CAPÍTULO NUEVE - RENATA BARRIE
"William vs. Alonzo"
Aquel anuncio me hizo derrumbarme, no querer salir y mucho menos mostrar aquella máscara poderosa que tenía… porque al fin al cabo, solo era una humana con defectos hechos por terceras personas. Teodoro se encontraba con la nueva sirvienta mientras que yo me encontraba en mi habitación con la luz oscura y sin limpieza desde ayer.
Me encontraba tan mal que aveces escuchaba a la sirvienta decir que le daba pena, no hubiera estado así si William no se hubiera ido, Alonzo me sano, pero no me curo la herida que dejo William Barrie al dejarme. Si esto fuera una película de romance, justo ahora sonaría la canción de Bruno Mars, esas de las triste que tiene... pero no, no estamos en una película de romance, estamos en la vida real que da y rompe corazones.
—Señora Campbell, su exesposo William ha llegado
Me levanto de la cama y camino hacia mi puerta, no pensaba abrir, pero saber que William regresó, me dio un vuelco porque… claro, todavía lo seguía amando y no podía quitar ese sentimiento.
Abrí la puerta de mi habitación y ahí estaba, con una maleta negra y otra de color gris, se encontraba con un terno gris y unas gafas que le resaltaba esa increíble postura de un hombre guapo.
—Hola Renata
Pero claro, aunque yo esté tirada llorando, no iba a mostrar esa yo que tanto quiere rendirse en la cama. Siempre saldría la que una vez fue Renata Barrie.
—Hola, ¿Por qué tienes maletas? —pregunté
—Porque viviré aquí, es mi casa y no puedo alejarme de Teodoro, no quiero ver algunos días de semana
—Te dejó ¿verdad?, es por eso por lo que vuelves con esas maletas aquí ¿no?
—No me dejó, ya me aburrí de ella. No es lo mismo estar con alguien menor y a la vez con alguien quien viví años, no sé, no logré acostumbrarme y más bien me aburrí
—Bueno.
—¿Qué? —preguntó
—Quédate
Mi corazón volvió a querer besarlo con locura, acariciar su pelo, agarrar su ropa y decirle que era perfecto para él, decirle “te amo” todos los días y ser una familia perfecta, es lo único que pienso. Dejé a William en casa porque esa Renata que tanto lo quiere, no desea perderlo nunca más.
Me fui directo a mi cama, dejando la puerta abierta. William caminó hacia mi cama y sobó una parte de la sabana que tapaba mi piel, esa mano que muchas veces lo tocaba con suavidad estaba ahí, en el sitio donde lo esperaba… pero ahí el problema fue que se fue con alguien, tal vez la tocó, tal vez la besó con locura, tal vez le hizo lo mismo que a mí y también le rompió el corazón.
Alonzo vino a mi mente, él era otro tipo de chico, era muy diferente a William y un poco más de mi edad. Es un chico guapo, atractivo, muy sexy y sobretodo muy simpático conmigo, era ese quien estás mal, te ayuda a levantarte y en este momento lo necesitaba más que nunca.
—Renata —dice William con un tono más grueso de lo normal
—¿Sí?
—Sé que nosotros ya no nos queremos como antes, que ese secreto que nunca me dijiste y salió a la luz este siendo justo ahora hablado por todos los vecinos, pero… ¿enserio tienes que estar en cama?
—No tengo ganas de irme a algún lugar
—Pero…
—No ínsitas William, déjame tranquila
—No lo haré, no perderé a esa chica que alguna vez fue mi amiga en la universidad
Si supieras…
—No dejaré a esa chica de la que con locura me enamoré, está vez no lo haré y no dejaré que nadie más te venga a tocar una mano encima, te lo prometo Campbell
—¿Y cómo lo harás, eh? —pregunté, era una locura saber lo que estaba diciendo
—Mientras viva en esta casa, todo estará bien, te lo prometo
—Ok.
—Pero solo necesito unas cosas que tienes que hacer
—¿Cuáles? —respondí
—Quiero que me digas porque no me contentaste lo de tu padre adoptivo, quiero saber que paso con tu familia bilógica y que paso con la familia Campbell, solo dímelo
—Si fuera tan fácil te lo hubiera dicho William
—Pero aquí estoy, no me importa si botas lágrimas por los recuerdos, no me importa absolutamente nada que solo tú vida en adelante, pero, tengo que saberlo cuanto antes de que Misterio diga otras mentiras más.
—Es cierto que Vania fue abusada por mi padre biológico, también sé que murió en un bar tomando pastillas, sé que mi hermana menor pidió ayuda tanto a mí como a otras personas, pero nadie le hizo caso... y yo tampoco.
—¿Por qué?
—Cierra la puerta, no quiero que se escuché otras personas
—Tengo una mejor idea —dijo y camino hacia donde estaba la sirvienta, le dijo unas cuantas cosas que la señorita sonrió y se fue, mientras que William llegaba, —Le acabo de decir que tiene el día libre y que puede irse a otra parte.