Los secretos de La Colmena

No queda de otra


 


—¡Joder! —Exclamo cuando Cariem me deja sin aliento.

Me siento sobre la cama para observar a Thalia, quien sigue con la respiración agitada, sus mejillas están muy rojas y sus ojos parecen cansados.

El cuerpo de la rubia está rodeado de cuerdas llenas de nudos y sobre su piel hay rosas y hojas de todo tipo.

—No lo va a aguantar —suelta Cariem preocupado.

Y tiene razón, ella no puede hablar aún de tan cansada que se encuentra.

—¿Pero hay más que esto Cariem? —pregunto intentando centrarme en el problema y no en los cuerpos desnudos.

—No es ni el 25 % de los debemos  hacer —Se muerde el interior de la mejilla y ahora también la preocupación se instala en mi —. A penas y hemos iniciado, esto no solo es placer chicas.

—Créeme que lo he notado. —Admito mientras me levanto y voy hasta el pequeño frigobar y alcanzo una botella de agua a Cariem quién da de beber a Thalia. Ella aún no puede emitir palabra alguna.

Miro mi muñeca y veo los dibujos que ha dejado Cariem en mi piel, estos van desapareciendo a medida que Thalia respira y se relaja.

—Voy a avisar a Orkias...

—¡No! —Thalia habla —. No vamos a dejar pasar un día más.

—Estás débil —Me apresuro a decir antes de que Cariem diga algo —. ¡No te podemos exponer!

—Yo puedo, créanme, soy fuerte, soy una Gianti, yo puedo. Solo... necesito un segundo...

—Conejita... —Cariem acaricia su cabez mientras habla, y se ve tan sexy siendo tierno —. No puedo permitir que te expongas así...

—Pero tampoco podemos permitir que sigamos en riesgo... si Orkias hizo la pregunta, es por que algo pasa. No voy a dejar al enjambre desprotegido cuando sé que puedo ayudar.

—Admitamos que la conejita nos gusta por terca e insolente —digo mientras destapo otra botella de agua y la bebo.

Cariem hace un gesto de rendición y va por su pantalón. Se lo coloca rápidamente, para luego desatar a Thalia.

A medida que los nudos desaparecen la piel de la chica queda expuesta revelando marcas rojas en ella.

Yo también opto por vestirme, al ver que Cariem quita el último nudo, me apresuro en pasarle una de sus camisas, me gusta verlo cuidar a Thalia, y ser participe de como la viste me enloquece.

—Bien, haremos el ritual, esta madrugada, llamaremos a Verena —dice el vicerrector, Thalia y yo solo afirmamos —. Pero a cambio tú te vas a dormir ya ahora.

—¿Cómo? No...—Cariem coloca una mano sobre su frente y la chica cae en un sueño profundo, antes de dar contra el piso, él la toma en sus brazos y le lleva hasta la cama.

—No aprende...

—Tú también deberías descansar... —amenaza mientras la tapa con una frazada.

—Te atreves a tocarme y te quedas sin mano Cariem.

Él alza ambas manos al aire y sonríe, mientras niega.

—Siempre agresiva Ario, pero hace un momento tenías más qjd mis manos sobre ti, y no te quejabas.

—No mezclemos el placer con las órdenes de vicerrector.

—Pero hablo en serio Anastasia, debes descansar, será una noche larga. Y en verdad, no va a ser fácil si no estás descansada.

—Ok, voy a ducharme y luego a descansar ¿contento?

—Sí...

Salgo de la habitación de Cariem con la botella de agua en manos.

Sin dar vueltas voy hasta mi cuarto. Pienso ir directo a bañarme, cuando escucho mi celular sonar a causa de una llamada entrante.

Al ver el nombre de Zunú, no tardo en deslizar mi dedo sobre la pantalla, para que él me llame, debió haber pasado algo grave.

—¡Hermano!

—No, no soy tu hermano, hermosa.

La voz de Irina me congeló la sangre, los músculos de mi espalda se tensionaron y el enojo se apodera de mi.

—¿Por qué tienes el celular de Zunú?

—Lo olvidó en el campo de entrenamiento... no te preocupes, ya se lo voy a dar.

—¿Ocurrió algo importante?

—¿Más que la casi masacre de anoche? Esperaba un mensaje tuyo aunque sea.

—Irina al grano, ¿Qué quieres?

—Verte... solo un rato Ana, solo unos segundos... te extraño.

Por meses rogué que ella me dijera esto, espere y espere, curé mi alma y vi la manera de que no me afectara su ausencia, pero definitivamente, fallé, porque ahora me siguen temblando las piernas cuando la escucho.

—No... ¡Basta Irina! Tú no me extrañas, no me quieres, solo, deseas tenerme a tus pies. Si no tienes nada importante que decirme, voy a cortar la llamada en este instante.

—No lo hagas, Ana...

—¿Cortas la llamada?

—Convertir a la Gianti en una Auris.

—¿Cómo es que sabes eso?

—Sabes que yo lo sé todo...

—Por eso estabas celosa... por eso la acusaste de ser la causante. Tú ya viste su aura ¿No es así?

—Ana...

—¡¿No es así?! —Pregunté engrosando la voz y apretando mi mano al rededor del celular.

—Sí... desde el segundo que cruzo la habitación lo vi, ella es una Bruja, y no cualquiera.

—Bien, Irina, solo acabas de reforzar mi decisión de estar lejos de ti.

—Anastasia...

—La Colmena siempre debe estar primero, decidiste callar, por ¿celos? Te puedes ir a la mierda Irina.

Colgué la llamada con enojo y arroje el celular a la cama, no retuve el grito de frustración, debía salir de mi interior, es demasiado tóxico mantener tanta ira congelada en mi.

A la puerta se asoma Cariem, quien está con una ceja levantada, el imbécil se ve muy bien, y se supone que no me gustan los hombres, pero sabe hacerse antojar con su sola presencia.

—¿Te puedo ayudar?

—No... —contesto tomando la botella de agua y arrojandola contra el blindex de nuevo para quitar mi ira.

—Está vez no es una pregunta. Te puedo ayudar...

—¡¿Cómo?! ¿Puedes hacer que olvide a Irina? ¿Puedes hacer que no me duela se actitud estúpida? Sus celos nos está entorpeciendo, ella ya sabía que Thalia era una bruja, ¿Sabes cuanto lío eso nos podría haber resuelto si lo decía desde el momento uno?

—Es una engreída, egoísta, estúpida y manipuladora...



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En el texto hay: amor, magia, guerra

Editado: 14.06.2021

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