Los secretos de Fos

Ceres LVIII

Unirme al club de jardinería fue la mejor decisión de mi vida y más cuando las chicas decidieron unirse conmigo y aseguro que no solo era porque Artemisa cocinaba de vez en cuando, sino porque si asistía al club no necesitaba ir al otro a trabajar con papales aburridos, salvo en momentos muy específicos.

O así pensé que sería.

—Lo siento, con el festival escolar a la vuelta de la esquina, debemos ayudar un poco— Se disculpó Ajax en cuanto llego al club de jardinería con algunos papales para luego salir de ahí— ¡Les invitaré un helado cuando terminen!

El club no solo era el jardín, si no que tenían una pequeña bodega pintada de café con varios utensilios seguramente útiles para la jardinería, refrigeradores e incluso algunas tarjas de limpieza. Lo más llamativo es que parece que también cocinaban pues había una cocina completa.

—Nos gusta probar nosotras mismas nuestras cosechas— Había dicho Minerva encogiéndose de hombros y guiñándonos un ojo— Es una forma de asegurar la calidad.

Sonaba razonable…

—No se preocupen chicas, terminaremos rápido ¿Quieren un té mientras tanto? Témenos unas hojas increíbles— Aseguro la chica, calentando el agua— Trabajamos muy de cerca con el club de Modales Reales.

— ¿Existe eso?— Pregunté, frunciendo los labios.

—Hay una cantidad extraña de clubes, aunque no lo crean— Minerva se encogió de hombros mientras se quedaba pensando— El club de la pelea es uno de esos, pero nunca se habla de ese…

—Suena divertido— Artemisa rio un poco, levantando la vista de sus documentos.

—De todas formas ¿Para qué hacen esto? ¿Estos no son registros del año pasado?— Dije volviendo la vista a los aburridos documentos.

—Se revisan para localizar los fallos, se toman en cuenta las sugerencias de los alumnos y los padres, y se analiza si son posibles a la larga o no para aplicarlos— Dijo Dafne mientras su ser mágico estaba sobre su cabeza, asintiendo varias veces.

—Esto deben hacerlo cuando termine el festival, no antes— Deje caer mis hombros.

—Sí, eso creo pero es mejor tenerlos frescos para la de este año— Minerva sirvió el té para todas— De todos modos solo deben organizarlos entre las quejas y las que no lo son ¿No? El trabajo pesado lo hacen los maestros y los más altos del Salón de los Héroes.

— ¡Imposible!— Levante la voz.

— ¡¿Qué ocurre?!— Preguntó Artemisa, un tanto alarmada. De hecho todas se mostraron sorprendidas cuando levante la voz.

—Significa que cuando se gradúen los más grandes, nosotras tendremos que hacer lo que hacen ellos— Dije haciendo una mueca de desagrado mientras se rascaba la cabeza— ¡Rayos!

—Ah, eso…— Artemisa parecía aliviada de que no fuera tan grave pero ella no entiende que esto es muy grave para ambas.

Entonces todos los seres mágicos aparecieron de sopetón, sorprendiéndonos.

— ¿Qué pasa?— Pregunto Minerva al instante.

—Algo grande viene— Hipócrates hizo una mueca mientras abrazaba con fuerza su jeringa.

— ¿Hades?— Pregunté hacia mi ser mágico, el cual estaba mirando a todos lados.

—Lo siento, señorita, no tengo ni idea de lo que pasa, pero es grave, nunca sentí un poder mágico tal, salvo el mío pero es imposible ¡Yo soy único!— Dijo Hades con cierto orgullo en su voz.

—No es momento para eso— Me queje.

Entonces la alarma sonó.

— ¡¿Tienen alarma?!— Pregunte, sorprendida.

—No… Esa es la alarma del pueblo— Dijo Minerva mirándolas a todas— Hay que salir de aquí ahora.

Todas salimos del lugar rumbo al lugar asignado para las emergencias pero entonces los temblores por poco nos tumban. Al menos a mí por poco me tumban de no ser porque Minerva me sujeto del brazo con firmeza.

—No son temblores normales— Dijo la chica, apretando los labios.

Los temblores parecían más bien pisadas pero ¿Era posible? ¿Era algo tan grande? Quizá por eso Hades decía que era mucho poder mágico pero ¿Es normal? No, quizá lo estoy pensando mucho.

Odio tener razón.

A lo lejos pudimos verlo, y nos congelamos de miedo.

Entre el bosque, una figura se levantó y estaba segura de que pudo ser un caballo, solo que este era mucho más grande incluso que Equidna y su cara era en realidad era el cráneo solamente, con los dientes increíblemente grandes. Su espalda estaba cubierta de musgo. Cuando levanto sus patas, pude ver lo grandes que eran.

—Ay, no es verdad— Hades hizo una mueca, retrocediendo.

— ¿Qué pasa?— Pregunté.

—Es El Señor De los Temblores— Zeus hizo una mueca— Uno de los cuatro desastres naturales.

Todos los seres mágicos los conocían y tristemente, las personas también.



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En el texto hay: escolar, magia, animalesfantasticos

Editado: 20.09.2025

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