— “¡Te destruiré!”— Era la voz que no había dejado de escuchar desde que todo comenzó. El mareo solo fue el preludio para las vibraciones en mi cabeza que parecían mucho más intensas que las que provocaba el caballo cada que dejaba caer su peso contra el suelo.
Sentía que con cada impacto del gran cabello, mi cabeza explotaría lo que no me ayudaba a correr bien.
— “¡Tengo que matarte!”— La voz volvió a gritar, martillando mi cerebro.
— ¿Estás bien?— Preguntó Dafne a mi lado, sosteniéndome mientras tratábamos de escapar del caballo. Note que estaba sudando, lo que significaba que llevaba ya algunos saltos con su poder.
Note a Minerva a nuestro lado, moviéndose lo mejor que podía entre el terreno destrozado.
Dafne no podría transportarnos a las tres pero se mantenía cerca de Minerva por si acaso, utilizando los poderes de Tesla para protegerla de impactos. Había mejorado mucho en muy poco tiempo.
— ¡Artemisa!— Me grito Zeus con un tono preocupado. No se había materializado— Concéntrate…
Él también debía escuchar la voz ¿No? O eso creía.
—Lo siento, lo siento, solo me maree un poco, puedo caminar sola— Les dije sonriendo a ambos aunque seguro que mi sonrisa no fue ni meramente tranquilizadora. De todos modos Dafne me dejo correr pero se mantuvo a mi lado.
— ¡Tenemos que ir a ver a Ceres!— Grito Minerva alarmada.
— ¿Q-qué paso con ella?
—Fue golpeada directamente por el caballo— Me explico Dafne, mostrándose horrorizada.
Eso solo me perturbo.
Entonces pude sentirla, saliendo disparada como un meteoro contra el caballo el cual retrocedió debido al impacto, cosa que nos sorprendió a todas. Eso solo me hizo sentir aliviada y más perturbada que antes.
—“¡¿Y tú quién mierda eres?!”— La voz grito en mi cabeza— “¡También te voy a matar!”
— ¡Artemisa! ¡Esa voz!— Zeus noto el dolor en mi cabeza, haciendo una mueca similar pues ya se había materializado.
— ¿Voz?— Pregunto Dafne, girándose hacia mí.
—No importa, solo hay que irnos— Dije negando varias veces con mi cabeza para comenzar a movernos pero entonces una sombra se posó sobre nosotros, notando tarde, como no, que el caballo había saltado para aplastarnos.
Fue entonces que los chicos del salón de los héroes nos salvaron.
No pude ni siquiera poner atención a su contraataque pero estaba segura de que fue increíble pues el caballo estaba molesto, gritando en mi cabeza, mientras se removía con violencia.
—“¡Todos van a morir!”
— ¡Nos quiere a nosotros!— Le grite a Zeus.
—Lo sé— Asintió, apretando sus dientes.
— ¡Espera ¿Cómo que te quiere a ti?!— Dafne seguía confundida pero entonces apreté su mano— ¡¿Qué…?! ¡Espera!
Utilizando el poder de Zeus me eleve sobre una gran roca que se había levantado tras el último gran impacto. Entonces apretando mis puños y mordiendo mis labios por dentro, logre gritar sin atragantarme y sin morder mi propia lengua.
— ¡Ya basta! ¡¿Qué quieres de mí?!— Le grite con todas mis fuerzas, apretando mi puño sobre mi pecho.
El caballo se giró hacia mí con aquel rostro esquelético y esos horrendos ojos vacíos. Era como estar frente a un temblor, si eso era posible, sin oportunidad de escapar o gritar que todo era muy injusto. Al fin y al cabo, es un Desastre Natural.
— ¡¿Qué quieres de mí?!— Volví a gritar al notar que no respondió en mi cabeza.
—“Eres… Débil”— Dijo en un susurro bastante alto.
— ¡¿Y?! ¡¿Qué quieres?! ¡¿Quieres matarme?! ¡Entonces deja a todos en paz!— Le dije apretando mis puños aunque note que rodee con mis manos el arco, lo que significaba que Zeus estaba dispuesto a pelear.
Yo no pero Zeus confiaba en mí así que haría el esfuerzo.
—“La otra mocosa, es mucho más peligrosa que tú, lo sentí con su primer impacto, se contuvo”— Susurro de nuevo mientras golpeaba el suelo con sus corsés— “Pero tú tienes algo que me molesta especialmente”
Fruncí mis labios sin saber que decir.
De un momento a otro se levantó para tratar de aplastarme pero entonces me aparte hacia atrás, recibiendo la onda expansiva hasta regresar al suelo de forma violenta, golpeándome contra las rocas y terminando con un montón de heridas y raspones dolorosos por todo el cuerpo.
Termine tosiendo en el suelo, escupiendo sangre. Eso… Era nuevo.
—“¡Muere!”— El caballo levanto sus dos patas de nuevo.
Si, solo cometí una gran estupidez. No pude ni levantar el arco y estaba segura de que aun usando todo el poder de Zeus, no sobreviviría.
— ¡No podemos rendirnos ahora! ¡Huyamos!— Zeus se aferraba a mí, lo sentía casi abrazando todo mi cuerpo. Estaba por usar todo su propio poder para cubrirme pese a que me impulsaba a salir corriendo.
Lo siento, Zeus, lo siento…
Entonces un nuevo impacto derribo al caballo, provocando un gran temblor.