CAPÍTULO SEIS - ALONZO HERRERA
"Secretos"
Meses viviendo en Chicago, con trabajos diferentes ocupaciones, en casa, Bianca mira televisión y yo duermo como un gorila hasta la tarde, así es nuestra vida hasta que unos despidos y secretos disparan en nuestro edificio: Una persona está revelando los secretos de cada edificio.
Busqué el mejor sitio donde Bianca y yo estaremos mejor y lo encontré: el dichoso Beverly Hills, ese en la que gente famosa y rica de dinero compra sus casas y en las que hacen películas.
Bianca y yo aceptamos la cantidad para irnos a esa casa y lo hicimos, antes nos enviaron un correo que decía sobre aquella familia prestigiosa en ese lugar y no lo hicimos caso, dejamos la casa vacía y sin hacer bulla para un nuevo comienzo.
Secretos que no queremos revelar, secretos de pareja que escondemos, secretos que serán para siempre secretos. Eso es, en Beverly Hills no tiran la basura, la convierten en programas de televisión en comedia.
Llegamos y enviamos un mensaje de que no nos importaba como era la dichosa Renata Barrie y su familia, al día siguiente nosotros salimos en revistas sobre aquel mensaje que envié. Bianca dormía mientras yo caminaba en la hermosa ciudad de ricos. Y fue así como la vi, Renata Barrie toda elegante y una postura de reina, a su lado, William Barrie y su estúpido teléfono.
Ese día, le dije a Bianca que nos presentemos a la familia y aceptó. Conocí y hablé con ella, ahora, después de cinco meses de hablar como vecinos tengo una cena con ella.
Estaba nervioso, angustiado si la vestimenta estaba de acuerdo con la de ella, ocultando mi secreto con Bianca e interesándome con una chica después de años. Fui a casa de Renata Campbell.
—Hola querida Campbell —dije arrastrando la palabra “querida”
—Hola Alonzo, que bueno que estés aquí. Necesito que me ayudes a hacer esto, la sirvienta fue despedida por robarme y no sé como se hace esto.
—Ok, lo hago yo. Ve por tu hijo —agarré la prenda y lo sumergí en el pote lleno de agua y detergente. Comencé a limpiar la ropa de su hijo como los viejos tiempos.
—Volví, aquí esta Teodoro, ha crecido mi pequeño hermoso —lo vi y efectivamente ya sabía caminar, había cumplido un año el 22 de setiembre.
—Está precioso, creo que esta listo.
—Gracias Alonzo, ¿tu esposa? —preguntó
Y la mentira… que todavía no lo digo.
—En casa, descansando, ha tenido un día largo
No podía casarme con ella, por más que de joven quería
—Ok. Está bien
Porque…
—¿Vamos a comer? —pregunté
Es…
—Claro
Es mi hermana…
—Ok, bueno ya lo coordiné y tengo un sitio en Sarah’s ¿te parece?
Y estoy loco por ella. Que no pienso dejarla por más que me enamore.
—Está bien. Otro día contrataré a la nueva sirvienta
—Me parece bien
Ese es mi primer secreto. El segundo es… que mi hermana fue…
—¿Alonzo? ¿Estás bien? —preguntó, quitándome de mis pensamientos.
—Sí, vamos ya. No quiero perderme en mis pensamientos
Realmente estoy a salvo en Beverly Hills, estoy seguro.