Los secretos de Nova.

CAPÍTULO 28.

Víbora.

No llevo ni una hora aquí y ya me quiero ir.

Sentada, en medio de gritos y pelos de perros en lo único que pienso es en llamar un Uber, lo haría de no ser por el mensaje explícito de mamá diciendo que no llegara a casa a menos que uno de los miembros de la familia de Brayden sea un asesino o depravado.

Pero no dijo nada de que estuvieran locos, porque lo están, Diana no aparece por ningún lado y cuando menos los pienses está detrás de ti, parece ninja la Basura.

La madrastra de Brayden es súper escandalosa y no culpo a su esposo por ocultarse de ella, y Brayden... mejor ni hablemos de él.

Lo único reconfortante hasta ahora era la Sra. Nora que parece ser la única cuerda en esta familia y ella se había largado no sé a dónde.

— ¿Claudia?

Reconocería ese tono burlón en donde fuera porque durante un año lo he soportado. No pude evitar emocionarme ya que con él dentro de esta peculiar casa tengo la excusa de alejarme de esta gente, sobretodo de uno que pone a prueba mi paciencia.

Me le voy encima abrazándolo, se queda estático como si no supiera reaccionar o no se lo creyera, me sentí rechazada por primera vez en mi vida.

—No puedo creer que me dé tanta alegría verte.

— ¿Se supone que me lo tengo que tomar bien? Que honor —el sarcasmo le brota de forma tan natural.

—Pero claro que... —dejo de hablar cuando me percato de su expresión de sorpresa, confusión y pasmo al mismo tiempo.

—Por aquí—sus labios no se movieron por lo que naturalmente me separé de él dándome cuenta que Jeremy estaba detrás de mí con una sonrisa.

Mi mirada pasa de un Jeremy al otro Jeremy repetidas veces, intentando buscar alguna explicación de su duplicado o clonación científica, hasta que recordé, y entendí, que este debe ser el tan nombrado Miguel, su hermano.

—Te dije que tenía un hermano—me mira inocente, como si no supiera que está disfrutando de mi vergüenza.

Su cabello castaño, nariz abultada, sonrisa de muñeco de ventrílocuo. El parecido es sorprendente, no importa cuánto me esfuerce no logro encontrar alguna característica que me ayude a diferenciarlos en un futuro.

— ¿Y el detalle de que era tu gemelo? —Me cruzo de brazos—. Por cierto, lo siento—volteo la cabeza para ver a Miguel.

—No me molestó—se encoge de hombros y un fuerte deja vú me golpea la cabeza cuando me guiña el ojo, el mismo gesto barato de Brayden.

Definitivamente son familia.

Lo que me hace recordar el pequeño asunto que personalmente lo tomo como traición, haciendo que golpee a Jeremy en el hombro.

— ¿Por qué no me dijiste que eras su primo? —hago énfasis para no invocar al que no debe ser nombrado y así no aparezca.

—Creí que era obvio, mi segundo apellido es McCarthy—apacigüé el rostro en una mueca de fastidio—. ¡Pero claro! Como nunca le prestas atención a nadie y siempre andas con tu cara de culo, intimidando a todos como si fueras la mujer de la mafia.

Deja de elogiarme cuando el perrito sarnoso baja las escaleras junto con Zeus que se lanzó a recibir a Jeremy, al cual le estornude en la cara ganándome una mirada entre asqueada y enojada, mientras que su propio hermano y primo se retorcían de risa.

Sí, soy alérgica a los perros y a los gatos, es un milagro que Beta no me haya matado ya.

Quiero echarme a reír con ellos también, no obstante, la mención de mi nombre en una voz ajena a nosotros me paraliza.

— ¿Por qué no me sorprende que estés aquí?

Pude escuchar la risa de Brayden muy a lo lejos, casi a kilómetros cuando me quedé helada.

—Esperaba sorpresas, pero me terminaste decepcionando otra vez, Brayden—los labios de Carlos se ven aún más sexis con la sonrisa burlona que le dedica.

Apago cualquier emoción que este hombre me causa, suprimiendo la atracción que jamás superé desde el primer momento en que lo vi. Sus ojos marrones se enfocan en mí, mirándome con falsa compasión.

—Bienvenida a esta familia de locos, Nova. Mis más sentidos pésames.

Cualquiera lo tomaría como un chiste, pero yo lo hago como una advertencia de muerte ante mi poca paciencia.

De mi boca no sale nada y lo que pasa por mi mente no es apto para decirlo en casa ajena, y doy gracias a que Fiby aparece en la escena brindándome cierto confort llevándome al jardín trasero.

Con lo primero que me enfrento es una piscina que no me debe de llegar a más del pecho, y al lado de ella, debajo de un gran árbol que brinda lo que parece una refrescante sombra, una mesa rodeada de mujeres.

—Llegó más temprano de lo que esperábamos, pero... —y cuando pensé que iba a decir mi nombre, alguien más lo hizo.

Y vaya que lo hizo.

—¡NOOVAAA!

— ¡Señora Yahaira! —correspondo su abrazo de forma inmediata, volviendo a sentir ese fuerte olor a tabaco que siempre deteste y soportaba a regañadientes.

—Me alegra que Jeremy te haya convenció al fin ¡Sabía que algún día usarías mi vestido de novia!

— ¡No, iuhg! —Solté en broma—. No vine con Jeremy.

Vine con alguien peor.

Ella ladeó la cabeza hacia un lado intentado entender la situación, cuando la Gabriela se levanta con aires de grandeza y entra a la escena mirando a la rubia como si hubiera ganado una apuesta.

—Sorry, cuñadita. Pero me temo que usará el mío.

— ¡NOO! —grito, aterrada por la idea.

Por un momento me miraron desconcertadas, pero terminaron riéndose mientras a mí se me bajaban los colores ante tal escalofriante escena.

— ¿Cómo se conocen? —preguntó Nora dejando las cartas en la mesa de cristal con interés.

—Es amiga de Jeremy, son súper pegados, hasta hace un año parecían hermanos por todas las veces que discutían—me mordí el labio éramos—. ¿Te acuerdas cuando rompieron el espejo?

—Ya le pedí perdón—refunfuño—. Y le compre uno mejor, no se queje.



#21216 en Novela romántica
#13453 en Otros
#2015 en Humor

En el texto hay: romance, secretos, drama

Editado: 27.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.