Los secretos de Nova.

CAPÍTULO 42.

¿Qué pasó?


No pasaron ni dos horas cuando el rumor se propagó hasta por las redes sociales con fotos de Rafa editadas.

El chisme se intensificó transformando a Rafa en algo que jamás planee «Un travesti, transexual, masoquista y todo aquello que abarque depravación».

Como lo he dicho antes: no importa lo buena persona que fuiste o que tan recatado y correcto seas, si te descuidas quedas como escoria humana.

Nadie está a salvo, mucho menos en Belmont High.

—Un, dos, tres... cuatro, cinco, seis ¡diez mil! ¡BRAYDEN! ¡YA DEBISTE HABER EMPEZADO! — grita el instructor molesto.

—Lo siento, es que me perdí en la belleza que tengo como novia.

Me masajeo la sien antes de que el tic en el ojo comenzara a empeorar.

—Por quinta vez, ¡que no soy tu novia!

— ¡La discusión de pareja para después! —Fulmino a Carlos con la mirada mientras baja el volumen de la música—. Intentemos con otra cosa a ver si con eso prestan atención. Se me ocurrió incorporar algo de tango.

Manda a llamar a su esposa y con ella suben las niñas bien domesticadas que se sientan a ver a Fiby seguirle el paso a su esposo.

Primero practicamos con una ahí que ni idea. Para impresionar a los jueces Carlos se encargó de encontrar una coreografía que nadie conociera y crear una historia con ella.

Espero y los jueces entiendan el mensaje porque ni yo lo hago.

— ¿Entendieron? —Trago saliva, asintiendo.

Empezamos.

Mal.

Brayden no me atrapa a tiempo cuando salto hacia él y yo termino con la espalda en el suelo; por venganza me hago la loca al momento de dar giros y meterle el pie.

Él se enreda con los pasos cruzados y yo con los con pasos acelerados, los giros básicos se vuelven parte del ritmo y es lo único que siento en lo que ambos no fallamos.

Me suelta haciendo que gire sobre mi propio eje, pero no logro mantener el equilibrio terminando por segunda vez en el piso.

— ¡OTRA VEZ! —exclama Carlos.

Brayden me ayuda a levantarme.

Me duele todo.

Carlos se molesta cuando me separo en vez de pegarme más, grita cuando su sobrino se acerca demás y se larga a respirar a la terraza cuando nos volvemos a caer.

— ¡INÚTIL, IGUAL QUE TU PADRE!

Le extiendo la mano a Brayden, empezando la rutina desde cero.

Esta vez yo lo rodeo aferrándome a su pecho, sus latidos hacen competencia con los míos, me toma de la nuca de una forma tan violenta que me respira en los párpados, el cansancio lo hace ver furioso, dominante, justo lo que quiere transmitir el instructor.

Intento despegar la mirada de sus labios «Tengo que concentrarme», cierro los ojos en tanto él mete su pierna entre las mías y yo tengo que bajar hasta sentarme en ella, sus manos bajan de mis hombros a la espalda y de mi espalda a...

— ¡LA OTRA PIERNA, BRAYDEN!

Repetimos el paso tres veces más hasta que Carlos apaga la música, conteniendo las ganas de tirarnos el estéreo por la cabeza.

— ¿Qué hora es? —escupe.

—Las seis —respondió Fiby.

—Todavía no se aprenden el puto paso —se larga de nuevo a la terraza, gruñendo.

Para las ocho de la noche se harta de nuestra "incompetencia" vociferando que lo hemos estafado y que Brayden era una decepción.

Familia que no te apoye y te aliente no es familia.

El rubio estaciona en el porche de mi casa y levanto la mirada de mi teléfono viendo la nube negra que hay sobre nosotros.

No me da buena espina.

— ¿Un besito de despedida?

—Que te lo de Edipo —le cierro la puerta en la cara.

Tenemos a la puta camioneta negra enfrente y lo que menos quiero es que vayan con el chisme a Adrián que me ando besando con Brayden.

Al día siguiente mis uñas golpean una y otra vez la mesa de la cafetería.

Estamos en hora libre ya que el profesor Víctor se desmayó en medio de la clase, por lo cual, el director no dudó en venir a socorrer y llevar a su amante al hospital. Luke no para de verme y si no disimula en algún momento Jess sospechara algo.

Sigo ignorándolo revisando mi teléfono y casi me ahogo cuando llego a la noche que la estúpida de Diana me drogó.

Tengo recuerdos fugases, pero lo que más nítido tengo en la mente son los que me hacen verme encima de Brayden, besándolo, diciéndole algo de ¿una almohada?

No le veo sentido a nada hasta que me truena la imagen de mí frotándome sobre su...

¿Realmente si lo llegamos a hacer?

Yo estaba totalmente drogada y él está "enamorado" de mí. Dudo que no haya sucedido nada, todo hombre aprovecha la oportunidad por más mínima que sea.

Aunque desperté con ropa interior puesta, bueno, más o menos. Desperté solo en bragas, y su camisa.

—Estas echando humo —Jess abanica sobre mi cabeza—. ¿Todo bien?

Ahora solo quisiera saber qué pasó esa maldita noche.

— ¿Quieres ir al baño? Porque tienes cara de que la cagaste — pregunta Luke inclinándose sobre la mesa.

Me froto la cara, frustrada.

—Los de la sección A tampoco tienen clase —avisa Jess, apuntado las puertas de la cafetería que se abren con una ola de 20 estudiantes.

Entre ellos rápidamente distingo a Brayden que se ríe junto a Nayet, viendo el periódico que Isaac sostiene y detrás, con la cabeza gacha, Rafa Wells que no se atreve a levantar la mirada.

No me cansare de pedir disculpas en silencio.

—Brayden es tan lindo —comenta Luke, yo frunce el ceño y Jess lo anima inventando piropos que no me causan gracia.

—Parece un perro —murmuro recordando a Zeus.

—Que me dé en esa pose.

—Jess —advierto.

—Si de dulces se trata, quiero ser arroz para que me dé su...

— ¡JESS! —Me robo la atención de la cafetería entera—. Un día despertaras, y de tantos tintes te quedaras calva.

Se le cae el ánimo porque sabe que digo la verdad, su actual cabello verde quedara en la nada si sigue con la manía de teñírselo.



#21224 en Novela romántica
#13454 en Otros
#2015 en Humor

En el texto hay: romance, secretos, drama

Editado: 27.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.