Los secretos de la esclava

9. El flujo de maná

La iluminación volvió a la normalidad después de unos diez minutos, las personas que se encontraba en el salón se tranquilizaron después de escuchar a Cédric y Eleanor, después cada uno continuó con sus respectivas charlas. Cédric sabía lo que ocurría mientras todos se preocupaban por sus propios asuntos, sólo esperaba que Mare estuviera bien, y que Noah se haya encargado de cualquier inconveniente.

—Se ve preocupado, duque Pheriam.

El pelirrojo salió de sus pensamientos para retomar la conversación anterior con la familia de su esposa. Los Kasmell eran personas de cuidado, no podía tratarlos sino con el mayor de los cuidados, especialmente para evitar que su mayor secreto y el de Eleanor saliera a la luz. Procedió a responder a las palabras del marqués.

—Disculpe, no pretendía darle esa imagen, no es nada que no se pueda controlar en esta casa —dijo con una amplia sonrisa ante la verdad. «El marqués Allan Kasmell, hasta el día de hoy pretende mantener vigilada a Eleanor, se vuelve más impaciente con cada visita»—. Debo asegurarle que todo está bien, si lo que le preocupa es la seguridad de su nieta, tenga por seguro que el ambiente de esta casa es estable.

—No nos malinterprete, su alteza, sabemos que nuestra nieta está a salvo con usted, pero... —habló la esposa del marqués, cuyo nombre era Amy Kasmell.

Ahh ese pero, Cédric sabía a donde conducía esa conversación, y al igual que Eleanor, sus miradas se tornaron más serias.

—La gente está hablando, dicen que esta repentina anormalidad, tiene que ver con aquel caballero que es considerado su sombra, alteza. Disculpe nuestro atrevimiento, pero no nos convence que ese hombre esté cerca de nuestra hermosa Eleanor.

«Vaya, ahora pretenden meterse con Noah; esta gente no hace más que escupir veneno», pensó Cédric, conteniendo sus deseos de apuntar su espada contra el cuello de la familia de su esposa; por suerte, fue Eleanor la que actuó en su lugar.

—Abuela... —interrumpió Eleanor, haciendo el gran esfuerzo de no tartamudear—. ¿Está insinuando que Sir Noah pone en riesgo la integridad de la familia Pheriam? Esas son acusaciones bastante graves, no lo permitiré aunque se trate de ustedes.

La pareja se quedó atónita ante las advertencias de Eleanor. Ella siempre fue un ser tan dócil y sumiso, nunca ha ido en contra de la palabra de sus abuelos, pero ahora las cosas eran diferentes, porque sus parientes no tienen ni idea de que le dieron un gran aliado en bandeja de plata en el momento en que la comprometieron con Cédric.

En lo que respecta a Cédric, también se mostraba sorprendido, pero al instante sonrió por el valor que mostró Eleanor para enfrentarse a su familia, y como su esposo, era obvio que debía apoyarla.

—Lo que dice mi esposa aquí presente es tan cierto —dijo con su amplia sonrisa, aunque ahora incluía el ceño levemente fruncido mientras entrecerrados lentamente los ojos—. Ustedes no están hablando de cualquier persona, se están refiriendo a Noah Pheriam, el menor de esta familia; si algo llegara a pasarme, él tomaría el ducado.

—Además... ya tenemos personas problemáticas esparciendo malos rumores, así que les voy a exigir que controlen sus comentarios en este evento, es de mala educación —continuó Eleanor, pero aún no terminaba—. Sir Noah lo da todo por la seguridad de esta familia, y está muy lejos de representar el gran peligro que ustedes dicen.

—Disculpa, querida Eleanor, no pretendíamos-

—Lamento decir esto, pero mi esposo y yo tenemos algunos negocios que cerrar, tendrán que disculparnos —interrumpió rápidamente mientras hacía una elegante reverencia—. Y por favor... que esto no se vuelva a repetir.

—Creo que ya escucharon todo lo que Eleanor tenía para decir, y también digo que no intenten meterse con Noah otra vez, porque les va a pesar, que disfruten la fiesta~

Los parientes de Eleanor parecieron haberse quedado sin palabras, pero sus expresiones lo decían todo, Cédric sabía que no paraban de insultarlo, especialmente a Eleanor por el fuerte carácter que ha adquirido, aunque a los segundos se haberse alejado, ella soltó un gran suspiro, y el nerviosismo volvió a su rostro.

—C-Cédric, g-gracias por todo el apoyo que me haz dado, hace un año n-nunca habría imaginado que podría enfrentar a mi familia de esa manera.

—No necesitas agradecerme, el coraje para hacerlo lo tuviste tú; bien hecho, estoy orgulloso —dijo sonriente, haciendo que la pelinegra también sonriera, tampoco le molestaba que tartamudeara otra vez esa costumbre se iría poco a poco—. Aunque hay algo que en verdad me está preocupando. Disculpa que diga esto, ¿pero puedes atender a los invitados sin mí por un rato? Prometo volver.

—... ¿e-estás preocupado por Mare y Noah? —preguntó, confirmando sus palabras al ver la expresión del pelirrojo, siempre le ha enternecido ese cariño que Cédric muestra hacia Noah—. No me molestaría que fueras a verificar si ellos están bien, pero... aún tenemos que cerrar los negocios, y ellos quieren tratar directamente contigo, no con la esposa.

Esas palabras eran tan ciertas, y Cédric no dudó en fruncir el ceño, cosa que hizo reír un poco a Eleanor.

—¿Se está burlando, señora Pheriam? —dijo mientras se cruzaba de brazos, pareciendo un infante ante los ojos de su esposa.

—Para nada —respondiendo, procediendo a sostener el brazo de su pareja—. Entiendo tu preocupación, p-pero por el momento no podemos dejar el salón; c-confiemos en que Noah puede encargarse... l-luego verificaremos la situación.




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