Me sentía extrañamente llena de confianza. Ya habíamos enfrentado a Equidna ¿Qué podía ser peor que eso? Nada y menos algunas hormigas gigantes horribles.
Pero la realidad es que no esperaba que estuviera tan caliente dentro de la cueva. En las películas siempre había humedad en los nidos ¿No? Terminamos quitándonos el saco del uniforme y yo termine desabrochando los primeros botones de mi blusa.
Note que Artemisa me miro a lo que yo me sonroje— Hace más calor de lo que pensé.
— ¡Por supuesto!— Artemisa asintió apartándose un poco, mientras giraba el rostro lejos de mí.
Decidí volver a abrocharme los botones.
—Tengan cuidado, el suelo no parece estable— Le dije a todos.
—Es verdad— Egan hizo una mueca— Parece una salida reciente así que no parece muy trabajada.
—Tiene sentido, las hormigas son grandes obreras— Señalo Dafne mirando la cueva.
—A mí no me lo parece ¡¿Y esto que es?!— Preguntó Cleo haciendo una mueca mientras se sacudía la mano pues ahora la tenía pegajosa por haber tocado una pared.
Tesla se acercó y lo probo como si nada— Sabe a Acido Fórmico así que seguro es una mezcla con resina, seguro debe tener alguna clase de propiedad antibacteriana ¡Increíble! ¡Las hormigas son fantásticas!
— ¿De verdad lo probaste?— Lubu le miro horrorizado.
—Es necesario para la ciencia— Aseguro el ser mágico.
—Quizá podamos llevarnos una muestra para estudiarla— Dafne miro con atención la sustancia— Es muy raro que un monstruo genere sustancias fuera de la saliva pero ¿Un nido? También es increíble.
— ¿De verdad es tan raro?— Pregunté.
—Los monstruos se generan de la naturaleza y de los sentimientos negativos de las personas, normalmente solos, así que se junten en grupos de varios del mismo tipo es altamente raro— Aseguro Tesla con los ojos brillantes.
—Sí, deben tener muchos años aquí ¿Por qué nunca los notamos?— Preguntó Egan haciendo una mueca.
—Quizá no querían ser notadas— Dijo Hades encogiéndose de hombros.
Seguimos avanzando hasta que un par de las hormigas asomaron la cabeza, listas para atacarnos a lo que Egan actuó primero, destrozando la cabeza de una con un fuerte impacto mientras que Artemisa achicharraba a la otra con una flecha de rayos.
—Tengamos cuidado y no nos apartemos de la entrada— Dijo Egan quien aún podía ver claramente la luz del sol.
Un par más de hormigas llegaron desde arriba y desde abajo por lo que esta vez Cleo las atrajo con un clon de tinta mientras yo le cortaba la cabeza a una y la otra era quemada por Artemisa quien se transportó detrás de su enemiga con ayuda de Dafne.
—No olviden recoger los trofeos— Dijo Egan.
Me abalance contra una de las hormigas que acaba de llegar desde el techo y que por poco lastima a Dafne, cortando sus pies para luego arrancar su cabeza con mi bidente como si estuviera quitándole la carne a una langosta.
Que horrible comparación. Ya no comeré langosta… Por un tiempo.
—Aun así que bueno que no sangran mucho— Dije haciendo una mueca y tomando las pinzas que era el trofeo que soltaban esas cosas al morir.
El calor ya me estaba haciendo sudar.
— ¿Estás bien?— Pregunte a Hades.
—Sí, lo estoy.
—Te siento tenso…
—Soy un bidente…
—No me refería a eso, tonto…— Apreté el mango con fuerza, como queriendo transmitirle el mensaje, entonces pude sentir el peligro acercándose a mí— Hablaremos cuando terminemos aquí…
Me gire para detener la mordida de una hormiga roja pero que tenía marcas negras en el exoesqueleto.
Egan salto para tratar de pegarle pero la misma se apartó, sin un rasguño.
La hormiga venia acompañada de dos más con la misma apariencia. No, no eran solo dos más, eran muchas más, detrás de ellas y en el techo de la cueva, moviendo y haciendo esos ruidos raros y horribles.
—Parece que trajeron a los soldados— Dijo Tesla con fascinación.
—Debemos regresar a la entrada y cerrarla— Egan se colocó entre las hormigas y nosotras para que pudiéramos movernos con libertad hacia la salida pero mientras retrocedíamos, me di cuenta de que estábamos rodeados.
—Abramos camino— Me dijo Hades.
— ¡Lo sé!— Grité y entonces apreté con fuerza el mango del bidente para impactar directo contra una hormiga la cual retrocedió. Sonreí al darme cuenta de que si podía hacerle daño pero eso cambio cuando por poco fui mordida por otra hormiga que se deslizo por el costado de la cueva.
—Son demasiadas— Grito Artemisa, preparando una flecha.
Egan peleaba también y pese a que lograban tumbar a algunas, no era suficiente.
— ¡Acérquense!— Grito Cleo y cuando lo hicimos, levanto una barrera hecha de tinta que pese a que no era dura, era reconstruida por la misma tinta que caía desde los agujeros— No durara mucho.
—Hay que embestir con todo— Dije sin poder pensar en otra cosa.