Los secretos de la esclava

10. Tres contra uno

 

«... el flujo de la señorita Mare es muy inestable, no debería de verse así aún si está presente aquel sello, aquí hay algo más», pensó Noah mientras se adentraba cada vez más por aquel camino que no parecía tener fin; habían otros senderos que se separaban mientras más avanzaba, el flujo comenzaba a parecer más un laberinto que cualquier otra cosa. Sin embargo, Noah sabía perfectamente cómo identificar el camino correcto a seguir. «Tengo una sensación muy diferenta a otras ocasiones, incluso mi ropa a cambiado», pensó mientras continuaba.

Hay diferentes formas de romper un sello, mientras que algunas personas prefieren optar por el uso de las pociones, el pelinegro prefiere irse por el método más rápido y, en su opinión, más efectivo; cuando un sello se expone a una gran cantidad de magia que supera a la porción que se utilizó para ser creado, la materia que lo componen simplemente falla y colapsa, una enseñanza sumamente básica que aprendió en la academia.

Noah sabe que usar la poción tomaría demasiado tiempo, la preparación requiere varios ingredientes que les tomaría tiempo conseguir por ser muy raros, así que solo actuará rápido cuando vea el sello; para no perderse en ese laberinto, Noah dejo que su poder viajara por aquellos caminos, esperando que sólo uno de ellos reaccionara en rechazo a su magia, con eso concluye que el sello está en tal dirección. La magia también posee comandos de emergencia, por lo que mientras más se acerca a la ubicación del sello, el rechazo recibido será más fuerte, pero no es algo que afecte enormemente a Noah, ya que es muy fuerte.

—... así que... este es el famoso sello —murmuró tras encontrarse con una especie de barrera. «Puedo sentir como una fuerza enorme intenta salir por aquí, los sentidos de un cuerpo humano, ya sea la visión, la capacidad de oír o hablar, todo eso también es una expansión del flujo de maná», analizó, pegando el oído a aquella barrera, y sorprendiéndose de lo que siguiente que escucha.

"Ya no quiero estar aquí, ¡quiero irme!"

"Por favor, no quiero ir con ese hombre"

"¡No me toquen, me dan asco!"

"¡Auxilio, que alguien me ayude!"

"¡Su alteza Cédric, señora Eleanor... s-sir Noah!"

Cuando vio la barrera del sello, tuvo la teoría de que todas las palabras de Mare se quedaban retenidas detrás de la misma, esa teoría quedó confirmada cuando escuchó por primera vez lo que sería la verdadera voz de Mare. Cédric siempre le dijo que terminaría sintiendo compasión por Mare, a veces odiaba que tuviera tanta razón; finalmente ha aceptado que Mare no merecía el rechazo que le mostró apenas subió al carruaje cuando la sacaron del mercado negro. 

No quería aceptarla porque todo de ella le recordaba lo que quería dejar atrás, pero también le recordó la amabilidad de Cédric cuando este lo acogió en su casa, cuando lo convirtió en su hermano menor aunque no compartieran la misma sangre. 

"Gracias..."

Una nueva palabra llegó a sus oídos, lo que hizo que pusiera más atención, hasta hace un momento sólo había escuchado frases desesperadas, pero... 

"Gracias..." 

"Su alteza Cédric me salvó" 

"Su alteza Cédric no es como esos hombres" 

"La señora Eleanor es muy amable, me dio un regalo y lo aprecio" 

"Ojalá pudiera llevarme mejor con Sir Noah" 

—¿Eh? —se sorprendió más con eso; o sea, la trato mal, ¿por qué querría llevarse mejor con él? No tiene sentido. 

A esas alturas, los ojos de Noah ya brillaban al presenciar la amabilidad honesta de aquella mujer; ella era amable, y él fue muy estúpido. 

"¡Sir Noah!" 

Eso... no sonó como una palabra que fuera contenida desde hace mucho. 

"¡Sir Noah!"

Noah se pegó a la barrera cuando confirmó que no se trataba de palabras pasadas, sino que alguien realmente lo estaba llamando; la barrera era transparente, pero no dejaba ver con claridad lo que había en la lejanía, tuvo que esperar a que la distancia se acortara para confirmar lo que ya sospechaba. 

—¡Sir Noah, estás aquí! —exclamó Mare jadeando por todo lo que corrió—. Finalmente... finalmente me encontró... por fin... 

—... señorita Mare... ¿c-cómo...? 

Por primera vez, había algo que no era capaz de explicar aún con todo su conocimiento en la magia. 

—Yo... llevo años encerrada aquí. Desde que me pusieron el sello, siempre aparecía detrás de esta barrera cada vez que me dormía y estaba sola —se quedó callada por un momento, apenas y puede contener las lágrimas.

—Usted... puede pronunciar palabras perfectamente, no perdió la habilidad aún cuando pasó varios años sin poder sacarlas a la luz.

Las palabras de Noah sorprendieron a Mare, hasta hace un momento estaba hablando consigo misma, pensando que Noah no era capaz de escuchar ninguna de sus palabras, pero no esperaba que el pelinegro en realidad sí pudiera oír todo lo que dijo.




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