Cuando abrí los ojos lo primero que vi fue el techo de la enfermería de la escuela lo que al menos confirmaba que seguía ahí y que la escuela estaba entera tras el desastre, quizá. La verdad es que una parte de mi pensaba que estaba en otro lado, un lugar oscuro… ¿Un sueño? ¿Hades? ¿Dónde estaba Hades? ¿Y qué paso con el desastre, el caballo?
—Buen día, señorita, no se preocupe por más nada— Saludo mi compañero, flotando a mi lado, a lo que trate de estirar mis manos para sujetarlo pero note que mis manos tenían vendas, lo que me sorprendió. Claro que también el dolor lo hizo, por lo que las baje, haciendo una mueca— Tómalo con calma.
De todos modos Hades se acercó y pude abrazarlo, lo que me sorprendió un poco. Nunca había sido tan cooperativo cuando se trataba de eso.
También el hecho de que al tocarlo, el dolor punzante de mis brazos se alivió un poco, pero aun así, no podía apretarlo con fuerza pues no las tenía y mis brazos temblaban, aunque creo que esa sensación era de todo mi cuerpo.
—Tiene fiebre, señorita— Me dijo Hades.
—Con razón…— Dije temblorosa— ¿Cuánto tiempo…?
—Acabo de despertar, como usted, lo siento— Afirmo mi compañero, negando con la cabeza.
—Buenos días— Me saludo la hermosa enfermera recorriendo la cortina que cubría mi cama— Me alegra ver que estas bien, dentro de lo que cabe ¡Metrodora! Dame signos vitales…
—Claro— La pequeña vaquita apareció flotando sobre ella y se acercó a mí para tocar mi frente. Se sentía fresquita.
— ¿Las demás…?— Pregunte a Hades.
—No te preocupes, ahora mismo están en clase, seguro vendrán cuando terminen, siempre vienen— Comento la enfermera, entonces Metrodora se acercó a ella y asintió con una sonrisa para luego irse volando a otro lado.
—Parece que estas bien. Solo hay que bajarte la fiebre…
Metrodora reapareció cargando una cuchara con medicamento— Abre grande
Sin más opción, le hice caso.
—Como no son heridas graves es mejor no usar el poder de Metrodora ¿Si? Discúlpame pero te aseguro que ese medicamento te ayudara— Dijo la mujer tacando mi frente con el dorso de su mano.
Solo pude sonreír. La realidad es que no me importaba.
—Siempre vienen…— Hades giro la vista hacia la mujer— ¿Cuánto tiempo hemos estado dormidos?
—No es momento de hablar de eso, cariño— Le dijo Metrodora acercándose a él para acariciar su cabeza— Tu también necesitas descansar. Ambos están muy débiles ¿Bien? Duerman otro rato.
Hades no parecía de acuerdo pero ya no dijo nada.
— ¿Qué paso? ¿Recuerdas algo?— Fue lo único que le pregunte.
—No del todo, solo el combate y…— Hades se interrumpió— Solo eso…
—Ya veo… — Me quede mirándolo unos segundos y me volví a perder en el quinto sueño.
De nuevo, abrí mis ojos, aun los sentía pesados pero mi cuerpo se sentía mucho mejor, entonces me di cuenta de que Hades estaba aún entre mis brazos, durmiendo… Creo que nunca lo había visto dormir hasta ahora.
Cuando me gire, Artemisa me estaba mirando con los ojos llorosos y apretando el borde de su falda.
—Hola— Salude riéndome un poco.
Artemisa se lanzó contra mí, lo que me hizo quejarme a lo que ella se apartó muy rápido y me miro, además de mirar a Hades. La verdad es que pese a lanzarse contra mí, fue cuidadosa de no hacerlo para aplastarme o a mi amigo.
— ¡Bienvenida, me alegra que estés bien!— Dijo ella limpiando sus ojos mientras acariciaba la cabeza de Hades quien se había despertado debido al movimiento, aunque no fue muy brusco— ¡Llamare a las chicas!
— ¿No vinieron?
—Hacemos guardia.
— ¿Guardia?— Alce una ceja.
—Ah… Bueno…— Artemisa se seguía limpiando las mejillas— Estuviste dormida casi una semana…
—Ya veo…— Me relaje en mi cama, entonces abrí los ojos— ¡¿Una semana?! ¡¿Bromeas?!
—No, es la verdad— Artemisa me miraba con preocupación, frunciendo los labios— Y quiero disculparme por eso, porque fue mi culpa…
— ¿Tu culpa?— Entonces recordé lo que dijo el caballo— No, no te preocupes, quería protegerte, a todos, solo eso y pensé que podría hacerlo pero… No, espera ¿Qué paso? ¿De verdad todo está bien?
—Sí, se fue tras el combate contigo…
¿De verdad había enfrentado a un desastre natural yo sola?
—Ya veo… ¿Y ustedes están bien?
—Gracias a ti— Me dijo la chica apretando mi mano a lo que yo la apreté de regreso, con un leve sonrojo en las mejillas. Estaba muy segura de que no la había apretado con fuerza.
—Bueno, soy fantástica…— Pero la verdad es que solo me sentía aterrada por alguna razón que no terminaba de comprender.
Tras un tiempo, las cosas finalmente se calmaron, para variar.
El castigo del almacén tampoco duro mucho tiempo más, aunque eso debía agradecérselo a Ajax pues fue él quien termino abogando por nosotras incluso cuando ya se había decidido el nuevo castigo. Casi todos los días terminaba yendo con los profesores para que el mismo fuera revocado. La verdad es que nos ayudó mucho.