Los Samaritanos de Satán

Los Ritos: III. Seleni

Han pasado tres horas desde que estuve en la estación de policía, me he enterado de la lamentable muerte de la hija del electo alcalde Diego Laurent, además hemos estado revisando el cuerpo de la joven que murió y no hay nada fuera de lo común, por lo cual se le determinara como un suicidio.

Aunque hay cosas que no me cuadran y aún no hemos comenzado las investigaciones autónomas que pidió que hiciéramos Nunes ya sabemos que la difunta se llama Marivel Monsalve, edad 27 años,  que vivía en una de las comunidades campestres del municipio y que no tiene descendencia alguna. Por otro lado el cuerpo de Marrisa lo hemos embalsamado y será entregado hoy a la familia.

Johanna, Bernie y yo acompañaremos al cuerpo funerario a hacer la entrega de los cuerpos y luego a dar una rueda de prensa referente a los casos. Hemos tomado esa responsabilidad, aunque esos anuncios debería hacerlos la policía pero Nunes ha reiterado que no confía en ellos y yo sinceramente estoy de acuerdo con él.

Han llegado los trabajadores del único servicio funerario del municipio, ya que aquí no habían ocurrido tantas muertes por lo cual nunca fue necesario tener otra institución de esa índole.

—Buenas tardes, señores y a usted señorita —, dice uno de los hombres que se baja de la camioneta, es un hombre un poco flaco, de cabello corto y una figura levemente descuidada.

—Buenas tardes —, respondimos los tres.

— ¿Quién es usted? —Preguntó Nunes.

—Soy Tyron González un gusto —, dijo pausándose y estirando la mano a cada uno cortésmente para saludarnos y luego seguir hablando—, dueño de la Institución Funeraria Vida-Muerte; he tenido que venir personalmente con uno de mis hermanos y dos trabajadores más, ya que nuestro servicio está saturado pues somos un equipo pequeño.

—Pero solo hay tres personas difuntas que deben trasladar y preparar sus velatorios ¿Por qué están saturados? —Pregunte confundido.

—Se equivoca joven, ha muerto una persona más, mejor dicho se ha suicidado de forma atroz el doctor Alberto Seleni en el hospital central, enfrente de una enfermera y del alcalde—. Informa el señor y todos estamos consternados mirándonos las caras y noto que Bernie está al parecer en shock su cara ahora es palida.

— ¿Está bromeando cierto? —Preguntó Nunes con voz suave y los ojos aguados.

—No, no bromearía con algo así —, comento el señor González.

—Discúlpenme, no lo puedo creer denme un momento —, dijo Nunes mientras entraba llorando de nuevo a las oficinas.

Todos nos miramos de nuevo las caras, sin entender en lo absoluto porque Bernie estaba llorando.

—Denme un momento, por favor —, les dije a González y Johanna para entrar de nuevo a la institución y seguidamente uno de los jóvenes del cuerpo se acercó a mí.

— ¿Albert por qué el jefe llora? —Preguntó.

—No lo sé, eso es lo que quiero averiguar ¿No sabes dónde está? —Pregunte mientras seguía caminando y el joven caminaba a mi lado.

 —Está en su oficina —, informó y se retiró cuando llegue a la puerta de la oficina de Nunes.

Estaba cerrada pero yo arriesgadamente la abrí sin permiso alguno. Bernie tenía su cabeza recostada en su mesilla, pero a sentir mis pasos subió la cara para ver quién era y cuando noto mi presencia se secó rápidamente las lágrimas que corrían por sus mejillas.

— ¿Qué quiere Eneli? —Preguntó molesto mirándome con odio.

—Quiero saber que ocurre —, exprese con calma.

— ¡Qué le importa a usted lo que yo sienta! —Respondió con un grito de rabia que me molestó, pero me contuve.

— ¿Por qué siempre es tan arrogante, tan frio? ¿Por qué no se deja ayudar? —Pregunte con una mirada punzante.

¡De verdad no puedo entender su odiosidad!

— Yo... —, hizo una pausa y tomo aire— ...estoy acostumbrado a ser conocido por ser arrogante, frío, idiota hasta se ha dicho que soy una persona detestable y eso me hiere pero ya he forjado mi personalidad a partir de esas ideas y creo que ya es muy tarde para mejorar, pero siempre he querido cambiar ese pensamiento ante las personas —, dijo con tristeza, denotando su quebranto algo que me sorprende y sinceramente estoy apenado pues he conocido al ser humano detrás de esa detestable persona que creía que era Bernie.

—Estoy asombrado y aunque nunca hemos tenido una buena relación estoy dispuesto a ayudarlo a cambiar esa perspectiva de las personas por usted —, exprese de forma honesta estirándole la mano como manera de demostrarle que eran sinceras mis palabras y él la recibió cálidamente.

—Gracias. Creo que nos hemos desviado del tema, vienes para saber qué relación tenía yo con el doctor Seleni ¿Verdad? —Preguntó.

—Está usted en lo correcto.

—Era la única persona que sabía del paradero del amor de mi vida y de mi hijo, a quienes siempre he tratado de encontrar —, sorprendido quise abstenerme de preguntar pero no pude.

— ¿Cómo se llama el amor de su vida?

— Annel, Annel Seleni —, el nombre es el mismo de mi madre pero nuestro apellido es Eneli por lo cual no creo que sea ella de quien Bernie habla.

— ¿Qué sabe de ella?—Pregunte con curiosidad, verdaderamente interesado.

—Sé que luego de irme a estudiar a Inglaterra ella tuvo a nuestro hijo, algo que ella me oculto y que supe hace poco, también me enteré que el hoy en día tiene 25 años de edad. Que se cambió de apellido pero que utilizo las mismas letras de su anterior, y nada más —. Esto es demasiado raro y voy a decirle que me dé una descripción, pero nos interrumpe Johanna.

—Debemos irnos, se hace tarde —, nos informa y Nunes y yo nos levantamos  dejando la conversación sin terminar

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He vomitado varias veces, creo que necesitare terapia porque presencie desde el principio hasta el final todo lo que ese hombre se hacía. Cuando llegó la ayuda que había pedido la enfermera ya era demasiado tarde, pues Seleni se había hecho tres perforaciones que fueron suficientes para matarle. Y yo estuve allí.




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