Los secretos de Nova.

CAPÍTULO 18.

Satup.

Siento las miradas acusadoras como alfileres, imagino que no tardaron en relacionar el arresto de Ricardo conmigo de una u otra manera. Aunque sea la asquerosa verdad.

Recordarlo me hacía sentir fatal. No sé ni cómo tuve las fuerzas de venir.

Por un momento me había quedado varada en medio del pasillo, inmersa en mis pensamientos. Bajo la manga de mi chaqueta para que no se note los vendajes que aún duele.

Suelto un gruñido cuando veo que Brayden me espera en mi casillero. ¿En serio fue él a quien salve? Seguía sin superarlo, con razón se me hacía tan familiar.

—Buenos días, muñeca —abro mi casillero y saco los libros.

—Buenos días.

«Dolor de culo»

— ¿Cómo está tu brazo, Yen...?

Cierro el casillero con fuerza haciéndolo callar.

La bulla que nos rodeaba poco a poco iba desvaneciendo. Observo el lugar, varias personas nos miraban y arriesgándome a que otra vez hagan otro artículo, tomo su mano y lo arrastro hasta la entrada de la cafetería.

—No tenías que ser tan agresiva—se queja, sobando su mano.

Me rasco la sien y arrugo la frente cuando noto que sus ojos se empiezan a empapar.

—Okey ya, pero no llores.

Sonríe.

—Escucha—comencé a decir tranquilamente intentando explicar la situación—. No sé cómo carajos lo sabes, pero no quiero que digas mi nombre, tampoco quiero que se lo digas a nadie. Ante el mundo, y ante mí—enfatizo—. Soy Nova Thompson, no Yenyei, Nova.

—¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?

—Porque es mi maldito nombre, y no quiero escuchar más que me llamen Yenyei.

Brayden abrió la boca repetidas veces, sin saber cómo responder. Y yo, con la esperanza de que le haya quedado claro, entro a la cafetería.

A lo lejos veo a Luke sentado con una morena que no logro reconocer. Mientras más me acerco logro identificar a Isaac Moore con su brazo alrededor de los hombros de esa chica.

Cuando llego, mi risa casi provoca que una bandeja llena de carne y puré de papas me sea aventada.

— ¿Que te pasó? ¿No tienes para comprarte tus tintes chinos?

—Ja, ja—escupe molesta—. Ya mucho me está molestando este baka para que vengas tú, MI AMIGA QUE DEBERÍA DE ESTAR DEFENDIENDOME, y lo hagas—me reprocha Jess, mostrándome tanto a mí como a los demás, sobre todo a Isaac, su dedo medio.

Y por lo poco que sé, Baka significa idiota o algo así en los dibujos chicos que le gusta.

—Más vaca serás tú, estúpida—se defiende Isaac.

Jess rueda los ojos.

Levanto la mirada y a unos metros lejos de nosotros, prácticamente en el centro de la cafetería con tres mesas unidas, está Brayden y parece discutir con su hermana, cuando ella le da un golpe en la cabeza una sonrisa sale de mis labios.

Luke voltea curioso y me sonríe cuando se da cuenta de a quien miro.

—Además... te ves mejor así—comenta Isaac captando nuestra atención, ¿le había hecho un cumplido? —, te ves como a mí me gustan.

—Claro, sobretodo porque soy idéntica a tus Satup—ladea la cabeza irónica, rodando los ojos en mi dirección.

— ¿Satup? —preguntan al mismo tiempo Luke e Isaac.

—Volteen la palabra—les explico.

Ambos se quedan viendo a la nada pensando en todo. Cuando sus neuronas hacen click, sueltan un largo «Aaah» seguido de escandalosas carcajadas.

—Noo jajaja, tú no eres como mis Satup—se apresura a decir—. Ellas como mínimo se preocupan de no ser solo un polvo.

¿Qué?

Un silencio tóxico nos cubre, Luke no hizo más que alejarse de Jess, y de mí.

Él... Él le había dicho...

Insultar a una chica es lo peor que puedes hacer, pero decirle a Jess que es más fácil que una puta, es como destapar la caja de pandora.

Uno de los chicos me agarra de la mano. Miro a Luke para que me suelte, mis labios y mi ceño se apacigua en cuando escucho ¿nada?

Pude apreciar en cámara lenta como Jess se levantaba de su puesto dejándonos con la boca abierta. Isaac miraba la mesa, asombrado, mientras el refresco recorría su rostro.

—¡VETE A LA TRES MIL MIERDA!

Parpadee un par de veces para ver como Jess camina hacia la salida, me dispuse a ir tras ella, pero Isaac se me adelantó y la tomó del brazo bruscamente, hizo que se girara y estampo sus labios en los suyos.

Quede en shock. La cafetería quedó en shock. Jess estaba en shock y no sé por qué volteo a ver a Sombra también shock.

Duraron unos escasos segundos—probablemente los peores de su vida—cuando Jess por fin pudo bajarse de las nubes, logró separarse de él y lo miro abrumada, como si no lo pudiera creer aún.

¿Le habrá gustado?

Respondió a esa pregunta cuando estrelló su mano en la cara del rubio y limpió sus labios con la muñeca.

Cómo que no.

Jess huyó de la cafetería y fui tras ella.

 

 



#21216 en Novela romántica
#13453 en Otros
#2015 en Humor

En el texto hay: romance, secretos, drama

Editado: 27.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.