Los Secretos del Silencio

0.4 La Danza de los cobardes

La melodía que arrastró a mi corazón en un baile atrevido, temerario, evidente, violento... retrocede ante tu avance trastabillando en un montón de retuerzos; tomando matices suaves, imperceptibles, cautelosos... hasta volverse aguda, silenciosa…. Marcando los pasos de "la danza de los cobardes", los que espían tras la máscara de indiferencia, quienes no se atreven a enfrentar a pesar de haber provocado el duelo; y en vez de agarrar con fuerza puesta ya las manos, maquillan con desinterés sus intenciones, dejándolas abiertas, jugando de nuevo:

¿Se queda o se desliza entre mis dedos?

Avanzando sólo hasta donde se sabe capaz de volver, de borrar sin marcas lo que sea que deseó en ese momento; o al menos de no haber sido responsable de correr el riesgo.

Sin que sepas te veo mientras te atraigo y te suelto; me refugio en las sombras y te sigo viendo... Observo como te vuelves hacia tu estado antes yo y justo a la puerta te delata tu cuerpo; en él puedo leer la rebelión de tu “tú” interno —¿le sigo?¿entro? —y como quien se apresura antes de ceder de nuevo, te acercas a mí siguiéndome tal balsero que no usa sus remos, el que decide ver hacia dónde le lleva el viento.

Otra extensión, otra puerta, otro intento de robarle segundos al tiempo y lugar ajeno; porque tampoco rompes el hielo.

Caminamos juntos, paras donde me detengo, te sientas donde yo me siento, entras donde yo entro y hacemos de cuenta que no hay nada extraño en nuestro comportamiento.

Sigues haciendo lo que desde el inicio estabas haciendo, pero con un pequeño añadido: yo; sigo haciendo lo que desde el inicio estaba haciendo, pero con un pequeño añadido: Tú. Ante los que ven somos un equipo envuelto en un cómplice silencio… ¡¡nada menos cierto!! pues estás cerca, pero aún eres como el que observa de lejos.

¡¡¡Tú también bailas al ritmo de los cobardes!!!

 

Me escuchas y te ríes ante lo que a otro le cuento, no lo haces con burla ni sorna ni resentimiento; es una risa espontánea, tierna, respetuosa aunque  evidente —como las que nos arrancan las cosas asombrosas— Yo te observo aunque al parecer no te veo, y mi mente guarda la calidez del momento a pesar de disfrazarlo  de cierto recelo:

¿Y por qué se ríe?¡¿Cómo puede tener tal atrevimiento?!          

Aun así no te acercas, ni yo me acerco; no corremos el riesgo…

Otra oportunidad se abre para robarle segundos al tiempo, creando la posibilidad de un mañana, de otro “casual” encuentro. Yo me apresuro a adueñarme de la responsabilidad del reto, recalcando que no es necesario tu involucramiento.

Me miento diciéndome que no quiero extender el tiempo; tú aceptas en silencio…

y ante los dos se cierran “aparentemente” las puertas de este juego. 

Sólo unos minutos le quedan a esta noche de inciertos, tú por 1era vez intentas exponer tu criterio; y justo en el instante en el que se separan nuestros suelos, te desvías, preguntas mi nombre, yo respondo y pregunto, tú respondes… y es el tuyo el que adorna las últimas notas de ese fugaz momento; sin un adiós, sin un hasta luego.



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En el texto hay: sentimientos encontrados, reflexiones, amor

Editado: 21.06.2021

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