Anastasia estaba sentada en el borde de la cama mirando hacia el blindex, sus ojos estaban cristalinos por las lágrimas acumuladas, y la lluvia que acaba de caer afuera no ayuda para nada, solo hace que todo sea más melancólico.
Me aclaro la garganta, la chica voltea y la imagen de la chica fuerte e insolente está muy lejos de este escenario ahora.
—¿Estás segura Anastasia? —pregunto parado delante de su puerta.
La chica sorbe, y con dificultad afirma moviendo la cabeza, así que tomo eso como señal de que puedo pasar a la habitación.
En mis manos traigo una bandeja de plata, dos velas, una agujas, hilo de yute, fósforo, sal y una rosa blanca.
Anastasia ve la bandeja y una sonrisa lastimera se dibuja en el rostro, niega y se pasa las manos en las mejillas para retirar las lágrimas que caen sobre su piel.
—Pensé que ese ritual era falso, lo veo en todos lados.
—Oh... es muy real, pero por lo general no lo hacen bien cuando lo muestran en las redes sociales. Nosotros, lo haremos bien. Vamos a cortar esos lazos de una vez.
—Gracias Cariem, en verdad muchas gracias, estos significa mucho para mi.
>>Yo no quiero ser esta clase de chica, o sea, no tengo problemas de admitir mis sentimientos, de llorar, o de dejar salir todo este lado emocional, no es eso... lo que no quiero ser, es la que se hace de la ciega.
>>Mi relación con Irina siempre fue... de dependencia, tóxica y muchas veces manipulativa, de ambos lados. Creo que le hice daño, pero ella también a mi.
Tomo la mano de la chica y le doy un apretón cuando me siento en el sueño y bajo la bandeja sobre la alfombra.
Miro a traves del blindex la lluvia que cae mojando el vidrio, dejando ver las hojas de los árboles bailar a causa del golpe del agua sobre ellas.
—Te entiendo Anastasia... créeme, que te entiendo de más...
—¿Elsa? —pregunta y yo niego, sí quise mucho a Elsa, incluso nos íbamos a casar, hasta que descubrí que estaba engañandome con Mortel, pero eso no fue doloroso, para nada.
—No, es mucho más triste, porque yo no pude cortar los lazos, y sufrí por años, y no pasé por algo tóxico, pero si por algo desgarrador.
—¿Me lo quieres contar? Mientras me armo de valor.
Sonrío, porque en verdad es agradable ver a la Anastasia que se oculta debajo de toda esa madurez obligada y la dureza que tiene por ser como es.
—Mirena Arikú... —digo y ella se lleva las manos al pecho, creo que sintió mi dolor en ese preciso momento.
—No tenía idea Cariem...
—No es algo que comparta con cualquiera, pero teniendo en cuenta que prácticamente nos vamos a casar...
—Sí no quieres...
—La verdad si quiero quitármelo del pecho —Es ella quien ahora parieta mi mano —. Estaba perdidamente enamorado de ella. Desde que ella estaba en 7mo.
>>Fue la razón principal por la que peleaba con Orkias, y fíjate que nunca peleaba con él, es mi mejor amigo.
>>Un día, le pedí que fuera mi novia, fue antes de pasar al panal. Ella, dijo que si... fue hermoso... la verdad.
Suelto un suspiro y mi corazón parece quebrarse de nuevo, recordando lo hermoso que era vivir a lado de Mirena. La lejana juventud y el amor que le tenía.
—Pasamos al panal, fue un año difícil para mi, en verdad fueron dos años difíciles... hasta que la volví a ver. No dudé por ni un solo segundo volver a pedirle salir a pesar de las reglas.
>>Éramos buenos, escondiéndonos... pero el día de su cumpleaños... se me ocurrió la brillante idea de robarle un beso... el peor día de mi vida.
>>Me mandaron a confinada, y créeme, esa noche fue una tontería, comparado a la noticia que recibí al día siguiente...
—La habían matado...
Mi labio comienza a temblar, al igual que mis manos, no puedo creer que aún me afecte tanto.
—Ni siquiera estuve para luchar por ella, hubiera dado mi vida a cambio de la suya.
>>Cada noche soñaba que no la besaba, que no estaba en confinamiento y que la salvaba. Cada noche imaginaba que la tenía conmigo, pero esa no era la verdad.
>>La perdí, y con ella se fue mi alma entera. La verdad es que en ese momento el Cariem de 17 años creía que la vida no valía la pena sin ella.
>>Mi corazón parecía no pertenecer a mi cuerpo, y el llanto se convirtió en mi mejor aliado, pero también debía ser fuerte, mi mejor amigo también sufría.
—Nunca pudiste cerrar tu duelo, Cariem, lo siento tanto, y estoy agradecida por que compartas esto conmigo.
—Veras Ana, el amor es bello y doloroso... si yo en ese momento hubiera entendido que encerrandome en mi, no solucionaba nada, quizás no iba a sufrir tanto... pero no, no lo hice.
>>Tardé años en volver a querer, años es dejar de sentir culpa por estar con alguien. Y mucho más en dejar de llorar por el amor que no tenía destinatario.
>>Por eso te pregunto de nuevo ¿Estás segura que no quieres ir a despedirte de Irina?
Anastasia niega, en lo que las lágrimas ruedan sobre sus mejillas.
—No, Cariem, ya la quiero olvidar de una vez.
—Bien... —le paso las velas y la aguja —. Escribe tu nombre en una vela y el de ella en la otra.
Anastasia sorbe pero obedece, mientras yo hago un círculo de sal en la bandeja. La chica me pasa las velas, enciendo el fósforo y quemo la base de ambas velas para pegarlas en la bandeja.
Ato los hilos alrededor de la vela y en el centro coloco la rosa blanca.
—Esto, Anastasia, ya no tiene vuelta atrás, vas a cortar los lazos con Irina, por siempre.
—Lo entiendo.
—Bien, enciende las velas.
La chica obedece y quedamos viendo al fuego consumir la vela.
—¿puedes tomar mi mano hasta el final?
—Clado que sí niña, claro que si.
El fuego se consume con rapidez y llega al hilo, en ese preciso momento, Anastasia se sobresalta, al ver que el fuego comienza a rodear el yute.