Los secretos de La Colmena

Limpieza


 

 

Llegamos hace 15 minutos al internado, el viaje de regreso fue agotador. Pero para la desgracia de los chicos, ellos igual deben ir a entrenar.

Cuando bajamos del bus, Orkias y mamá nos esperaban, ellos lo que hicieron fue purificarnos, una onda así de eliminar impurezas, Orkias ha sido muy cauteloso y por sobre todo paranoico pero lo entiendo.

Muero de sueño, y lo único que quiero es ir a dormir, me paso las manos sobre el rostro y bostezo, preparándome para entrar al pasillo que me lleva a mi habitación, soy interceptada por Cariem.

—Tú. Vas a mi cuarto señorita —Su voz estaba dandome más una orden que haciéndome un pedido. Lo miro extrañado hasta que cruza los brazos y levanta una ceja —. Confirme rastros de Possessionem en el shopping, y debes purificarte.

—No es mejor decirle a mamá y a Orkias.

—¿Crees que ya no lo hice Thalia? Por algo te voy a llevar a mi cuarto.

—Déjame llegar aunque sea. Dejar mis cosas.

—Nada se va a ir a tu cuarto Thalia, es tu morada, ¿Cómo es que eres profesora y no cuidas ese detalle? Debo volver a darte clases.

Lo miré con rabia, aunque tenga razón, aunque me haya olvidado de que si hubo possessionem el enemigo dejó su rastro en mi. Y que si ingreso a mi cuarto permito que ingresen a mi alma, a mi cuerpo y a mi mente.

—Deberias tratar mejor a las personas —Me quejo

—Deberias prestar atención...

Solo lo sigo, ignorando su gesto. Pasamos por el pasillo que nos lleva a su cuarto y he de admitir que me siento algo exaltada, nunca había entrado al cuarto de otro profesor, excepto el de mi madre, así que me gana la curiosidad, quiero saber como es la morada de este hombre.

Desde el momento en que la puerta se abre el aroma a incienso es lo primero que percibo, rocas y cristales en una estantería adornan una de las paredes. Las cortinas están corridas, por lo que imagino que cuando es de día debe ser un lugar muy iluminado.

Todo está muy limpio y ordenado, la cama bien estirada, cubierta de sabanas de lino negras, debe ser fresca y cómoda.

Hacia donde está el sofá y la biblioteca personal hay un piano y un arpa, <<Cariem, el artista>>

Plantas en las ventanas y uno de los herbarios más originales y preciosos que alguna vez haya visto. Una vitrina esferica, y es como si dentro tuviese un bosque con vida propia, las hojas de las plantas parecen danzar, y el brillo de las flores es singular.

Cariem tiene un control el la mano, y presiona un botón, este hace que las cortinas se corran y la luz de la habitación se haga más potente.

—Puedes seguir curioseando, yo voy a prepararte la tina con las hierbas.

—Ok... ¿algo que no deba tocar?

—Ya te darás cuenta de que no tocar Thalia.

Cariem se mete al baño dejando sus cosas en una mesita que está ante esa habitación, yo también voy hasta allí y bajo mi cartera y chaleco.

Paso mi mano sobre la madera de la mesa, la cual se ve muy bien cuidada y prolija, recorro con la mirada el sitio, los libros se ven antiguos, pero bien tratados, las reliquias todas puestas en un exhibidor, el placart  tiene la puerta de vidrio, así que puedo ver sus trajes y su ropa informal, todas colgadas en perchas.

Honestamente, me da miedo que que sea tan ordenado.

Cuando mis ojos dan a un recipiente de vidrio entiendo a qué se refería cuando dijo que sabia que cosas no tocar.

Era un terrario, y en ella había una Kurijú, la serpiente se arrastraba mientras su cabeza comenzaba a deslizarse sobre un tronco.

—Está listo —anuncia mientras se acerca hasta mi con un trozo de incienso encendido y me rodea con él, lo miro extrañada. Hasta que recuerdo que la mejor forma de limpiar algo o a alguien es ahumarlo.

—Ok... y ya puedo ir...

—Primero te vas a cambiar —dice caminando a mi alrededor, yo no puedo dejar de verlo y hacer que mi imaginación vuele a lo alto cada que nuestros ojos se cruzan.

Es imposible resistirme a su presencia. Me atrae demasiado. Y eso es peligroso.

—No me dejaste ir a ni habilitación. No tengo ropa ¿o tienes algun vestido para mi? ¿Tienes fetiches Cariem?

—Uno, —habla soplando el incienso hacia mi y quedando ante mis ojos —, no quieres saber cuales son mis fetiches. Segundo —su voz se hace grave —. No tengo vestidos, pero sí camisas que te quedarán como uno.

Deja el incienso sobre la mesita a lado de mis cosas las cuales se comienzan a ahumar. Cariem va hasta su placar y toma una camisa blanca, mi mente aún reproduce su voz con el <<No quieres saber cuales son mis fetiches>> ¡Vaya mierda! Claro que quiero saber.

—Ponte esto y métete a la tina, voy en breve junto a ti para iniciar la limpieza.

—¿Vas a entrar conmigo al baño?

—Sí, Thalia, debo purificar cualquier rastro de Possessionem. Lo peor es que el conjuro fue hecho por brujas malditas.

—¿Muertas? —pregunto cuando un escalofrío me invade con tan solo pensarlo.

—Esperemos que no.

Obedezco y voy hasta el baño, me desvisto en cuanto puedo y me coloco la camisa de Cariem. Esta es suave y huele deliciosa, es decir huele a él.

Me meto a la tina. Y causo que las hierbas se mueven y rodeen mi cuerpo. Hay velas por todos lados. Parece algo romántico, aunque sea un simple ritual de invocación para sanación contra Paje... odio a las brujas malditas, con todo mi ser.

El agua está tibia, mi piel y mi cuerpo de inmediato se relajan cuando entro en contacto con ella. Me recuesto en la tina y cuando estoy por cerrar los ojos. Cariem entra con una rosa en la mano.

<<No pienses cosas que no son Thalia>>

—Bien, ahora. El toque final, pétalos rojos sobre la doncella.

Él comienza a quitar los pétalos de a uno y los tira sobre mi.

Un sonido extraño comenzó a salir de mi cuerpo, como si me estuviese quemando. No me dolia nada, pero mi cuerpo humea, el agua parece comenzar a hervir y Cariem se ve preocupado.



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En el texto hay: amor, magia, guerra

Editado: 14.06.2021

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