—¿Cómo estás? —la voz de Orkias del otro lado de la llamada me daba algo de tranquilidad.
—Bien señor Rector. —contesto en lo que voy hasta el balcón del hotel —. Lo único estresante fue salir del colegio a urtadillas pero lo logramos.
—Bien hecho Juanjo, me alegra un montón que hayan salido de allí, pero de nuevo, me enoja mucho que se hayan enfrentado a ese par.
—Debía salvar a mis soldados a cargo, señor.
—Del Valle, lo sé, y te felicito por haber actuando con efectividad, sino, hoy no tendríamos a Daneb.
—Gracias señor.
—El padre de Cenit también te envía su agradecimiento por evitar que la mataran.
—Yo diría que fue mi culpa que se haya puesto en peligro, pero ella insisten en que haber acorralado a Daneb, salvó su vida... sin embargo la culpa sigue aquí... señor.
—Bien, mejor te dejo descansar. ¿Te parece? Y no sobre pienses, la culpa no es buena cuando estamos en zona de guerra.
—Entendido, seguiré enfocado señor.
—No lo dudo.
Finalicé la llamada, apoyé mis brazos sobre la baranda del balcón y observé al sol ocultándose en el horizonte. Mi celular volvió a vibrar, con la notificación de un mensaje, era de papá.
Abrí el chat, y solo decía dos palabras.
Papá 17:45
—Bien hecho.
Nada más, ni un saludo, ni un empticón o algún mote cariñoso.
Giré el celular en mis dedos y lo guardé, no estaba de ánimos para contestarlo. Ya había hablado con mamá hace media hora, al menos ella si me hizo sentir importante y valioso.
Escucho unos pasos venir hacia mi, volteo y veo a Cenit, está en un vestido floreado, y se ve realmente hermosa, su perfume llega hasta mi, y no entiendo como Zunú la terminó.
—Hola Juanjo, perdón —dice acomodando sus cabellos tras la oreja —. Gustavo estaba de salida y me dijo que podía pasar junto a ti, y la verdad es que, no pude evitar.
—No pidas disculpas, me gusta verte —dije sin pensar, Cenit sonrió, y estoy seguro que yo me sonroja —. ¡Lo siento! A veces las cosas salen de mi cabeza sin analizarse, seguro pensaras que soy un niño tonto y pretencioso.
—No pensaba en eso, ¿pero eso te consideras? —pregunta apoyando también sus brazos sobre la baranda.
—Ummm a veces, pero, dime ¿En qué te puedo ayudar?
Cenit me sonríe y me mira con algo de picardía, creo que se dio cuenta que me deleito en su belleza.
—En nada, yo solo pasaba agradecerte, la verdad es que estoy muy agradecida por todo. Aunque tú no lo veas, hiciste mucho hoy por mi.
—¿De verdad?
—Sí... de verdad.
Ella suelta un suspiro, y toma mis manos con fuerza, yo dejo de ver el paisaje y me enfoco en la chica, para que negar que mi cabeza voló con el acto. Ya me hice toda una película en la cabeza, aunque supiera que era imposible.
—La verdad quería decirte que yo era la más escéptica en que ocuparas el puesto que te dieron, discutí con todo el consejo. Te creí incapaz. Pero estoy tan feliz de que me hayas callado la boca y me hayas demostrado que no es así.
Las palabras de Cenit fueron un golpe de subidon a mi ego. En un segundo estaba perdidamente volando entre el "no te creía capaz" al "me callaste la boca"
—Entonces si pensabas que era un pretencioso...
—Hasta eso de las dos de la tarde, pero ya no. Gracias, en verdad Juanjo, por comportarte como un verdadero héroe, ahora sé que las siguientes misiones saldrán bien estando en tus manos.
—La de esta noche, por ejemplo, es una de las más peligrosas.
—Y por sobre todo porque irás solo com Arand e Itae... pero lo vas a lograr, no tengo dudas.
—Gracias, Cenit...
Ella me suelta la mano, y vuelve a mirar al horizonte y yo a ella, admirando su extrema belleza y fortaleza.
—¿Puedo preguntarte algo que no tiene nada que ver con las misiones? —dice Cenit.
—Claro, dime... —contesto curioso.
—¿Crees que soy bonita? Digo, me has estado mirando mucho —otro momento vergonzoso para anotar en mi récord del día —. Pero muchos lo hacen, y últimamente necesito saber, si solo soy alguien que llama la atención... o si soy bonita.
—Nadie en la colmena es feo —contesto riendo, ella hace un gesto de aprobación y ríe —. Pero, Cenit, eres hermosa, y juro como abeja.
>>Cuando nosotros llegamos al 6to grado y tú estabas en 9no, Luriel, Gustavo y yo, íbamos a sentarnos en frente a tu salón solo para verte salir. Decíamos que eras la chica más bonita de la Colmena.
—Eres muy tierno, —dice riendo —. Lastima que seas tres años menor.
Me congelo, mejor dicho, me quemo, o ambos, al mismo tiempo, no puedo creerlo, ahora tengo ganas de tener tres años más.
—En fin... gracias Juanjo.
Cenit está por irse cuando logró desbloquearme y articular las palabras.
—Cenit, espera... —logro decir a la chica y la detengo antes de que se vaya.
—Yo no tengo idea, de qué te puso así, digo, de que dudes de ti, de tu belleza, e incluso de tu poder...tú, eres una protegida del 7mo, y una guerrera poderosa, hermosa, única —digo apenas —. Sea lo que sea que te haga mal, por favor, entierralo, espero que puedas volver a ser la chica aguerrida que eras, o más fuerte, por el momento, lo único que te puedo decir, es que disfrutes, y tomes la primera oportunidad que te haga olvidar el mal sabor. Te mereces disfrutar de la vida.
Cenit vino de nuevo hasta mi y me abraza, gustoso lo acepto, me da un beso en la mejilla y me derrito. Ella se queja por el dolor de la herida así que la suelto.
—Debo ir junto a Irina para que me la cure de nuevo —dice —. Solo, gracias Del Valle, sabes dar consejos, espero que tú también los sigas.
—Sabes que en casa de herrero, cuchillo de palo.
Cenit solo ríe y me da la espalda, la observo marcharse, y suelto el aire reprimido, ojalá fuera mayor de edad.
En fin, debo ir a prepararme, Cenit tiene razón, la misión de esta noche es la más difícil, tener de presas a las arañas no es que sea lo que más seguro me haga sentir. Es momento de descansar, para poder hacer bien lo que toque esta noche.