Pasaron un par de semanas desde el incidente en el mercado negro, mientras que Eleanor explicó lo que pasó, Noah se negó a contarlo todo, y pobre de aquel que insistiera en saber la verdad, pero con los días todo parecía haber retomado su curso normal.
Sin tocar o dar algún tipo de aviso, Noah ingresó a la oficina de Cédric justamente cuando él se encargaba de unos documentos, estos giraban entorno a los futuros proyectos que "realizaría" con sus nuevos socios, finalmente los planes comenzaban a ponerse en marcha para hacer caer a los buitres de la aristocracia, sumando la información que juntaron Noah y Eleanor en el mercado negro, tenían otros paraderos relacionados con Mare.
—¿Hay alguna razón para que ingreses a mi oficina sin tocar? —preguntó sin despegar la mirada de los papeles, pero al ver que Noah no le respondía, al final pasó a mirarlo, sólo para encontrarlo recostado en el sofá—. ¿De verdad te atreves a ignorarme?
—¿Eh? Sólo estaba esperando a que dejaras de hacer el ridículo —respondió como si nada, provocando una mueca en el rostro de Cédric
—Últimamente te haz vuelto experto en faltarme al respeto... viniste a decirme algo, ¿no es así?
Cédric pareció restarle importancia, pero Noah terminó por dejarlo sorprendido con la noticia.
—Zia finalmente volvió a Tessia desde la capital.
—¿Zia volvió? Pensé que Dóminic no lo soltaría nunca, ¿por qué siempre trata de llevarse a mi gente? —se quejó con una mueca e el rostro.
—Según él, eres bueno consiguiendo gente con talento, y deberías referirte a él de una mejor manera, recuerda que es el emperador de este imperio —le recordó como si nada, escuchándole soltar un largo suspiro.
—Déjame ver si entendí... conmigo eres como un tigrillo salvaje que no se deja querer, pero me estás diciendo que sea respetuoso con el emperador —dijo, con una expresión de análisis total—. ¿Debo sentirme celoso u ofendido? Aclárame la verdad, Noah.
El menor hizo como que ignoró o no escuchó las palabras del pelirrojo, incluso volteó a ver a la pared para hacerse aún más el desentendido, acción que hizo enojar más a Cédric, pero al final lo dejó pasar porque a veces el comportamiento de Noah era difícil de dominar, ¿cuándo se hizo tan rebelde? en serio se lo pregunta.
—Cambiando de tema, me encargué de ponerlo al tanto de toda la situación hace unos días antes de que partiera de la capital —mencionó volviendo a captar la atención de Cédric—. Quiere revisar a Mare una vez haya instalado sus cosas correctamente en el cuarto médico.
—Ehh ya veo... —respondió, antes de levantarse de su asiento para dirigirse a la puerta, siendo seguido por la mirada de Noah—. ¿Por qué te me quedas viendo?
—Me preguntaba a dónde te diriges ahora.
—Ah... pues, voy a informarle a Mare sobre esto, no quiero que la tomen por sorpresa.
Aunque cuando fue Noah el que hizo la pregunta, desde un inicio ya conocía las intenciones de Cédric, porque la verdad, el pelirrojo resultó ser muy obvio. La risa que soltó Noah no pasó desapercibida para el mayor, por lo que se lo quedó mirando con una mueca en espera de una respuesta.
—Yo... ya le informé sobre todo a la señorita Mare —aclaró, dejando a Cédric completamente congelado en la puerta, como si le dijera "¿es en serio?"—. ¿Aún planeas ir a decírselo?
—... ¿cuánto necesitas burlarte de mí para estar satisfecho? Pues sí, de todas maneras voy a ir, siempre estoy al pendiente de su recuperación —respondió con brusquedad de la cual Noah se volvió a reír, es aún más gracioso todo porque se supone que Cédric es el señor de la mansión.
Antes de que el pelirrojo se fuera, volteó a ver a Noah, y ahora fue su turno de mirarlo confundido.
—... ¿qué?
—Nada... es sólo que me alivia verte de mejores ánimos —dijo, sorprendiendo un poco a Noah, ya que esperaba que finalmente habían enterrado ese tema—. Eleanor me dijo que tuvo problemas en el mercado negro, y que al parecer tú también los tuviste... ¿ya me vas a decir qué pasó?
Noah pasó de estar mirando a Cédric, a mirar directo al suelo mientras que su mente maquinaba en su contra al traer los recuerdos de aquel suceso, ese en el que un pelirrojo misterioso se atrevía a sujetar su rostro para besarlo. Cédric pareció sentir temor en los segundos en que Noah cambiaba su expresión a una de completo enojo, incluso el aura de su magia se manifestó.
—... no pasó... absolutamente nada... —murmuró con el ceño fruncido, para luego alejarse dando zancadas.
Cédric sólo lo miraba con cierto pesar porque era obvio que algo pasó, pero de alguna manera siente una energía distinta en el enojo de Noah, está deseando que esto termine siendo algo positivo para él.
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Aún cuando parte de sus problemas se habían resuelto, no era capaz de olvidar lo agotador que fue aquel día en que Noah se aventuró en el flujo de maná para liberar su voz; estaba muy impresionada por todo lo que vivió, pero no pudo decirle gracias porque su voz aún no era fuerte, además de que él ni siquiera la dejó agradecerle porque terminó desmayándose frente a sus ojos, lo bueno de todo es que en los siguientes días lo veía renovado.
Esa mañana despertó temprano, decidiendo tomar un baño rápido, cambiarse con uno de los vestidos que Eleanor consiguió para ella y que habían dejado a su disposición e intentar peinarse. Mientras se preparaba adecuadamente, tarareaba una nana desconocida pero que siempre había estado en su mente, incluso cuando no podía articular ni una palabra, se podría decir que era lo único que la arrullaba en esas frías noches.