Sinopsis

Miro para todos lados y no veo a nadie. No tengo idea de cómo sucedió, pero la puerta de la celda está abierta.

«¿Silvestre no tuvo tiempo de cerrarla? ¿Qué demonios sucede?».

Me siento tan mareado que veo todo dando vueltas. Hago mi mayor esfuerzo para caminar hasta la salida y largarme de este infierno, pero mis piernas se sienten tan pesadas que cada paso es un suplicio.

Me es difícil controlar mis movimientos y caigo, sin tener el chance de amortiguar el golpe, siendo mis rodillas y mi cara quienes se llevan la peor parte. Aún tendido en el suelo, giro mi cuerpo para levantarme y volver a intentarlo, pero antes, cierro mis ojos, tomándome un momento para reponerme del dolor.

Al abrirlos, Venus está allí, parada a mi lado, y su mirada me resulta tan perturbadora como la filosa espada que sostiene con fuerza entre sus manos.

La veo acomodarse sobre mí. Colocando un pie a cada lado de mi cuerpo inerte, buscando estabilidad. No puedo hacer nada cuando mis manos, mis piernas, toda mi jodida humanidad sigue sin reaccionar.

«Este no es el final que tenía en mente».

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