Los secretos de La Colmena

Desgracia


 



 

La rubia cabellera de Thalia decora la almohada, su cuerpo  desnudo bajo las sabanas solo hace que mi imaginación vuele.

Sí, fue una noche dolorosa, luego de traerla a la cama, limpie el desastre de la invocación, y me metí bajo agua fría, sin embargo mi cabeza no dejaba de reproducir los gemidos de la chica.

<<¿Qué hiciste Cariem? Ahora vas a vivir con la imagen de Thalia, y un dolor en la entrepierna cada que la veas>>

Bebo de mi café, mientras me deleitó con sus curvas, pensando una y otra vez en esa imagen, ella sobre mi, mi lengua saboreando su piel, y sus quejidos cuando apretaba su cuello.

Suelto un suspiro luego de estar totalmente ido en la figura que se marca bajo las sabanas, vuelvo a dar un sorbo a mi café, cuando su voz hace que casi me atragante.

—¿Ese es tu fetiche? —su sexy voz sale un poco ronca porque acaba de despertar, y que ganas de... <<Céntrate >> —. ¿Te gusta ver a la gente dormir?

Río, mientras bajo la taza de café sobre mi mesita de luz, y le sirvo en una taza algo de él, se lo acerco ella lo toma, y veo ese brillo en sus ojos. ¡Mierda!

—Gracias... —dice sosteniendo la taza de café con una mano, y con la otra sostiene la sabana sobre sus pechos —¿Y, no me vas a responder?

—¿De verdad te hacen falta más pistas Thalia?

—Un poco... —confiesa soplando el café, pero lo baja de inmediato sobre la mesita que está a su lado —. Debería ir a cepillarme los dientes, yo... —intenta pararse pero de inmediato vuelve a caer en la cama, yo niego y voy hasta ella alzando sus pies de nuevo sobre el colchón.

—No te podrás levantar en todo el día, con suerte, quizás sean 2, si quieres te llevo a tu cuarto.

—¿Cargada?

—O te puedes quedar... dependerá de ti, podemos cambiar de cuartos también.

—Ah... — atina a decir y creo que no es lo que quiere escuchar, sonrío a la chica y ella vuelve a tomar la sabana con fuerza.

—Aunque creo que vas a necesitar ayuda, a alguien que esté contigo ¿verdad?

—Quizás...

—Bien... —respondo satisfecho —. En el cajón del baño hay una caja de cepillos, puedes elegir alguno, en la cafetera hay más café para cuando quieras tomarlo y en el armario hay ropa mía que puedes usar, solo aléjate de mis trajes.

>>Volveré para el almuerzo y te traeré algo de comer.

—Ok... gracias, en verdad.

Le sonrio, e intento alejar de mi cabeza la imagen de su cuerpo sobre el mío, o de su piel el mi boca.

Me acerco a la puerta y estoy a punto de salir cuando Thalia dice algo que acaba por ponerme a tope, aunque intente hacerle creer que no.

—Cariem, sé que no debería decirte esto, pero me gustaría...

—Hablamos luego Thalia.

Digo tajante, salgo y cierro la puerta con fuerza, por que me doy rabia, porque lo disfruté y me encantaría terminar lo que provocó en mi.

Camino en el pasillo con enojo, por lo general los sábados por la mañana tengo libre, pero esta mañana hay reunión de consejo, ser vicerrector me dio nuevas responsabilidades y que ganas de renunciar.

Les estudiantes corretean en los pasillos, de un lugar a otro, estoy seguro que están en medio de su entrenamiento, y las actividades extracurriculares, así que estarán muy ocupados.

—¡Hola Cariem! —Saludan Juanjo, Gustavo y Luriel al unísono mientras van en dirección al patio.

—Buenos días —devuelvo el saludo.

Finalmente doy con la puerta de rectoria y al ingresar veo a Mortel, mi pecho dio un salto, si antes de daba rabia verlo por todo lo que pasó entre Elsa, él y yo, ahora tengo vergüenza, si tan solo supiera... ¡No! Basta.

—Parece que recibiste malas noticias Cariem, estás pálido —dice Mortel en lo que se sirve algo de café.

—Ummm... algo así.

—Buenos días —La voz de Solei hizo que me pusiera recto, y me sintiera incómodo, por qué sé lo que va a preguntar —. ¿Cómo está Thalia? ¿Pudiste limpiar la energía?

—¿Qué le pasó a Thalia? —Mortel suena preocupado.

—Possessionem... —responde Orkias por mi. El ingresa a la sala con una taza de café, seguido por Anastasia, Zunú y los nuevos tutores.

—¿Pudiste determinar de qué tipo? —Solei se sienta en su sillas mientras yo me aclaro la garganta.

—De... manifestación...

—¿Qué tipo de manifestación? — Pregunta Anastasia.

—No voy a darte el diagnostico completo Anastasia, hay cosas que el paciente se debe reservar.

—Estoy de acuerdo —Solei suspira y eso me da un alivio.

Todos tomamos nuestros lugares, Anastasia se sienta junto a mi, Orkias enciende la pizarra digital y comienza a hablar sobre las estrategias de salidas y el refuerzo académico que daremos este mes, lo que me sorprende es que veo en la lista de docentes a Santos Gianti y a Arandú Gianti.

Me pongo feliz, porque ellos son mis amigos, cada que podemos nos juntamos a tomar alguna cerveza. Y de nuevo la culpa, pensando en Thalia, y llevándome a darme cuenta que sus tíos fueron mis compañeros en la Colmena, que su padre fue de mi misma promoción.

<<Mierda, no puedo quitarla de mi cabeza>>

—Estás muy distraído vive rector —Susurra Anastasia

—Tengo muchas cosas que pensar.

—¿La pasaste bien anoche? —pregunta con disfrute.

—De hecho... pero por demostrarme una vez más que soy genial.

—No lo dudo, Cariem, no lo dudo.

Orkias está hablando sobre la próxima salida, la verdad no le estoy prestando atención,  hasta que menciona mi nombre y pide que hable sobre la nueva estrategia de ataque y defensa.

—Bien —digo hablando fuerte —. Ante ayer de nuevo un ataque en las inmediaciones de los bosques de Yvoty, un fallecido y varios heridos, rastros de viudas negras y mata abejas.

Proyecto en la pizarra la imagen de los rastros dejados en las escenas, los cuerpos de las víctimas y los objetos que dejan tirados adrede.

—Sabemos que los desterrados están tras de esto —complemento, porque las viudas negras y los mata abejas No trabajan juntos. Pero tienen el mismo modus operando. Así que es obvio que alguien los guía.



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En el texto hay: amor, magia, guerra

Editado: 14.06.2021

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