Avanzamos por los pasillos grises con pizarrones que antes seguro eran blancos pero que ahora estaban cubiertos de suciedad. Note que varias de las habitaciones tenían vidrios que te permitían ver hacia dentro aunque algunos ya estaban destrozados, dejando ver más escritorios con lo que parecían computadoras pero eran muy diferentes de las que arriba. Eran un poco más grandes y grises.
— ¿Alguien trabajaba aquí?— Artemisa toco uno de los aparatos, desprendiéndole una capa de polvo bastante gruesa.
— ¿Bajo tierra? Imposible, recuerda que tenemos prohibido cavar— Negué con la cabeza.
—La realidad es que es así— Hades nos interrumpió— Alguien trabajaba aquí pero fue hace mucho tiempo. Lo que me sorprende es que esto aún este de pie, con todo lo que pasa arriba.
— ¿De qué hablas?— No pude evitar sentirme confundida.
—No importa, ahora debemos salir de aquí— Aseguro Hades mientras flotaba fuera de la oficina, mirando a todos lados.
Ese mapache rojo escondía algo pero tampoco quería quedarme ahí.
Seguimos avanzando en silencio. Hades nos dijo que era lo mejor pero de nuevo, no tenía ni idea de porqué ¿Las hormigas?
— ¿Esas son ventanas?— Preguntó Artemisa caminando hacia una placa de metal que estaba pegada a la pared. A los costados, dos pasillos llevaban a más oficinas, seguramente mientras nosotros veníamos de lo que parecía un pasillo central.
—No lo creo— Negué, pues no podía ver a través de ella.
—Me refiero a del otro lado— Artemisa miro los costados de la placa para luego tocarla— Quizá podemos ver que hay afuera y podamos ubicarnos.
—Solo encontrarnos rocas— Dije.
Note que Hades miraba la placa con una mueca de desagrado.
— ¡Zeus!— Dijo Artemisa en voz alta a lo que escuchamos un grito desde el pasillo a nuestra derecha.
— ¡¿Cleo?!— Grite por inercia y comencé a correr en esa dirección.
Hades floto a mi lado— ¡Zeus, no te separes de Artemisa!
—Lo sé— Zeus asintió pero venían detrás de nosotros. Al menos escuchaba sus pasos.
— ¡Por nada del mundo! ¡Ni de nosotros!— Insistió en voz alta Hades mientras seguíamos corriendo— Nuestra prioridad son ellas y más ahora mismo.
El grito se intensifico, además del sonido de cosas cayendo al suelo.
— ¡Mierda, Cleo, estamos aquí!— Insistí corriendo más rápido, entonces di la vuelta solo para ver unas escaleras que bajaban, desde donde se escuchaba de nuevo el grito, por lo que de un salto, comencé a bajar.
Dimos otro giro y entonces la vimos, pegada a la pared mientras un clon de ella peleaba con alguien.
— ¡Leo, protégela, no dejes que la toquen!— Grito Hades y entonces me miro correr hacia la figura— ¡Ceres!
Sin pensarlo mucho Hades se transformó en el bidente con el cual logramos atrapar el cuello del atacante y con un jalón, logramos estrellarlo contra el suelo con un rápido movimiento, inmovilizándolo.
— ¿Estás bien?— Pregunte pero note la expresión de Cleo, quien negaba con la cabeza, mostrándose horrorizada.
Entonces mire al atacante, un ser humano pero su rostro sangraba desde todos lados, desde sus ojos, su boca, sus oídos, todo y aun se retorcía para tratar de liberarse a lo que logre pisar una de sus manos para que no quitara el bidente de su cuello.
— ¿Q-qué le pasa?— Artemisa miraba la escena con horror.
—N-no lo sé— Dije, pasando saliva.
— ¡No dejen que las muerda, ni toquen sus fluidos!— Hades hablo en voz alta, usando de nuevo aquel todo serio.
— ¡No lo haríamos!— Me queje haciendo una mueca.
— ¿Te mordieron?— Pregunto Artemisa a un lado de Cleo quien estaba al borde de las lágrimas pero logro negar con la cabeza mientras Leo se sentaba en su cabeza para tranquilizarla.
Eso me recordó la vez que la secuestraron pues de nuevo estaba llorando y yo no habia podido hacer nada.
—Y…
—Tenemos que matarlo— Dijo Hades fríamente.
— ¿Matarlo? ¡Es una persona!— Me mostré horrorizada.
—Recuerdas cuando te hable de los zombies— Su voz seguía siendo seria por lo que no podía tomármelo como una plática normal— Este tipo es un zombie, es consciente de lo que hace pero sus instintos son más fuertes. No se detendrá hasta comérselas o peor.
—Él quería…—Cleo hizo una mueca mientras Artemisa la abrazaba.
Eso me hizo enterrar el bidente con más fuerza como para ahorcarlo pero al instante afloje el agarre.
— ¿Lo ves? Si lo sueltas, nos atacara y lo que es peor, podría contagiarlas— Dijo Hades.
—Tu dijiste que eso era falso, que…
—Pues ya vimos que no…— Note que el mango de Hades se calentó— Tienes que hacerlo, por el bien de todos y hay que salir de aquí ahora que ya temeos a Cleo, así que no pierdas el tiempo. Cargaremos juntos con esto.
Apreté los labios. Estaba temblando y de repente sentí mucho frio.