Los Secretos de una Mujer

Un corazón de más

- Violeta -

 

Intento bajarme dejando de lado todas las emociones que sus palabras despertaron en mí. Pero antes de que pueda abrir la puerta Jared me toma de la cintura y me jala hasta sentarme en sus piernas.

- No te puedes ir sin que me des mi beso - demanda acercándose a mis labios 

- ¿Y a ti que te hace creer que voy a besarte? - cuestiono tratando de alejarme, lo cual no es muy posible 

- Por qué me lo debes, te traje hasta tu casa, lo menos que puedes hacer para pagarme es darme un beso. Claro que sí gustas, puedes hacerlo de otra forma - me dice de forma sugerente acariciando mis piernas

- Compórtate ya Jared, no olvides que soy tu jefa - le recuerdo seria

- ¿Por qué te haces la difícil? - interroga dándome un poco de espacio pero sin quitarme de encima suyo

- No me estoy haciendo la difícil - aclaro nerviosa - lo que pasa es que no puedes esperar que después de perderte en el limbo por 5 años todo siga como si nada entre nosotros. Ya no somos los mismos Jared, muchas cosas han cambiado, por eso lo nuestro no puede ser igual que antes -

Por unos segundos Jared se mantiene en silencio sin dejar de observarme, aunque más bien parece tener la mirada perdida en sus pensamientos.

- Tienes razón, lo nuestro no puede ser igual - acepta y yo me relajo, al menos hasta que sigue hablando - será mejor y te lo voy a demostrar -

- No me digas ¿Y cómo piensas hacerlo? - hablo irónica 

- Aré todo lo que sea necesario para que veas lo bueno que será estar juntos y tú estarás tan feliz que hasta me propondrías matrimonio - asegura santurrón 

- ¡Ja!! Si como no, quiero ver qué lo intentes - me burlo

Al oírme decir eso, me jala entre sus brazos y me roba un beso apasionado que me hace olvidar hasta mi nombre.

- Me acabas de declarar la guerra preciosa - me dice sobre mis labios - y seré yo quien la gane -

- Solo si yo te lo permito - lo reto con jadeos 

Sin esperar a que me refute, o me vuelva a besar, le quitó las llaves y salgo del auto sin mirar atrás. Apenas entró a la casa, me asomo por la ventana esperando a que se vaya y cuando así lo hace vuelvo a respirar con tranquilidad.

 

**********

 

Ya ha pasado poco más de una semana desde que Jared regresó a mi vida, debo confesar que me preocupaba como fuera actuar en el trabajo y que alguien llegara a sospechar de nuestro pasado, sobre todo mis hermanos. Pero me sorprendió ver lo responsable y serio que es en cuanto a su trabajo se refiere, recuerdo que siempre lo ví así cuando era mi profesor, pero ahora es diferente. La forma en la que habla de un proyecto, como se entrega para cumplir con los diseños asignados y la emoción que se destila por su mirada cuando logramos cerrar un contrato, me confirma la gran pasión que siente por su carrera y se que así debió ser desde un principio.

 

¿Será que mis hermanos y yo demostraríamos la misma euforia si trabajáramos en lo que siempre amamos?

 

Seguramente piensan que después de todo lo que les he contado, todo debe ir a la perfección entre él y yo. Pues lamento decirles que no hay nada más lejos de la relación... digo de la realidad.

 

Ya no sé ni lo que digo.

 

El caso es que tal y como me lo declaró aquel día, estamos en guerra. No ha pasado un día en el que no salga con sus coqueterías, ya hasta pareciera que se hizo una rutina. Al amanecer un mensaje de buenos días. En la mañana, una rosa en mi escritorio. Al medio día, un chocolate en forma de corazón. En la noche, un beso robado antes de salir. Y antes de dormir, una llamada hasta quedarnos dormidos. Cualquier mujer caería rendida a sus pies ante tales acciones.

 

"Y tú no eres la excepción, estas que babeas miel en vez de saliva"

 

Eso no es verdad y aunque lo sea, eso no me quita las dudas y temores, más bien es todo lo contrario, cada día estoy más confundida y no sé si decidir mandar todo al carajo y corre a los brazos de mi primer amor o hacer lo que a mi parecer es lo correcto. Ahora entiendo a la perfección lo que Jared sintió cuando estuvo en la misma disyuntiva que yo hace 5 años y yo tan injusta y egoísta que fue en aquel entonces, quien diría que el tiempo me daría una probada de mi propia medicina.

Solo espero poder tomar una decisión antes de que Jared se entere de la verdad, porque si eso pasa yo no sé que haría, lo que menos quiero es lastimarlo y eso es lo que voy a hacer cuando él sepa que...

Los golpes en la puerta me sacan de mis mortíferos pensamientos.

- Adelante - mascullo seguido de un suspiro

- Hola muñequita - escucho un saludo que me tensa de inmediato

Un hombre delgado de piel blanca, con cabello castaño y ojos caramelo escondidos tras sus gafas, entra por la puerta.

- Sebastian ¿Que haces aquí? - cuestiono tratando de ocultar mi nerviosismo

- ¿Acaso no puedo venir a verte? - rezonga con falso enojo, o al menos eso creo

- No. Digo, si, claro que puedes - fuerzo una sonrisa

Sebastian me corresponde con otra sonrisa y se aproxima para dejarme un beso, que por mi rápido esquivo, terminó en mi mejilla. El parece notar mi negativa, pues me mira con reproche y cierto enojo. Pero antes de que empiece a cuestionarme la razón, decido desviar la conversación hacia un terreno seguro.

- Y cuéntame ¿Qué planes tienes para hoy? - le digo invitándolo a sentarse

Él toma asiento frente a mí, mientras yo reviso sutilmente la hora en mi reloj de pulso.

 

¡Joder!

 

Ya es casi medio día y conociendo a Jared como lo conozco, ya no tarda en venir a traerme el chocolate para endulzarme el corazón, como siempre me dice, él es demasiado puntual y sé que sin importar los imprevistos que se presenten llegará a la hora exacta. Tengo que deshacerme de Sebastian antes de que llegue Jared, no quiero que se encuentren, eso sería tan desastroso como acercar el sol a la tierra.




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