosto 1: Una semana después del asesinato a Howard Johnson.
Una semana había pasado sin relevancia, no había nada concreto, ni siquiera algún sospechoso.
6:40 AM
Al levantarse Simpson después de vestirse para ir al trabajo, calentó en su microondas una pizza chedar que había pedido dos días antes y que ya estaba congelada en su nevera. Le dio un mordisco, dudoso y no pudo seguir degustándola, ya que tocaron a su puerta.
Él abrió y apareció ante sus ojos la joven reportera del News Portland que siempre veía en televisión, ahora en su casa con algunos camarógrafos y todos sus implementos de grabación.
—Buenos días, detective Simpson soy...
—Elise Kershaw la hermosa… —Dijo él interrumpiendo a la periodista, el encanto que sentía por ella era inevitable y sus ojos vacilaron de incredulidad, pero pudo seguir hablando—. Reportera del News Portland.
—Sí, soy yo detective ¿Podría darme unos minutos de su tiempo para una entrevista? —Dijo ella y sonrío, estaba levemente enrojecida por el alago.
—No —.Replicó él con voz firme y rústica, mientras pasaba entre ella y sus camarógrafos fácilmente. Aunque estaba embelesado siguió su camino, porque no quería lidiar con un revuelo público.
Elise le miró mientras caminaba y una chispeante llama de atracción se encendió al ver aquel hombre en su movimiento, dejándole extasiada por unos segundos que bastaron para soñar un poco.
7: 00 AM
Simpson encendió su auto y se fue a trabajar, al llegar, a las afueras de las oficinas estaban muchos camarógrafos y periodistas de diferentes televisoras de todo el estado de Oregón tratando de entrevistar a Herstensin. Al ver que él entraba todos ellos se giraron y le lanzaron muchas preguntas.
—Detective Simpson ¿El asesinato de Martin Lessens tiene relación con el de Howard Johnson? —Fue la pregunta que resonó en la sala.
— ¡Aún no lo sabemos pero estamos en ello! —Respondió Marcus toscamente e irritado, pues el caso comenzaba a tener relevancia en el estado.
— ¡Claro, se supone que están en eso tú y tus ineptos subordinados! —Exclamó una voz bestialmente fuerte y revulsiva.
Todos los periodistas se voltearon a mirar de quien era esa voz y era William Mendes el dueño de Freaky Maki una mediana industria de ropa con tiendas Manhattan, California, Indiana, Boston y Oregón .
— ¡Señores y señoras yo declarare cuando tenga más información! —Gritó Simpson irritado por el comentario, mientras pasaba violentamente entre ellos y les cerraba la puerta en las caras.
Mendes caminó entre todos los periodistas sin dificultad alguna, por alguna razón a ninguno se le ocurría preguntarle nada. Luego abrió las puertas de la comisaria con una serenidad íntegra.
Herstensin, Rend, Heston y Simpson le miraron con aborrecimiento al mismo tiempo, algo que posiblemente no se volvería a repetir.
— ¿Por qué tanto odio? —Preguntó con ironía William y los miró a todos esperando que dijeran algo y como nadie respondió siguió hablando—. Bueno sí, yo sé que me odian, pero necesito la ayuda de… —, se calló y no termino la frase, en otras circunstancias ellos le hubieran prestado atención pero no fue así, no les interesaba en lo absoluto lo que él dijera y siguieron en lo suyo. Él se acercó a Simpson y le coloco la mano en el hombro—. Necesito tu ayuda Marcus —.Dijo con un susurro para que nadie más escuchara.
Simpson se giró hacia él, le golpeo la muñeca con dureza para que la quitara de su hombro y lo miro con desprecio.
—Por favor salgamos de aquí para poder hablar —. Añadió Mendes y el detective sin decirle nada le siguió, los periodistas por alguna razón se habían ido.
— ¿Qué quieres? —Pregunto Marcus sin siquiera mirarle a la cara.
—Tú ayuda y no la quiero. ¡La necesito!
— ¡¿En qué va a necesitar mi ayuda un bastardo como tú?!
—Escúchame sé que no soy un santo. Pero creo que me siguen y temo por mi vida —, la voz de Mendes comenzó a tener un tono nervioso y en sus ojos se reflejó el miedo.
— ¿Por qué lo dices? —Preguntó Marcus con verdadero interés, al notar que este hombre tan escrupuloso reflejaba miedo.
—Vivo en una intranquilidad constante, siento una presencia que siempre está conmigo y ya sé que esa asesina ha vuelto a actuar y ella siempre busca hombres de mí calaña y tengo miedo —, sus ojos se perdieron en la infinidad y al volver en sí, dijo perturbado—. ¡Voy a morir, si no me ayudas!
— ¿Quién crees que te persigue? —Replicó con una pregunta el detective, tratando de encontrar una respuesta a ese miedo, que para él era irracional.
— ¡Heston tú subordinado!
Marcus le miró con indignación y de nuevo le tiró esa mirada de odio que al principio había lanzado.
— ¡Ay, por favor! —Exclamo bufándose —. Chris no es capaz de hacer algo tan perturbador. No, en este momento.
—Créeme Simpson —.Sus ojos volvieron a reflejar ese miedo irracional— ¡Por favor! —Y su exclamación fue como la de un niño con la ansiedad pensar que hay un monstro debajo de su cama.
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Editado: 12.01.2023