Los Secretos de la Familia Barrie #1

23. RENATA BARRIE

 

CAPÍTULO VEINTITRES – RENATA BARRIE

“Algo no encaja, algo todavía se está escondiendo”

 

Era un día de miércoles, así como su palabra lo decía, la gente se comportaba diferente y eso me hacía sentir desagradable en todos sus sentidos.

Me sentía de lo peor a no solo porque Alonzo me decía que le ayudara a buscar, estaba convencida que la pobre chica escapo de su vida, que William no tenía nada que ver con esto. Así que me fui a San Diego, necesitaba ver como se encontraban Karina y Raúl en su casa.

El trayecto era largo, pero las ganas de verlos me daba alegría después de años sin sentir necesidad de visitarlo, tal vez era porque estoy en mi peor momento y simplemente quiero huir de Beverly Hills, tal vez es porque después de todo, ellos fueron mi verdadera familia.

Al llegar me encontré con una casa totalmente diferente, toqué el timbre y de inmediato una sirvienta abrió.

—Hola, ¿a quien busca? —preguntó la chica vestida de celeste y azul

—A la Familia Campbell. A Karina y a Raúl.

—R-Raúl… ¿Quién es usted? —preguntó

—Renata, su hija. Renata Campbell, déjeme pasar

—¿Quién es? —dijo una señora que supuse que era mi madre adoptiva

—Una tal Renata Campbell, señora

La señora detuvo su programación de golpe —lo sé porque la bulla exagerada se calmó en un instante —, la imagen de alguien acercándose me dio la bienvenida.

—Renata…

—Karina, hola.

En su mirada supe que no estaba nada contenta de que llegara a estas alturas, pero que iba hacer… estaba en mi peor momento y… los necesitaba a mi lado.

—¿Dónde está Raúl? —pregunté curiosa

—Desapareció, nadie sabe que ha pasado con él… simplemente desapareció como si se le hubiera tragado la tierra.

No, no era posible que a Alonzo le pasara a Karina. Ellos no tenían que pasar por esto, claro que no.

 

****

 

—¿Y cómo fue que desapareció?

—Después de la pelea que tuve… me enteré que se acostaba contigo, estaba furiosa que lo había hecho, estaba furiosa que mi hija se haga acostado con mi esposo, así que cuando se fue al trabajo y no regresó no me preocupe. Hasta que pasó dos días, llamaba por su teléfono y parecía que ya no había línea, le pregunté a sus amigos y me dijeron que no había ido a trabajar ese día y que nunca más lo vieron. Así fueron los días que tuve que irme a la policía para reportar su desaparición… y hasta el día de hoy, no hay nada. Los policías dejaron el caso archivado y yo sigo sin saber que ha pasado

—Raúl no se iría por una pelea, no haría eso. No puede estar pasando con mi familia, no… mi familia —me levanté de golpe y agarre el bolso negro que tenía a mi costado, —No salgas de casa, mantenme que estas bien ¿entendido?

—¿Qué pasa? —preguntó confusa

—En Beverly Hills ha pasado lo mismo, con un amigo cercano se ha desaparecido su esposa, vengo aquí tratando de calmar las aguas pero aquí también llegó, no quiero que te pase a ti también.

—Hija pero…

—Hice muchas cosas peores que acostarme con Raúl, lo siento, no pensaba en ese entonces, todo cambió por William, lo busqué.. yo… lo siento de verdad, tengo que arreglar todo esto, yo… —las lágrimas botaban seguido, Karina me abrazó de golpe, tanto que me aferré a ella.

—Si hiciste las cosas malas, yo estaré para ti. Tampoco creo que sea tan malo

—Misterio ha hecho mi vida cambiara y eso afecta mucho a los que más quiero en mi vida, si me rodeo con alguien, los ataca… como mis vecinos. Misterio está en mi búsqueda y no dejaré que tus secretos se revele, no dejaré que desaparezcas como los demás. Adiós.

—Hija…

—Te amo madre, adiós

Caminé hacia la puerta con los ojos hinchados, caminé tanto que tuve que aferrarme al poste de la esquina. Dolor. Eso era lo que sentía, debilidad por las personas que por mi culpa sufren.

Agarré el primer Taxi y le indique la nueva dirección que iba a ir, esta vez si que iba a ir.

Su padre… está enfermo y quiere verla en su último respiro

 

****

 

Al llegar, me bajé del Taxi. La casa vieja y sucia me dio la bienvenida, con pasos firmes entre a casa, el olor apestaba horrible pero no me importó. Tenía que ver que estaban vivos, tenía que ver a mi verdadera familia. A la familia en la que me convirtió en un monstruo andante. Un monstruo por la cual gente buena la quiso tratar y dar un mejor hogar.

Aquellos recuerdos de mi infancia llegaron a mi mente, la llegada de mi hermana, las risas de mi madre, la felicidad de mi padre por ganar la lotería, el cumpleaños de 5 años en el año 1997… cuando todo era felicidad. De pronto mis recuerdos viajaron a lo oscuro y macabro de mi vida, la prostitución, los golpes, mi madre enferma, el crecimiento de mi hermana, la pérdida de la lotería, la borrachera de mi padre, el mal vivir de la Familia Taylor Brown.




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