CAPÍTULO DIECISÉIS - MIRIAM SÁNCHEZ
"Final"
Había pasado meses después de que William se fuera de mi casa, me había acostumbrado a estar de fiesta con él o ver alguna u otra película en el sofá… pero ya no está y no tengo que pensar en el pasado.
Dejé de asistir a fiestas, comprar ropa porque estos últimos días me sentía de lo peor y si digo mal, es que he estado más en el baño arrogando lo que comía u otro mareo en la sala. Un día me fui a la farmacia y pedí ayuda, regresé con unas medicinas y una prueba de embarazo.
Hice el procedimiento del test y espere, mientras esperaba pensaba como sería después si salía positivo. No estaba preparada para ser madre, no estaba en la edad de ser madre pero si daba la circunstancia iba a decir que sí. Salió positivo.
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—Hija debes decirle a William, debe encargarse y debe casarte contigo —dijo mi madre al otro lado de la línea telefónica.
Al final la historia que fue William y Miriam todavía no termina, ahora comienza una historia con un hijo.
—Le diré mañana, descansa y cuídate mucho
—Tú igual pequeña —cortó, mañana sería el gran día
Llegué a casa de Renata con algunos pensamientos de como iba a decirles a William sobre el embarazo, estaba nerviosa, me sentía nerviosa por decirle que sería padre por segunda vez… tal vez estoy exagerando, pero William no crea que quiera casarse conmigo, al menos no ahora ni próximo.
Toque la puerta y me abrió una joven sirvienta de ojos azules, —Hola, ¿Busca alguien?
—Sí, más bien… bueno a William —declare mi cabello hacia atrás del hombro
—Un momento
Cerro la puerta y miré el dichoso celular que no era nada comparado con lo de esta familia. De pronto la puerta se volvió abrirse, mostrando a un William demasiado guapo y sexy.
—Hola Miriam, ¿Qué quieres? —dijo con respeto
—Tenía que decirte algo importante…
—Miriam nosotros ya no vamos a seguir juntos…
¡Al demonio!
—Estoy embarazada —el rostro de William se volvió póker, estaba entre serio y sorprendido.
—¿Estás segura, no estarás…?
—Segura. Hace una semana me hice la prueba y luego me fui al doctor para comprobarlo. Tengo dos semanas de embarazo.
—Okay.
—¿Okay? ¿nada más? —cuestioné fastidiada, me había preparado mentalmente lo que me diría para que solo me salga con maldito y estúpido ok.
—¿Qué quieres que te diga? Que es una pena que estés embarazada, que abortes, que cambiare por el bebé y seremos una familia normal y pasiva, lo siento Miriam pero lo nuestro se acabó. Solo me haré cargo del bebé
—Te tienes que casarte conmigo
—No lo haré y aunque me lo pidas llorando o de rodillas no lo haré, tengo una familia aquí y la voy a recuperar
—Maldito, eso no decía cuando estabas conmigo en esa casa
—Se acabó Miriam y es mejor que te vayas antes de que te pase algo mucho peor que dejarte sola. Te dejo ir pero no vuelvas.
—Te amo
—No me conoces ni la mitad, escondo varias cosas que lo sigo teniendo, si te he dejado es porque no quiero arrastrarte a mi vida y es mejor que alistes tus maletas y te vayas a Los Ángeles de nuevo
—Idiota, te odio. ¿Así que no aceptarás a nuestro hijo?
—Sí, te pasaré todo lo que necesites pero lejos de mí. Ahora vete.
—Eres un hijo de puta —una lágrima salía de mis ojos
—Gracias por tu cariño Miriam, yo también te aprecio mucho
Retrocedí y me fui corriendo hacia mi casa, cerré la puerta y comencé a llorar… como el día en que me dejó. No habíamos tenido una fuerte pelea, solo que ya no me amaba, el maldito seguía enamorado de Renata Barrie.
Y lo que me di cuenta es que… lo que tenía con ella no era nada de amor, sino más una obsesión hasta la muerte.