Los secretos de La Colmena

Señor muerte

—¿Dónde están? —pregunto mirando al castillo rodeado de una especie de burbuja.

Aratirí me señala el camino hacia el bosque, Solei me sigue los pasos, y en su mano lleva un par de dagas rodeadas de Luz blanca, un roce de esa daga y te quemas a 5300 grados centígrados, sí, mejor no enojar a Solei.

Llegamos a una planicie y vemos a Thalia flotando en el aire, sus ojos emanan un brillo dorado, los haces del Sol reflejan en su ropa plana y sus cabellos vuelan como si estuviera en medio de una tormenta.

Anastasia y Cariem están sentados en el suelo, como si ambos estuvieran meditando.

—No sé si me gusta, o me asusta —Solei habla con la voz temblorosa y la verdad es que comparto con ella el sentimiento.

—Estoy igual amor... —La sostengo de la mano, y llevo la mano libre a la altura de los ojos para ver si logro observar mejor el panorama.

—Thalia, Hija... —llama Solei, esto provoca que Thalia mire a su madre, al cabo de unos segundo baja del aire, sus ojos vuelven a la normalidad y el campo de protección desaparece.

—Mamá... —la rubia viene hasta los brazos de su madre y se cobija en ellos, mientras yo voy por mi mejor amigo y Ario.

Reviso a que estén bien, y ambos se ven mejor que bien, no noto heridas, ni rastros de que hayan estado moribundos.

Tomo del rostro a Anastasia, observo sus ojos, las ojeras que mágicamente ya no tiene y solo veo en su rostro una sonrisa. La chica me guiña y chasquea la lengua, sí, esa es Anastasia.

—¿Estoy radiante verdad papastro?

—Hablaremos luego de eso, sigo siendo tu rector Anastasia... aunque estés casada con Thalia, no me llames papastro. Hazme el favor.

Anastasia solo ríe de forma socarrona, Thalia y su madre ayudan a ponerla de pie, en lo que yo paso mi mano a mi amigo.

—Tremendo el susto que me han dado, pero también te ves bien, sin un solo rasguño.

—Gracias a Thalia —responde Cariem.

—¿Así que tengo un yerno y una nuera? —Solei levanta una ceja y los 4 solos juzgados por ella, pero al cabo de un segundo se relaja y abraza a los tres —. Solo les pido que no vuelvan a darnos este susto.

—Opino igual —doy una palmada a Cariem —. Pensé que te perdí a ti también amigo... luego de escuchar a Jose...

—No te vas a deshacer tan fácil de mi Orkias, me vas a seguir aguantando, quizás un siglo o dos, más vale.

—Más vale —repito esto último.

—Ahora, no me pidan a mi que se lo cuente a tu padre Thalia, dejo en tus manos que hables con Mortel, en ese estrés no me quiero meter yo.

—Se lo puedo decir yo suegrita —Bromea Anastasia, y no me aguanto la risa.

Solei hace una mueca y luego un gesto de incomodidad.

—Prefiero que lo haga Thalia, queremos contarle la noticia, no darle un pre infarto, Ana.

La chica solo se encoge de hombros, Cariem y yo reimos muy en el fondo si quiero que sufra, y la idea de que sufra me gusta.

—Ahora que ya estamos bien y tenemos una bruja auris, ¿Cuando creen que podemos llamar a Irina e ir al internado? —pregunto cruzándome de brazos.

—Podría ser en este instante —dice la Gianti, se cruza se brazos y mira en dirección al castillo —El problema, es que Irina, Cenit y Arand están inconscientes, No sé si Mateus y Fernando estén bien, y Zunú está en casa de Cariem descansando, por las heridas.

>>De todas maneras, a mi también me urge que el internado vuelva a ser seguro, cada segundo fuera es un segundo más de Gloria para los enemigos.

—Concuerdo —hablo y me sacudo la cabeza —. Vamos a ir junto a Irina ¿Saben sonde está?

—Zunú pidió un favor al señor de la noche, y los envió a distintos lugares. La verdad es que sabes como funciona eso, no tenemos idea —Contesta Cariem —. Dame una hora y pido de favor que los regresen aquí...

—Bien, y allí podremos ver el estado de Irina. Ahora ¿Cómo es que terminaron medio muertos?

—Coral —dicen al mismo tiempo los tres.

—Esa desterrada —Solei habla entre dientes, y sé por qué, aún cree que es hija de Mortel, aunque nunca lo hemos comprobado, la chica hizo cosas terribles, incluyendo intentar matar a Hisa, varias veces, para hacer probar el dolor a su padre.

—Coral entonces... —repito

—Con Daniel, y unas brujas muertas malditas. —vuelve a hablar Thalia, y al fin me fijo en su dedo índice en el cuál trae un anillo rojo.

Tomo la mano de la chica, y todos analizan mi gesto, Thalia solo sonríe y espera paciente a que la pregunta salga de mi boca.

—¿Cómo? ¿Ganaste al señor muerte?

Nadie más que Thalia y yo comprendemos la pregunta, el resto quedó congelado intentando descifrar mis palabras.

—Lo hice...

—¿Sin ningún sacrificio?

—Ninguno... —Su tono es engreído y vaya que se lo merece presumir.

—¿Cómo?

—Verena, cuando me concedió el favor, me lleno de su sabiduría. Ella me enseñó todo, incluso, me señaló un camino hacia el verdadero enemigo.

>>Sí, gracias a ella ya se que están robando almas del Tapekué. Y que Elsa estuvo aquí.

>>Tomaron la mejor elección al dejar a Luriel y a Ira, pero necesitamos a Josefina aquí, yo la necesito para protegernos mientras ellos no estén...

—¿Alguien me explica qué está pasando? —pide Solei, Anastasia levanta la mano, como para apoyar el pedido de mi novia.

Thalia levanta su dedo índice y muestra el anillo rojo que lleva escrito algo en un dialecto que no entiendo.

—Me enfrente al señor, alias sexy, muerte. Él, siempre acompaña a Josefina y es quien la guía para llevar almas al Tapekué.

>>Cómo ahora soy bruja, protegida por Verena, lo pude, y debía salvarlos a ustedes. El punto es que cuando quieres salvar a alguien que quieres tiene un costo.

>>El señor muerte ama las partes humanas... así que concede el alma de tus amados a cambio de algo tuyo...

>>Solo que el señor muerte no contaba con que se las reglas. Impedí que los tocara, por lo que ustedes no murieron realmente, solo estaban a punto de morir, así que, cuando me ofreció el trato, se lo dije. No tuve que jugar con él a nada, directamente me dio el anillo... y claro, amenazo en que la próxima llevaba mi ojo.



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En el texto hay: amor, magia, guerra

Editado: 14.06.2021

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