Los secretos de La Colmena

Decisión


 


 


¿Cómo describir lo bien que se escucha Thalia? O lo bien que se ve Cariem cuando da órdenes y luego disfruta de ellas haciendo esas muecas sexys de placer. 
 


 

No hay forma de hacerlo.
 


 

Mi piel arde, mientras juego con mis labios en los abdominales del hombre, viendo a Thalia besarlo y gruñendo cada vez que mis dientes dan con sus músculos. 
 


 

Thalia se separa de Cariem quién está recostado en el sofá y se acerca a a mi, levantando mi rostro y plantandome un beso de fuego, mientras las manos de Cariem acarician mi torso. 
 


 

No tarda un segundo en traer sus labios a mis pechos, mientras me retuerso de placer. 
 


 

—Siéntense —ordena Cariem —. Cada una en mis piernas. 
 


 

Sus ordenes son claras, fuertes y son rodeos, por lo que terminó hipnotizada y deseosa. Nunca me había dejado dominar, así como nunca estuve con un hombre. 
 


 

Siempre tuve claro que me gustaban las chicas, incluso cuando intenté "sanar" y entré al séquito de Carina, preferí hacerme célibe antes que estar con un chico. 
 


 

Pero Cariem es otra cosa, Cariem tiene este poder extraño, esa mirada calida, y aunque nunca imagine estar como estoy con él yo sabía que él tiene una energía sexual increíble. Y lo confirmo. 
 


 

Cariem besa a Thalia mientras ella se mueve elegantemente. Me encanta verla disfrutar, suspirar y soltar esas pequeñas maldiciones cuando la mano de Cariem toca sus puntos de placer. 
 


 

Cuando suelta a la chica y viene por mi, me dejo llevar como mantequilla, en lo que los gemidos se Thalia se meten en mis oidos y me provocan placer. 
 


 

El hombre se recuesta de nuevo en el sofá para dar lugar a que Thalia y yo nos besemos de nuevo. Nuestras manos traviesas acarician una a la otra, cruzándose con las de Cariem de tanto en tanto, hasta que él deja de tocarnos y nos observa detenidamente. 
 


 

Cierro mis ojos y me dejo llevar por los jadeos de Thalia, y la beso alocadamente. Hasta que sentí los dedos de Carien en aquel punto que logra hacerme retorcer y soltar un gemido de placer. 
 


 

—¿Aún estás cómoda? —pregunta cuando veo que está haciendo lo mismo con Thalia, yo solo atino a mover mi cabeza de manera afirmativa —. ¿Estás segura? —pregunta de nuevo pero esta vez soltandome al igual que a Thalia. 
 


 

—Sí... —respondo deseosa de que continúe. 
 


 

—Bien, vamos a seguir —susurra con la voz gruesa —. De rodillas, las dos. 
 


 

No tardo en obedecer, pero Thalia queda de pie, mirando a Cariem de forma desafiante, deseosa con la lujuria instalada en su mirada, con que a la conejita le gusta jugar a ser la rebelde. 
 


 

—¿No vas a obedecer a tu amo? —pregunta Cariem muy cerca de su boca.
 


 

Thalia no contesta. 
 


 

Esto provoca que Cariem la tome del cuello y suelte un suspiro. Yo acompaño el hecho. Toma las manos de la chica, las lleva atrás y mientras la besa de forma dura y apasionada, suelta su cuello u estira su cabello, para luego soltarla y rodearla. Con dos golpecitos en las pantorrillas consigue hacer que se quede de rodillas. 
 


 

Esa fue la escena más caliente que vi en mi vida. 
 


 

Cariem va hasta una de las mesas de luz de la sala y quita una caja, evidentemente, vamos a pasar del juego a la acción, pero no sin protección. 
 


 

Retira dos sobres y viene de nuevo junto a nosotras. 
 


 

Entrega un paquete a Thalia y otro a mi. 
 


 

Levanta primero a la chica, la arroja al sofá, y viene hasta mi, me da un beso de nuevo invadiendo mi boca con su lengua en lo que se acerca a mi oído. 
 


 

—Tú me dices si no te gusta lo que ves, u oyes. Yo me detengo... porque si no puedes con eso... no podrás con lo siguiente. Ahora estamos jugando, pero cuando sea el ritual, no podrás elegir, al igual que yo. 
 


 

—No te preocupes por mi —respondo —. Y ofreceme la música de los gemidos de Thalia. 
 


 

De algo estoy segura. A Cariem le puede gustar este juego, le puede prender ser el amo. Y yo puede que nunca haya estado con un hombre, pero si esto me iba a incomodar, ya lo hubiera hecho desde el minuto uno. 
 


 

Hasta ahora, todo es placer. 
 


 

—Bien... no puedes tocarte, es parte de juego...— susurra en mi oído —. Creo que te va a gustar la música que vamos a hacer. 
 


 

Esta vez yo lo beso, él se me pone de espaldas y yo admiro su complexión, mientras Thalia suelta gemidos interrumpidos ¿Me prende? De maneras astronómicas y más al ver el rostro de la chica cada vez que él la toma del cabello y la separa de su cuerpo. 
 


 

Los labios de la chica están rojos por su labor y ahora me pregunto si yo podré hacer lo mismo. 
 


 

En una de las idas y vueltas de Thalia, ella me sonríe y me guiña un ojo. 
 


 

¡Carajo! Eso hace que mi interior se prenda más,  yo pensé que más era imposible. 
 


 

A continuación, el se arrodilla ante la diosa rubia y por lo que veo y escucho a Cariem no le falta  fuerza en la punta de la lengua. 
 


 

Los gemidos alimentan mi placer y entro en un conflicto porque quiero ser Cariem, pero también quiero ser Thalia. 
 


 

Finalmente, la chica parece estar a punto de llegar a la gloria, pero Cariem se separa de forma abrupta, e ingresa en ella, no sin antes seguir masajenado con los dedos el sitio donde antes estaba su lengua. 
 


 



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En el texto hay: amor, magia, guerra

Editado: 14.06.2021

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