Los secretos de la esclava

25. ¿¡Por qué estás aquí!?

—... así que... dices que la señora Emily les informó que iría con ustedes a Rúmir —comenzó Noah con aquella afirmación, cabe recalcar que había algo de tensión en la oficina.

—Sí... estás en lo correcto —respondió Cédric mientras firmaba unos papeles, ya que estaba adelantando todo el trabajo que podía antes de ausentarse.

—Y ni tú, ni Zia dijeron algo para contradecirla.

—No dijimos nada...

—Ni una palabra... —insistió.

—Ni una palabra —repitió en respuesta.

Eleanor sólo miraba cómo se respondían mientras se mostraba nerviosa por la bomba que estaba a punto de estallar. Era obvio que eso pasaría luego de que Noah se enterara de la nueva integrante para el viaje, nadie esperaba que Émily decidiera acompañarlos.

—¿¡En qué pensaban cuando dejaron que ella uniera!? ¡Están exponiendo la vida de la condesa!

Eleanor suspiró.

—Zia intentó convencerla, pero no había forma de hacerla cambiar de opinión —respondió Cédric en lo que dejaba de firmar papeles.

—... ahh bueno... —dijo Noah, suspirando con resignación—. Es peligroso, pero de alguna manera también puede aportar algo positivo a la situación.

—No creo que tú hayas podido hacer algo, Noah. La expresión de Émily decía que no aceptaba un no como respuesta—le reprochó Cédric, cosa a la que Noah no pudo replicar porque era verdad—. Voy a necesitar que hagas un listado de los caballeros de Tessia con la mejor condición física.

—Está bien, para esta noche tendrás la lista —respondió.

En medio de eso, Eleanor también dio sus opiniones.

—N-no podemos dejar que crean que planeamos algo malo contra ellos. Para que la familia real no se sienta amenazada, p-propongo enviar a quince caballeros en el viaje.

—Mmm... me parece lo más aceptable, buena idea, Eleanor; entonces cuento contigo para seleccionarlos, Noah.

—Está bien —respondió el pelinegro.

—Enviaré al mensajero con Zia para informarle todos los detalles acordados, y partiremos mañana temprano porque es mucho camino de viaje —dijo Cédric—. Mare no se ha enterado de esto, ¿verdad?

Noah y eleanor se miraron por unos segundos.

—Hemos intentado ser lo más discretos posibles, puede que sepa que vas a viajar, pero más que eso lo dudo —respondió Noah.

—... bien. Si las cosas se logran con éxito, volveré en pocos días...

Las cosas en la mansión estuvieron un poco alborotadas en las siguientes horas, ya que todos se encontraban preparando el equipaje de Cédric; Eleanor estaba a cargo de ese asunto mientras que Noah se disponía a seleccionar a los caballeros que irían a Rúmir. Cédric avanzó su trabajo lo más que pudo porque sabe que su hermano va a tomar su lugar durante su ausencia, y a la vez de todo eso, Zia también se preparaba junto con su esposa.

Siendo un médico reconocido en el imperio, se aseguró de equipar todo lo posible que les pudiera servir en caso de que alguien se lastimara, porque era imposible no sufrir algún tipo de altercado en un viaje de dos días, porque ese es el tiempo estimado hasta llegar a Rúmir.

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La ciudad estuvo sumergida en un profundo silencio hasta que el sol comenzó a mostrarse en el horizonte, era la hora en que todo finalmente se iluminaba y muchos daban inicia a sus horarios laborales o cambiaban de turnos; así también como los carruajes, caballos y caballeros estaban preparados y en sus puestos en la entrada de la mansión Pheriam para dar inicio al viaje.

—Primeramente pasaremos por Solan para recoger a Zia y Émily. Me aseguraré de contactarlos cuando haya llegado a Rúmir.

Todos en la mansión conocían el gran vínculo que había entre los principales jefes de la casa, así que no era una sorpresa para nadie ver el abrazo de despedida que entre los tres se dieron, ya que el cariño era muy fuerte por todas las cosas que han tenido que vivir y se han compartido.

—Dejo el resto en sus manos...

Antes de que Cédric se alejara, miró hacia los amplios balcones de la mansión, así también como todos los ventanales posibles; Eleanor se dio cuenta de esto, y de inmediato supo lo que buscaba.

—M-Mare no... ha salido de su habitación para nada, l-lo siento.

—... está bien, continúen ayudándola como siempre —respondió con una ligera sonrisa, era obvio que quería despedirse de ella.

Todos los caballeros presentes optaron la postura de saludo representativa del imperio Ember, pero esta vez era para despedir al duque de Tessia. Cédric subió al carruaje antes de regalar una sonrisa a su gente. Miró una vez más hacia las ventanas y balcones, desanimándose por no ver más a Mare hasta que los carruajes se pusieron en marcha.

Ya no había nada más que hacer y no habría marcha atrás, Cédric terminó dejando de lado el asunto porque ahora habrían cosas mucho más importantes de las que se iba a encargar. Como estaba planeado, los carruajes llegaron a los territorios de Solan después de una hora de trayecto; Zia y Émily ya tenían todo preparado para partir, y mientras se embarcaba el equipaje en el carruaje, ellos se despedían de los padres de Émily.




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