CAPÍTULO UNO – WILLIAM BARRIE
"Mi esposa querida"
Rumores salieron en Beverly Hills. Rumores de mi esposa querida... como siempre.
¿Cómo le digo que pare de ser tan... relevante con sus vestidos? ¿Cómo le digo que dejemos de ser "la familia perfecta"? ¿Cómo?
Cuando la conocí, Renata era una chica que solo le importaba el dinero para salir de la casa adoptiva, no me importó lo que me dijeron mis padres porque amaba su carácter madura, así que me case con ella... pero cambio en un 360°.
Me pareció raro la despedida de la sirvienta, limpiaba bien y cada vez que llegaba me decía si se podía ir, ya que, tenía un hijo cuya universidad de Beverly Hills no podía ingresar. Mi esposa actuaba rara, quería saludar a todos como si fuera la Reina de España.
—Mi vida, mejor vamos a casa. Ya no quiero estar aquí
Ya cumplí estando aquí, no quiero que sospeche nada que no pueda responder.
—Oh no, mi cielo. Un rato más, tienen que ver mi presencia como una diva
—Eres alguien normal, no te creas gran cosa. vámonos
—Eres pesado como el día que te conocí
—Y así me aceptaste como tu esposo ¿o no es así?
—Claro que sí, me case contigo por amor que te sigo teniendo
—Eso está bien, madama —dije desviando la mirada hacia la joven de peinado recogido por trenzas, a la chica que me había ocupado hace unos minutos. Esa chica era muy guapa, de ojos marrones y cuerpo delgado, estaba con un vestido verde que le compre...
—¿A quién miras? —Renata observo a aquella joven que desvío la mirada a otro lado, —¿Quién es ella? ¿La conoces?
—No la conozco, debemos irnos
Renata obedéceme por una vez
—No, quiero conocerla —se acercó a la joven hasta quedar al frente de aquella joven hermosa de la que había conocido hace un año, —Hola... ¿Cómo te llamas? —fingió ser agradable, aunque se notaba que era pura máscara
Tal vez te preguntarás como es que digo cosas negativas como "Es pura máscara", "que le importaba el dinero" o que "ya no la quería como antes", pero todo tiene una explicación... al momento de casarnos, ella me prometió no ser nada más que mi esposa que estaría a mi lado y cuidaría de nuestro amor. Algo que lo hizo pedazos al momento que dijo "Mi esposo es mejor que el tuyo", "mi esposo tiene gran cantidad de dinero que tienes", "Mi marido es el triple de guapo que tú" y cosas así, por algún punto que decía me hacía sentir incomodo y aunque se lo dije, lo ignoro.
No tenía amor, no tenía a una chica que me amara como yo lo hacía y así fue como conocí a Miriam Sánchez, una joven de veinte años, recién salida de la universidad de Los Ángeles. Ella primero fue una amiga quien me cruce en busca de una secretaria para mi hotel.
De cabello marrón, ojos marrones y una carita inocente que me volvía loco, así fue como me enamoré de mi querida Princesa... y aunque tuviéramos trece años de diferencia, nos amábamos y eso nada iba a cambiar.
Ahora, te preguntarás como no deje a Renata cuando me enamoré de Miriam y la respuesta fue clara: Teodoro y ser una familia perfecta, aunque todo solo era un secreto. Yo ocultaba mi romance con mi Princesa y me quedaba con Renata como portada, mientras que la gente especule que nosotros somos ejemplos que seguir.
Miriam miró a Renata, que se encontraba con una sonrisa demasiada fingida para mi gusto, ya que la estaban mirando y eso no estaba bien para todos en la fiesta. Mi Princesa agarró un champagne y brindo como siempre sabía hacer: Reír fingida cuando una persona no le caía tan bien.
—Hola, me llamo Miriam y es un gusto hablar con usted
—Ajá, Miriam. Él es mi esposo —me presentó, aunque no era para tanto, ya que, nos conocíamos, —William, pero creo que se conocen de alguna parte, ¿Algo que decir? —me observó.
—Postulaba como secretaria de mi empresa, mi vida
—Oh ya veo... Miriam cuéntame, ¿Qué haces aquí si no eres alguien importante en esta fiesta?
Que directo dios mío, ¿Enserio me enamoré de ella?... serán los efectos del romance ciego
—Trabajo en una empresa de eventos prestigiosas, se llama Los Aguilar Company, es de Los Ángeles y me enviaron aquí para hacer está.
—Oh... interesante
—Cierto, ahora debemos irnos Renata, estoy cansado. Además, Teodoro debe extrañar a su madre y...
—Teodoro. Cierto. Debemos irnos.
****
Llegamos a casa dentro de las doce, la casa olía a muerto pero lo ignoré por un mensaje salido de mi Telegram: Miriam
Tu mujer si que es hermosa, aun así me quieres a mí. Cuando le explicarás que no la amas, si esto es un juego para ti y solo te aprovechas, esto terminara ya.
Will: Le diré, no te preocupes. Para que estés contenta, le diré mañana temprano
Miriam: Ok, ahora si descansa. Tengo que trabajar temprano, adiós.