Los secretos de La Colmena

Pecados


 


El sonido de una llamada entrante me despierta.

¡Mierda! Es Orkias.

Tomo el celular y deslizo mis dedos sobre la pantalla, tratando de ignorar a las chicas enredadas en mis sábanas, miro a otra dirección a duras penas en lo que me coloco un buzo gris.

—Orkias... —saludo en lo que salgo de la habitación.

—¿Desde cuando te tengo que despertar un miércoles por la mañana?

—Lo siento, se me pasó la hora de sueño. —confieso mientras mi memoria me juega una mala pasada al ver el sofá y todo mi cuerpo reacciona.

—Eso es raro, y hay dos posibilidades... pasó algo malo anoche o...

—No quieres saberlo, viejo —Con la mano libre acomodo mis rastas y me acerco a la isla de la cocina para prepararme café.

Un silencio incómodo sd instaló tras la llamada. Orkias es muy intuitivo, por ello nos llevamos bien, hay cosas que nos confiamos y hay otras que simplemente no lo podemos ocultar uno del otro.

—Bien, da igual como te estés divirtiendo, yo necesito que estés para La Colmena.

—Sabes que lo estoy Orkias.

—Son las 11:00 de la mañana...

—Te juro que mi desvelada fue por y para La Colmena.

—No necesitamos más niños, no es época de pensar en repoblar.

—¡No seas idiota! Tú ya te encargaste de eso.

Él ríe y acompaño su risa al momento en que lo pongo en alta voz y me sirvo el café.

—¿Por qué tu noche divertida salva a La Colmena y a que no te sancione por despertar casi al medio día?

Bebo el café, me siento en la butaca y suelto un suspiro.

—¿Recuerdas que cuando comencé a salir con Mirena me dijiste que tuviera cuidado, porque era muy probable que por ser un futuro hechicero solo esté cayendo bajo el encanto de una futura bruja?

El momento se me hace vívido, estaba tan enamorado de ella, que me arriesgue a todo, y por eso me condenaron a confinamiento, por robarle un beso en medio del pasillo.

—Entonces Thalia lo es... por eso te veía tan embobado mirándola.

—¡Mentiroso! No soy tan evidente.

—Eres mi mejor amigo desde kinder, no serás evidente para el resto, pero para mi sí.

Orkias tiene razón, él sólo necesita mirarme para saber mi estado de humor.

—Ok, entiendo ¿Y qué implica el hecho de que Thalia sea una bruja?

—Ya sabes cómo funciona hermano, el problema es que no es cualquier bruja.

—¿Lo dices en serio?

—El tercero, bajó su cabeza en respeto. Los ladrones del bosque salieron a murmurarle cosas y salvo a Mainó con polvo de oro...

—Entonces tenemos una Auris... ¿hicieron el ritual?

—No... aún, sabes cual es el costo Arikú.

—A parte de que tu vida de bandido se va a la basura... La verdad no estoy seguro.

—Verena, ella es el problema, va a pedir algo a cambio a Thalia, y la chica ha tenido mucho en estos días, solo quiero 48 horas más para que esté lista Orkias.

De nuevo el silencio, yo entiendo el apuro de mi amigo por volver, pero no puedo permitir que exponga a Thalia, y termine muy débil al finalizar la jornada. Podria morir si no está lista.

—Listo, tienes las 48 horas, mientras Irina y yo nos encargaremos de estudiar el internado y de entrenar a los niños.

—¡Genial! En 48 horas tendrás a tu bruja Auris.

—Otra cosa, tengo cuidado, porque, no sé como reaccione Mortel. Sé que se odian.

—Cuando el ritual suceda, para Mortel ya será muy tarde, ni quejas podrá emitir.

—Es eso lo que me preocupa, lo estás disfrutando Cariem.

—Adiós Orkias, hablamos luego.

—¡Muy maduro de tu parte evitar esta...!

Corte la llamada. Y de dejé llevar por el sabor del café y de tan solo imaginarme a Mortel sabiendo que su hija estará atada a mi.

Aunque no era lo que quería ni pensaba, debo admitir que me da gusto saber los efectos colaterales.

—Andas sin remera debería ser ilegal —Anuncia Thalia en lo que ingresa a la cocina, la miro de arriba a abajo, con una camisa mía y sin nada más.

—Siento que voy a tener que parar a la cárcel... —contesto riendo —. No esperes verme muy vestido en mi casa... y por lo que veo, yo tampoco debo esperar verte muy vestida.

—¿Qué más ropa necesito de la que me cubre del frío?—se sirve una taza de café y luego se apoya en la Isla, no oculto la mirada, y que la disfruto, pero a los pocos segundos estoy acompañando la misma dirección que ella ve.

Anastasia camina en nuestra dirección bostezando y desordenado su cabello. Explendida.

—Buenos días cosas divinas hechas por la madre naturaleza —expresa en lo que se estira sobre la mesada y quita a Thalia su taza de café —. ¡Por Dios! No antojen tan temprano.

Me bajo de la butaca y le sirvo a Thalia nuevamente el café y yo recargo mi taza.

—¿Qué haremos hoy? —pregunta la chica.

—Ustedes —contesto —: pueden quedarse a jugar, yo, voy a salir a rastrear a la persona que te hizo el possessionem.

Thalia queda petrificada, sus ojos azules tiemblan al verme.

—¿Vas a enfrentar a Daniel? Pensé que...

—¿Qué pasa si lo enfrento? —la interrumpo dando un paso hacia ella. Intenta hacer pasar el comentario negando, y moviendo la cabeza de forma nerviosa.

—¡No puede ser! —Anastasia baja la taza sobre la isla y también mira a Thalia —. ¿Te gusta el mata abeja?

—¿Qué dicen, claro que no?

Arrugo la nariz, porque me huele a mentira su declaración, en definitiva, en chico le gusta o desarrolló empatia hacia él debido al possessionem, pero sea lo que sea, los celos me comen.

—Quiero ir contigo —Anastasia habla.

—No —respondo enjuagando mi taza luego de haber bebido lo que restaba del café de un solo trago —. Te quedas a cuidar a Thalia...

—Mmmmm no me desagrada la idea. —Thalia se sonroja al escuchar a Anastasia, aún después de todo lo que hicimos tiene vergüenza.

—¿No vas a atacarlo? ¿Vas a ir solo? —vuelve a preguntar Thalia.

Volteo a mirarla y camino hacia ella provocando que retroceda hasta chocar con la isla. Apoyo cada mano a un costado de la chica y muy cerca de ella respondo.



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En el texto hay: amor, magia, guerra

Editado: 14.06.2021

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