Los secretos de La Colmena

Es una orden


 

 

El celular comenzó a sonar justo en lo que me estoy alistando como para salir, lo tomé y deslizo me dedo sobre la pantalla.

—Hola...

—Luri, ¿cómo estás? —La voz de Thalia me da un poco de tranquilidad, de hecho la quería llamar desde hace un rato.

—Bien Thali, ¿Qué tal estás tu? ¿No te están torturando tus cuidadores?

Una risita nerviosa seguida de un ataque de voz interrumpe la llamada, solo espero a que se calme antes de insistir por una respuesta.

—¿Estás bien, conejita? —Escucho la voz de Anastasia al fondo.

—Sí, estoy hablando con Luri, solo, me atoré.

—¡Ahhh! Okok, saludos de mi parte al niño.

—Anastasia...

—La escuché —rio porque en verdad no puedo creer que se haya atorado solo por reír —¿Qué pasó Thali?

Pregunto caminado de un lado a otro de la habitación.

—Nada, solo que quería saber cómo estás luego de la noticia de hoy.

—Terrible, enfurecido, enojado... ¿Sabes que fueron mata abejas? No es verdad

—Lo sé...

—Mis espíritus llegaron tarde, y no alcance a ver quienes eran, pero seguro Daneb y Ragel tienen algo que ver.

Thalia vuelve a hacer silencio, parece que una eternidad se pasa, pero finalmente vuelve a hablar.

—Luriel, te escucho tenso.

—Lo estoy ¿Qué crees? Intentaban matar a mi hermanita, a mi papá.

—Luriel, necesito que te tranquilices, hasta aquí siento tu estrés... mamá dice que no, pero yo creo que sí, debes volver junto a Yael, y retomar las sesiones con ella.

—¡Me preocupo por mi familia y me quieres mandar al psicólogo Thalia! —soy conciente de que mis palabras salen en un casi grito e intento controlarme.

—No, quiero que regrese con Yael, porque necesitas volver a practicar autocontrol, los dos sabemos cuales son tus problemas con el manejo de la ira.

—No he tenido ningún arranque Thalia...

—Yo escucho lo contrario.

No me molesta tener terapia, la verdad que es algo que me ha ayudado en muchas cosas, pero lo que me molesta es que ya no vivo en un mundo normal, y me quieran volver a mandar al psicólogo solo por reaccionar ante un ataque.

¿Cómo se supone que debo reaccionar si soy un guerrero de pura cepa? Soy el Cario, el que debe proteger a esta organización?

—Luri...

—Thalia, entiendo, no quieres volver a ver al niño que rompe objetos cuando está furioso, voy a ver a Yael, lo prometo, pero...no te prometo darle tregua a nadie que se meta con nuestra familia.

—Sabes que no es lo que pido, solo no quiero que revientes en el lugar y momento equivocado.

—Ya no me trago las emociones como antes hermana...

Ella suelta una risa burlona, y yo frunzo mi ceño, intentando comprender por qué sé ríe de mi.

—Tardaste años en darte cuenta que estabas enamorado de Iracema, año y medio en admitir que estabas loco por ella.

>>Los celos se te notan a km de distancia, hermanito, no eres maduro ni por si acaso, y te faltan muchos años aún.

—¿Llamaste solo para humillarme? —me quejo.

La puerta de la habitación se abre y es mamá quien me hace un gesto como para salir ya, yo le respondo con otro gesto para que me espere un segundo.

—Ok, ganas Thalia, pero solo por esta vez, porque te tengo que dejar, voy a ver a Hisa, papá y los abuelos.

—Ok, ok. Cuídate ¿Quieres?

—Lo haré, abrazo, te quiero.

—Te quiero, tonto.

Finalizo la llamada y voy junto a mi madre quien seguía esperándome en la puerta, ella me rodea los hombros y caminamos así por el pasillo.

—¿Te dijo tu hermana lo de Yael?

—Sep —contesto sin darle importancia.

—Es solo si tú quieres bebé. Si sientes que no...

—Sí, creo que Thalia tiene razón, a demás, hemos pasado por muchas cosas, quizás sea necesario.

Mamá me ofrece una sonrisa y afirma, creo que está satisfecha con mi respuesta. La cual fue madura y responsable <<Ves Thalia, soy un niño grande>>

—Luriel...—Iracema me llama, mamá y yo volteamos —. Solo venia a despedirme antes de ir a entrenar, no los voy a retrasar Solei.

—Tranquila Hermosa —contesta mamá mientras la abraza, luego me abraza a mi.

Una vez en mi cuello susurra a mi oído.

—Te llamo esta noche. Ya te extraño.

—No puedo creer que somos de los novios empalagosos —digo riendo —. Pero también, ya te extraño.

Iracema se despega de mi, y cuando ve a Jose, le levanta la mano en gesto de que ya va, mi prima solo sacude la mano en el aire para despedirse.

—Que tenga un bien viaje, cuídense mucho ¿Sí?

—Gracias Iracema... —habla mamá, yo solo la veo irse con Jose hacia el patio, imagino que será una larga sesión de practica.

Ya resignado a estar lejos por una noche de mi No novia, sigo mi camino, cuando veo a Ndusú salir de la habitación común, sus ojos dan directo a Iracema y Jose quienes ya habían llegado al patio, y sus figuras podían verse a través del vidrio. Analizo la situación, intento centrarme y recordarme que <<Soy un niño grande y tengo autocontrol>>

Pero no. Aquí estoy, apunto de hacer algo tremendamente estúpido, al ver que el chico vuelve a la habitación, y puedo apostar mi alma a que fue a alistarse con ropa deportiva.

—Mami —hablo apresurado —Olvidé algo importante en mi habitación, voy a buscar ¿Dónde me vas a esperar?

—Ya guardé todo lo que me pediste... —ella me mira extrañada.

—Mami, por fa.

—Solo me dices mami en dos momentos, cuando quieres chantajearme, o cuando pasa algo importante.

—Te juro que es la segunda —insisto, ella termina arrugando la nariz y afirmando.

—Bien, apresurate, estaremos en el patio con Orkias, por fa no tardes, la capital está a tres horas, no quiero llegar tan de tarde.

—Cinco minutos, no más.

Salgo corriendo hacia la habitación rogando que nadie más esté. Abro la puerta con brusquedad en el momento justo en que Monica se cruza conmigo.

—Cario...

—¿Hay alguien más? —pregunto ella niega



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En el texto hay: amor, magia, guerra

Editado: 14.06.2021

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