Los secretos de La Colmena

Celos


 


—¿Cómo estás amor? —Luriel tiene la cara roja, me da un beso en la frente para luego ir hasta el frigobar y tomar una lata de cocacola, se arroja al suelo y en ese preciso instante ingresan Gustavo, Juanjo, Monica y Aline al cuarto, todos se ven igual de cansados.

—Agotada —Respondo en lo que me pasa la lata de gaseosa, estaba por negarme, pero la verdad es que un poco se azúcar no me vendría mal luego del entrenamiento con Anastasia —. ¿Y tú?

—¡Muerto! Zunú sabe torturar.

—Estoy seguro que todos los tutores saben torturar —Asegura Juajo mientras destapa su botella de agua y también se arroja en el suelo de mármol.

Río por el comentario, como siempre Juanjo y su  honestidad absoluta.

Miro a Monica quien está a lado del chico, también  luce agitada y cansada, su cabello rubio recogido en una coleta cae por un costado y su piel blanca está teñida de un rojo intenso haciendo que sus ojos azules se vean más intensos.

—¿Qué tal la experiencia Mónica?  —pregunto divertida cuando la chica se sonroja más al verme.

—Terrible, aún no encuentro como equilibrar lo académico y los entrenamientos... soy pésima en los deportes.

—¡Ah, quizás Iracema debería ser tu tutora! —Luriel se burla, y no dudo en golpearlo en el estómago con mi brazo, esto le quita el aire, pero no deja de reír.

—No entiendo porque te enojas —aclara Gustavo —. En verdad eras pésima en deportes.

—Solo porque lo dijo Luriel —Sonrío, y esto hace que los presentes rían sonoramente —. Sin embargo Mónica, si quieres te ayudo a entrenar, por sobre todo mostrarte alguna que otra técnica  de equilibrio.

—¡Oye! —Luriel se queja —Mónica es mi estudiante, ve a entrenar a la tuya, Iracema.

—Por lo que veo, eres un mal profesor...

De nuevo las risas, Luriel se muerde los labios y que ganas de saltar por ellos, me da una media sonrisa, en lo que desordena su cabello dejando ver lo atractivo que es y cuando está por decir algo la voz de Vega nos sobre salta a los presentes.

—Princesa guerrera, Cario —Saluda con la reverencia, nosotros correspondemos —. Chicos, Orkias mos llama para tener un entrenamiento exclusivo.

—¡Mierda! ¿Más? —pregunta Luriel exhausto.

—No, Cario —lo ve por más tiempo, y eso hace que me hierva la sangre <<Iracema, no seas niña>> —. Usted y la princesa guerrera tienen permiso de descansar hasta la hora de la cena.

—¡Genial! —dice él con una sonrisa de alivio, Luriel no mira más a Vega, pero ella no despega sus ojos de él.

Nuestros compañeros se ponen de pie, entre que las quejas salen de ellos, y de a poco abandonan la habitación, Vega sigue apoyada en el marco de la puerta, la curvatura de su cuerpo me hace sentir algo insegura, se nota que ella está más desarrollada, y su belleza es hipnótica, aunque Luriel no tenga sus ojos puestos en ella, los míos entienden el coqueteo sutil de su pose, y es para despertar en cualquier chico algún tipo de deseo.

—La cena será a las 9:00 —Agrega, provocando que Luriel la observa, él sólo afirma, me mira a mi y le ofrezco una sonrisa —. Será al aire libre, sean puntuales, los dejo.

—Gracias Vega —decimos al unísono y la chica se va.

Luriel se pone de pie, arroja la lata de cocacola en un contenedor y a continuación me ayuda a levantarme, como siempre aprovechando para acercarme a su cuerpo, y yo que me dejo.

—¿Qué quieres hacer, princesa guerrera? —pregunta con ese tono rasposo entre el susurro y su voz varonil, la piel se me eriza, y mil voltios recorren mi estómago, pero el cansancio me gana.

—Ducharnos y dormír, Cario.

—A B U R R I D A —dice en lo que bosteza, yo lo imito y ambos reimos —. Cambio el discurso, somos unos aburridos.

—Es increíble que sigamos vivos —reprocho en lo que salimos de la sala y vamos al pabellón del cuarto.

Aquí  no tenemos cuartos como en el internado, pues en una habitación estamos todos los protegidos del 7mo y el 1ro más Josefina.

Los profesores tienen cuartos de hasta 3 integrantes y solo Orkias y Solei tienen un cuarto privado.

El castillo es una mezcla entre lo moderno y el barroco, es hermoso, y tétrico, si no supiera todo lo que se hoy, estoy segura que este lugar me daría escalos fríos, pues se sienten a los espíritus deambular, sus ruidos, sus voces, pero ninguno se ha presentado aún.

Luriel me abre la puerta de la habitación, se lo agradezco con una sonrisa, el corresponde, y en lo que yo me adelanto unos pasos, solo escucho el sonido de la puerta cerrarse y siento la mano de Luriel tomándome de la cintura.

Mi cuerpo tiembla, cuando de un solo movimiento me puso contra la pared, <<Dios, amo que haga eso>>

Recarga su cuerpo en mi, y toma mis labios con los suyos y sin más comienza a besarme.

Confieso que lo esperaba, y que me hubiese decepcionado un montón si es que no lo hacía. Por sobre todo, sabiendo que no estamos en el instituto, y que la regla no existe.

Mis manos viajan hasta bajo su remera deportiva, y acaricio su tonificado cuerpo, mientras él, rodea mi cintura sin separarme de la pared, de tanto en tanto siento un leve mordisco en mi labio inferior, y eso me enloquece.

Su peso sobre mi hace que el fuego recorra mi interior, y el gozo se hace mayor, cuando imita mi movimiento e introduce una mano bajo mi remera a la altura de mi cadera. Mi piel se eriza y el placer recorre mi cuerpo al sentir la caricia de su mano en mi espalda.

De mis labios va hasta mi cuello, en donde va dejando besos pequeños, pero fogosos, recorre mi piel, sus manos intranquilas ahora están acariciando mi espalda y me aprieta más a él, escucho como los suspiros se escapan de él, al igual que los míos. Sigue recorriendo mi cuello hasta que llega a mi lóbulo, allí solo planta un beso tierno, y se aleja rápidamente de mi.

—Debemos ir a ducharnos, y luego descansar... —dice apenas, suena avergonzado y su rostro está colorado.



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En el texto hay: amor, magia, guerra

Editado: 14.06.2021

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