CAPÍTULO VEINTISEIS – RENATA BARRIE
"Razones y otros pensamientos"
Era una locura pensar que William tenía que ver después de seguirlo hacia la estación... de Canadá. Traté de llamar a Alonzo, pero no me respondió, así que volví a Beverly Hills.
Al llegar me encontré con Alonzo —de nuevo— en mi puerta, estaba vestido tan formal que, por alguna razón, me gustó ese sentimiento. Sí que lo quería ayudar, por más que eso significara arriesgar mis secretos finales. No después de ver a mis padres muertos, no después de la desaparición de Raúl.
¡Oops!
—Hola Alonzo, te estuve llamando
—Mi celular está malogrado, te vine a buscar que tengo razones para que me creas que William...
—Suficiente —le corte, —Esas razones ya me bastaron. Te ayudaré a encontrar a Bianca y a Miriam, además debo encontrar a mi padre adoptivo
—¿Adoptivo? —preguntó
—Larga historia, si supieras que he tenido más apellidos que de una muñeca de porcelana
—¿Tu apellido real?
—Taylor Brown
—¿Adoptivo?
—Campbell Harrison y de huérfana, Rodriguez
—Guao, eso si es interesante. Tienes que escribir un libro sobre tu vida
—No estoy interesada, pero igual gracias
—El gusto mío, madama —comencé a reír al mismo tiempo que Alonzo lo hacía, mostrando esos lindos hoyuelos de sus cachetes
Si que era hermoso... guapo
—¿Tú crees que Misterio ahora nos esté mirando?
—Quizás, no lo sé —respondí, tarando Umbrella de Rihanna
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—¿William yéndose a Canadá? ¿No es raro? —dije observando a otro lado, menos sus lindos hoyuelos
—Si que lo es, William todavía esconde algo...
—Perturbador creo
—Así es. Debemos tomar algo, ¿Café? ¿Un vino?
—Prefiero un vino tinto
—Vamos
—¡Salud! ¡Por salvar a los inocentes! —dije alzando mi voz
—¡SALUD!
La música sonaba I Kissed A Girl de Katty Perry, Alonzo se encontraba sonriendo por las locuras que hacía... tanto que de pronto, una chica se choco conmigo y derramo el vino en su lindo vestido.
—¡¿Qué te pasa?!
¿Acaso en ese momento no sintieron la necesidad de experimentar como la canción?
Me levanté tambaleándome y le dije, —Lo siento chica bonita —y la besé... como la canción. A mi lado, un Alonzo dejó de sonreír a ponerse serio, me pregunto porque lo hizo. Me separé de la chica y le dije que me perdone por su vestido.
—Besaste a una chica, creo que el vino te afectó
—Solo es un beso, no que me vaya a casar con ella. Dios mío, eres igual que William
—Renata, besaste a una chica
—¡Ya! ¡Sí lo hice! ¡¿Y qué?!
—¿Nunca has besado a otro chico que no fuera William? —preguntó curioso, estaba claro esa respuesta
—Sí bese con alguien más. Con mi padre adoptivo, pero no cuenta como lo que piensas... así que no, no me he besado con otro que no sea William Barrie, el chico que fue mi amor a primera vista y hoy en día me encuentro casada de nuevo con él
—¿Y no tienes curiosidad por besar a otro chico que no sea ni tu padre adoptivo, tu ex y William?
Buena pregunta
—Tal vez sí, pero...
En ese instante no pude responder porque unos labios se chocaron con los mío. Alonzo me había besado. Alonzo me besó en ese preciso momento.