Estamo sentados al rededor de una mesa de madera, a la cabeza está la reina Gaia, y del otro lado mi madre.
El sol está comenzando a pintar el cielo, y en mi nace un presentimiento, como si algo grande acabara de suceder.
Mis ojos ven un destello dorado que invade toda mi visual, y el aroma a Romero, menta, velas y flores llegan a inundar mis fosas nasales.
—Entonces están cazando almas desde el Tapekué... eso sí es terrible —. Gaia habla pero la verdad es que estoy intentando descifrar el fenómeno que experimento antes que otra cosa —. Lo bueno es que tenemos al Cario, la princesa guerrera y a la Ninfa con nosotros. De no ser así, no sé que sería de nosotros.
—Hoy mismo procederemos a cerrar toda grieta —habla el rey viéndome a los ojos —. Luriel, hemos escuchado de tu gran poder. Y nos sorprende lo que has hecho. Por ello, creemos que debemos entrenarte a ti al menos por un tiempo.
—Me siento honrado, su alteza, pero... ¿Sugiere en alejarme del enjambre en estos momentos? —la preocupación me tomó por completo, tengo un mal presentimiento y en verdad no tengo ganas de alejarme de mis compañeros.
—¿Tienes algún motivo por el cuál no quieres quedarte aquí? —Araresa bebe de su copa cuando termina la pregunta.
—Nos están atacando... —respondo quizás un poco prepotente —. Lo siento, no quiero parecer ingrato, mucho menos insolente, pero soy el Cario, en encargado de proteger al panal, a sus miembros...
—Error... —Araresá se inclina levemente hacia mi, y su suave perfume ingresa en mi —: La encargada de ello es La princesa guerrera...
Los visitantes nos miramos con sorpresa, pero la familia real no se inmuta, es como si contaran una nimiedad, y la verdad no lo es. Lo que afirman va en contra de todo lo que nosotros sabemos.
—De hecho, Iracema también debería quedarse —Anuncia La reina —. Ambos, deben entrenar para lo que realmente les corresponde hacer.
>>El Cario, cuidar a los 7 e Iracema, proteger a La Colmena. Ambos son guerreros que deben salvarnos de los enemigos, impedir que lleguen aquí los que quieren quedarse con el bosque, pero lo más importante... alcanzar su máximo poder.
>>Iracema, imagino que Anastasia ya te entrenó con las bases de la brujería y el poder de las estrellas, y Luriel ya recibiste el don del primero. Supongo que Zunú te tortura en cada entrenamiento.
—Sí —respondemos al unísono Iracema y yo.
—Pero aún así no es suficiente... —Araresá se levanta y viene a pararse tras de mi, coloca sus manos sobre mis hombros y siento una especie de energía que corre desde la punta de mis pies hasta mi cabeza —. Ustedes están destinados a cosas más grandes, y enemigos más colosales.
Araresá se agacha hasta mi oído y con la voz muy suave susurra:
—¿También lo sientes Cario? ¿Ese destello dorado?
Volteo a verla y quedamos a centímetros uno del otro y no sé si tengo miedo o emoción al saber que ella sabe lo que veo y siento.
—Araresá... —La reina Gaia llama a su hija —. No asustamos aún a nuestros invitados, a penas y estamos revelandoles cosas que desconocían.
—Lo siento madre, es la euforia de verlos al fin. Yvytú hablaba muy bien de ustedes —la chica dibuja como un círculo con sus dedos y nos señala a mi y a Iracema —. Se nota que hacen un buen equipo.
La chica vuelve a su asiento, y en ese momento, bajo la mesa siento la mano de Iracema sobre mi regazo, sin dudar coloco mi mano sobre la suya.
—¡Tremendo! —habla Orkias —. ¿Qué otras cosas debemos saber? Porque hasta ahora sólo tengo mil preguntas. Pero lo más importante ¿Por qué Elsa insistió en qué vengamos junto a ustedes en el momento en que supo que se están robando almas del mismo Tapekué?
—¡Directo y al corazón! —Araresá se sienta toma una frutilla de uno de los potes que tiene en frente y apunta a Orkias —. Madre ¿Puedo? —la reina hace un gesto de aprobación a la chica y esta junta susanos con placer —. Jahecha mba'e oiko mbyjakuera rapepe.
—¿Qué dijo? —susurré a Iracema quien se acerca a mi oído.
—Veamos que ocurre en el camino de las estrellas.
—Gracias... —respondo voltenado hacia ella, más como una excusa de tenerla cerca antes que otra cosa, Ira me sonríe y ambos nos sentamos bien cuando el show se despliegua.
De repente teníamos a la vía láctea delante de nosotros, las luces de las estrellas iluminando la mesa y podía ver luces fugarse de un lugar a otro.
—Vean a Pleyades —Araresá apunta a la constelación que está justo delante de nosotros —: según nuestros ancestros, los 7 tienen su alma oculta es esas estrellas, por eso el primero actúa bajo la regencia de esa constelación, antes de ser nuestroa aliados, los 7 fueron nuestros enemigos ¿Lo saben no? —todos afirmamos —. No fue hasta que apareció Porãsy y se sacrifico por el pueblo que las almas de los 7 fueron purificadas y puestas en el gran camino viejo, o Tapekué.
>>Las almas de los ancestros van por este camino, y allí descansan, nos bendicen y nos ofrecen sus favores.
>>Pero también es un lugar de donde seres despiadados pueden obtener una fuente inagotable de poder.
>>Las brujas nos encargamos de cuidar los espíritus, yo soy una bruja argentum, es decir, mi regencia es a favor de la luna, ella me concede su poder y mediante ella, llego al Tapekué y puedo pedir energía prestada a nuestros ancestros.
>>Sé que estaban en busca de la bruja auris, la reina del sol y el oro, y según presiento la acaban de conseguir.
Mi madre y Orkias se miran, el rector solo hace un gesto de incomodidad y mamá uno de reprimenda.
—En fin, esa bruja es la que tiene acceso al Tapekué gracias al astro rey, por lo que puede usar sus poderes con mayor intensidad.
>>Ahora, ¿Qué creen que motivaba a Carina para llegar hasta aquí?
—Su odio hacia La Colmena —contesto apretando mis manos en puños, pero la que tengo bajo la mesa, Ira la acaricia para que relaje —. Esa mujer solo quería destruirnos.