CAPÍTULO TREINTA Y CINCO – RENATA BARRIE
"Ex"
2025
14 de febrero
Cumplía treinta y tres años, cada vez que me miraba al espejo, mi piel envejecía. William ya tenías sus patas de gallo alrededor de sus hermosos ojos. Él tenía tan sólo treinta y ocho años, pero parecía de 35.
A veces uno piensa que nada le puede pasar en esta vida, que están metidos en el sueño que desde pequeños deseamos tener; sientes ese orgullo falso que pica en tus pensamientos, pero, aun así, lo dejas pasar. Pasé una vida de puro orgullo, de puro ilusión, de un pensamiento contrario a la realidad, busqué ayuda... y ahora me encuentro sola en mi propia mentira; compartiendo cama con un marido que ya no quiero, pero aún sigue siendo guapo, una casa que está manchada de color negro y no se puede quitar, una sonrisa falsa a la que tengo que mostrar y un amor prohibido a la cual tuve que dejar.
En esta vida, todo hay riesgos, hay dolores, hay malas decisiones... como este día, como el día en que las parejas celebran su amor.
—Amor, ¿Sigues trabajando? —dice en la esquina de la habitación, él con su camisa bien arreglada y unos pantalones bien formados a sus piernas.
—Si. Estoy ocupada
—Hoy es San Valentín, ¿Quién trabaja?
—Yo. Renata Barrie, tengo un compromiso en estos días.
—Como quieras... melocotón —se fue
«Melocotón», ese apodo que hace años que no lo decía. Escucharlo de nuevo, me removió de nuevo.
****
—¿Algo más deseas? —pregunté a la chica al otro lado del teléfono
—No, gracias. Me quedó perfecto el vestido, muchas gracias
—Que tengas un gran día mañana
—Igualmente —me despedí y corté. Estaba cansada de diseñar un vestido de novia para una joven.
Tocaron la puerta de mi oficina y entró mi secretaria.
—Una persona quiere verla, señora Barrie
—Que pase.
Asintió y dejó pasar a la persona... a esa persona que hace años me rompió y volvió mi vida en rompecabezas: Mi ex.
—Hola Renata —sonrió curvando una esquina más levantada, —Por fin te encuentro
—¿Qué haces aquí? —pregunté
—Vengo a verte
—¿Para qué?
—¿Cómo que para qué, Renata?
—No eres mi amigo
—Esta bien, no lo seamos, pero te quiero decir algo
—No me importa tu vida, Gustavo
Así es, Gustavo el chico que ya no quería estar conmigo, el que me rompió el corazón unos días atrás de que mis padres me pongan en el orfanato. El chico que gritaba y me pegaba estaba ahí, aquella persona tóxica y linda estaba ahí... una persona que tiempo después se volvió en un asesino está ahí, frente a mí.
—Renata...
—¿Qué?
—Lo siento.
—¿De qué hablas?
—Que me disculpes por terminarte cuando más me necesitabas, mil disculpas.
—No quiero verte en mi vida
—No quieres verme después de conseguir a alguien rico... ya veo.
—Lárgate
—Está bien, me voy, pero... te diré que tu destrucción está por caer, todo lo que construiste caerá y no podrás hacer otra cosa que mirar como Misterio te destruye.
—¿Qué quieres decir con eso?
—El 15 de marzo lo sabrás...
Hice recuerdos en mi memoria para recordar la fecha, sólo recordaba que era la fiesta de Samantha y que William bailó conmigo como la pareja perfecta, ¿Qué pudo salir mal?