Los Secretos del Silencio

1.4 ¿Éste es el final?

Un puñado de planes nacen y mueren instantáneamente en tu boca, sin un “puede ser, quizá… luego… tal vez…”

El mismo verdugo decapitando una y otra vez; cortando de a una las frases sin que terminen de ser…

“Pudiéramos… ah no, ya te vas…”;

“Quisiera… ah no, ya te vas…”;

“Te enseñaré… ah no, ya te vas…”

…ya te vas

…ya te vas

…ya te vas

Me lo repites cien veces más de las posibles en un mes

¿Qué haces?¿Advertirme de lo que no puede ser?

¿A cuál de los dos tratas de convencer?

¿Y si pudiera ser? Y si nos hiciéramos, de puentes, barcos, salvavidas, aviones… lo que sea para andar aunque no haya tierra firme para poner los pies…

¿Por qué tan pronto la cuenta hacia atrás?

¿Acaso no es posible negociar con el tiempo para que su desvío se vuelva eterno, real? ¿Por qué aceptar la trampa de nuestro “mejor aliado y peor enemigo”?

¿Acaso no cuento con el capital suficiente para comprarle tus días y que de prestados pasen a ser míos?

¿Quiero yo tenerlos para siempre conmigo?

¿Acaso no podemos al menos ser simplemente amigos?:

Poder contar contigo y tú conmigo para cosas tontas o importantes como patear al ocio aunque físicamente estemos distantes?

¿Acaso en tu mundo no existen las escapadas?

¿Por qué tu frase me sabe a verdugo con espada?

A irremediable despedida, a tristeza, a olvido…

¿Por qué no protesto?¿Por qué no grito? ¿Por qué solo acepto en silencio cuando cometes “el homicidio”?

***

Se me vuelve mantra tu frase, enterrándose hondo hasta volverse espino mientras me digo: “ok, así será… dentro de unos días ya nunca más estarás… yo comenzaré un nuevo mundo de al revés y tú sólo serás un lejano recuerdo de lo que quizá quise y nunca fue”

Te me antojas simple, sencillo, manejable… Espacio que las nuevas circunstancias reemplazarán, algo que se merece un buen final…

Replanteo mi lista de “cosas eminentemente pendientes”,  garabateando un “creo en ti, adiós, gracias, hasta alguna vez…” sobre un fondo sereno, dulce tranquilo… y por un momento, el final me parece lindo…

Puro eufemismo, pues vas sembrando cardos donde yo planeaba lirios.

Te alejas despacio, con sigilo…

Te haces una promesa que no cumplirás; me hago una promesa que por siempre cumpliré… y se torna gris y agrio el adiós que atorado nunca fue.

***

El río del tiempo vuelve a su cauce, hacia el mar sin presas ni embalses, arrastrándome lejos de tu mundo de puertas pequeñas, sueños locos de sombreros, gatos de lunas risueñas, pícaras cartas y madrigueras.

Yo sólo llevo rosas blancas medio disfrazadas de rojas —un intento frustrado de ponerle máscaras a un alma que llora

¿Acaso este es el final? ¿Sin “creo en ti, adiós, gracias, hasta alguna vez…”?

Mi corazón y mi mente guardan para si sus propios deseos.

 Mente: “que no te me hayas colado dentro”;

 Corazón: “en caso de que así fuera, que se me permita volver para hacer legal tu encierro”.



#20804 en Otros
#6110 en Relatos cortos

En el texto hay: sentimientos encontrados, reflexiones, amor

Editado: 21.06.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.